"No es una buena historia"
Utterson mira todo seriamente, el espacio parece hacerse más sombrío.
─ ¿Qué es todo esto? ─Pregunta extrañado─ Los puestos están rotos, a plena luz del día, ¿No es eso extraño?
─ Sr. Utterson... ─Enfield le mira a los ojos─ Este puesto se rompió anoche. Lo vi. ─Suelta la verdad.
─ ¿Lo vio? ¿Qué paso aquí?
─ Sí, Sr. Utterson. Fue horrible ─Parece temblar, y luego mira a la calle a su derecha, parece que vio algo─ ¡Oh dios! ¿Eso sigue ahí?
Utterson se aproxima al objeto.
─ ¿Por qué hay un zapato de una niña aquí? No me diga que...
─ Preferiría no hablar sobre el tema... Pero se lo contaré, Sr. Utterson. ─El aire se vuelve pesado, Utterson despega su vista del zapato para mirarle─ Un hombre espeluznante... ¡Pisoteó a una niña aquí! ─Con su pie pisa el suelo, recreando la escena. Sujeta su cabeza entre sus manos─ ¡Todavía puedo escuchar el sonido de los huesos crujir y a la niña gritando! Hizo eso sólo porque se chocaron...
Utterson pone una mano en su hombro, sacándolo de su trance.
─ Cálmese, Enfield... Así que este zapato pertenecerá a aquella niña.
─ Debería pensar eso. Escuchamos a la niña gritar, así que todo el mundo vino corriendo.
─ ¿Le entregó a la policía? ─Enfield niega con la cabeza.
─ No, llegaron a un acuerdo. Le dije que le diera 100 libras al padre de la niña. Recuerdo a la gente que le estaba maldiciendo como arpías.
Utterson mira el lugar.
─ Todo este desastre... ─Vuelve a acercarse a los puestos─ ¿Cree que también fue él quien lo hizo?
─ ¡Oh! Por supuesto, Sr. Utterson. Le vi dirigirse a una puerta de esa calle. ─Mira la nombrada calle frente a ellos.
─ ¿Así que cree que fue quién hizo esto también?
─ Sí. Creo que destruyó todo esto cuando volvía a casa. Su casa está al final de ese callejón sin salida.
─ Ya veo... Vayamos a esa casa.
La vista de Utterson accidentalmente mira el boticario.
─ ¿...Hay algo en el boticario? ─Pregunta Enfield.
─ Oh... Me recuerda a alguien... ─Su mirada es nostálgica.
─...Hay todo tipo de cosas en el boticario. Incluyendo las cosas terribles sobre las que hablaba, Sr. Utterson.
─ ¿...Opio?
El opio es como una droga, aunque también se usaba como medicina o analgésico, al prohibirse las restricciones se podía encontrar libremente en las farmacias. La forma más común de usarlo es mezclarlo con agua o vino.
─ El opio se puede obtener de cualquier lado. ─Se acerca a Utterson─ Cosas más desagradables.
─ No me diga... Veneno.
─Eso es. ─Empieza a susurrar─ Pero escuché... Incluso el veneno no es tan difícil de encontrar.
Utterson permanece callado. Luego de eso, camina hacia la puerta al final de la calle.
─ Aquí, Sr. Utterson. ¡Esta es la puerta por la que apareció el hombre!
Utterson queda estupefacto, sin despegar sus ojos de la puerta.
─ ¡Esta es...!
─ ¿Conoce esta casa? ¿O conoce de quién podría ser? ─Enfield le pregunta.
─ N...No... ¿El hombre escapó a esta casa?
─ No escapó ─Niega─ El padre de la niña, el doctor y yo le seguimos hasta aquí... Y el hombre entró por la puerta y trajo dinero cuando salió. ¡Pero el problema no es el dinero! ─Exclama exaltado.
Ambos se colocan a un lado de la puerta, para hablar con más comodidad.
─ ¿Qué quiere decir? ¿Qué hizo?
─ Trató de pagar el resto del dinero con un cheque. ─Enfield saca el cheque de su saco─ Miré el cheque... ¡Y el nombre no era el suyo!
─ ¿Cómo lo sabía? ¿Le dijo su nombre?
─ Sabía que no era su nombre incluso antes de presentarse. Era el nombre de una persona muy famosa, así que le reconocí en seguida. ─Él empieza con sus conclusiones─ O amenazó al dueño del cheque para escribirlo... O lo tomo por la fuerza.
─ ¿Quién era el dueño del cheque? ─Enfield traga.
─ Bueno... era el nombre de un amigo suyo. Creo que no debería decirle el nombre para proteger su honor. ─Desvía la mirada. Utterson le mira en silencio.
Ambos vuelven por la calle, antes de llegar a la principal, Utterson se gira.
─ Umm. ─Aclara su garganta─ ¿Le ha preguntado a alguien más sobre esa puerta, Enfield?
─ No, creo que cuanto más complicada sea la cosa, menos preguntas debería hacer. Así que no lo investigué una vez resuelto el incidente.
─ Umm. Bien. Buen trabajo. ─Suspira.
Y antes de irse vuelve a hablarle a Enfield
─ ¿El cheque estaba falsificado?
─ Fui al banco para saber más, y descubrí que era real. ¡Así que no podía decir nada!