Me and It

Diary of happiness, darkness in the house

El maestro de la orquesta aspira a grande y comienza a mover la batuta. Sus esbirros tocan una cálida sonata para nuestros oídos, abundantes de mierda dicha por terceros. No logras ver la orquesta, ni lo logras verlo a él.

Mis extraños gestos te generan ansiedad y poco a poco me aparezco frente a ti. En verdad no soy más que cierta palabra que no quiero nombrar, cierta palabra aplicada a ti en tu peor momento luego de lo que posiblemente sea una de tus peores penas, el sufrimiento te lleva a querer ahorcarme pero retenes esas ganas y comenzas a dialogar conmigo. Sin la necesidad de modular palabras, creamos un tranquilo y melancólico diálogo que torna la escena en un momento feliz, aquella oscura habitación pasa a ser una brillante y colorida habitación en la cual, por la ventana, todavía se pueden ver la lluvia.

¿Tan oscuro era esa persona que me acompañaba hace unos segundos? ¿A dónde se fue? Estoy bien y lo sé, pero creo que esa oscuridad va a permanecer junto a mí de manera discreta para que cuando caiga, ella se alce en mi contra y me domine nuevamente, esta vez, esperando a que esta experiencia no me haya servido para darme cuenta de lo triste que estaba mientras me veía a mí mismo.



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En el texto hay: licuados mentales

Editado: 27.11.2019

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