Capítulo 4: ¿La conoces?
Eloisa
Las semanas pasaron con la mayor rapidez posible, Max, comenzó a venir al local todos los días a las 7:30am. Lentamente, me fui acostumbrando a su presencia que hasta a veces, me daba miedo encariñarme con él y que de un día para el otro desaparezca de mi vida.
Estábamos ordenando las macetas con margaritas, cuando vino una señora, parecía ser de la alta sociedad. Una mujer refinada sin dudas.
—Buen día ¿En qué puedo ayudarle?—saludo Max, mostrando su mejor sonrisa.
—Buen día joven, me recomendaron este lugar para comprar flores, y quería saber si tienen algo para decorar.
— ¿Interiores o exteriores?
—Es para la sala de mi hogar, la siento fúnebre y fría. Pensaba que con algunas flores alegraría el lugar.
—Tengo lo que necesita.
Se levantó de la mini butaca y salió hacía el depósito. Cuándo regresó, traía son el, dos ramos de lirios de color amarillo y naranja. La señora colocó una mirada sorprendida pero a la vez contenta.
—Estos son lirios, estoy seguro de que llenarán de alegría su hogar. —dijo dejándolos arriba del mostrador.
—Son preciosos, los llevaré. ¿Tienen algún significado?
—En realidad si, los Lirios amarillos están vinculados a la alegría y la felicidad. También pueden expresar lealtad. Los Lirios naranjas expresan energía, creatividad, ánimo y positivismo; también simbolizan amor y pasión ardiente, ideales para alegrar cualquier ambiente o persona. —explico el significado de cada flor a la perfección, hasta me daban ganas de aplaudirle.
—Maravilloso, muchas gracias joven. Sin dudas, no me mintieron al recomendarme este lugar. —dijo una vez que Max le había envuelto y entregado los ramos.
—Cada flor tiene un significado único, espero que con esos Lirios pueda alegrar su hogar. —dije regalándole una sonrisa sincera.
—Muchas gracias, adiós.
Otra clienta que se iba con una sonrisa en el rostro.
—Estuviste excelente, Máx. Buena elección con las flores.
—Las cosas que me explicaste me ayudaron, aprendí mucho.
Me sonrió de lado, apoyándose sobre el mostrador.
Pasamos el resto de la mañana acomodando las cosas, cuándo se hizo la hora de ir a la escuela comencé a prepararme. Me ponía un poco los pelos de punta que Emily no llegue, y ya comenzaba a preocuparme un poco.
Cuando sonó mi celular, y vi el mensaje de Emily; pude respirar en paz, pero a la vez llegó a preocuparme.
— ¿Ocurre algo? —me preguntó Max, viendo mi rostro.
—Emily no vendrá, se despertó con malestar y dolor de cabeza. Me quedaré.
—Yo me puedo encargar, ve corre.
—Para nada, no hay problema con que falte una vez. Además, es agradable pasar tiempo contigo. —No sabía por qué había dicho eso, y tampoco entendía por qué me había gustado decirlo.
Él me respondió con una sonrisa sincera, una linda sonrisa a mí parecer.
—Continuemos, tenemos trabajo que hacer.
<•>
Al pasar el mediodía, Max se había ido a su casa a comer algo y yo me dirigí a mi departamento a ver a Emily. Efectivamente, su aspecto era un asco, en verdad estaba descompuesta.
— ¿Quieres comer algo? —le pregunté luego de tomarle la temperatura, por suerte, no tenía fiebre.
Negó con su cabeza y cerró los ojos un momento.
—Está bien, vuelvo a la florería, te prometo no volver tarde ¿Si? Mándame un mensaje cuando te sientas mejor, para saber cómo estás
Asintió a duras penas.
Salí del departamento, y me encaminé al local; a los diez minutos llegó Max, se había cambiado de remera, a la mañana temprano estaba algo templado, pero frío, y ahora hacía demasiado calor cómo para andar de remeras mangas cortas. Este invierno es de lo más bipolar