Me elijo a mí

9 | "Amigos" Otra vez.

Capítulo 9.

"Amigos" otra vez:

 

 

 

 

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Casi dos meses han pasado desde que decidí alejarme de Diego, y la verdad, bloquearlo fue lo mejor que pude hacer. Me sirvió muchísimo. No les voy a mentir, lo he extrañado, muchas veces me he visto a un segundo de desbloquear el contacto, y llamarlo. Pero luego pienso en todo lo que pasó, y es suficiente motivo para no hacerlo. Éste tiempo lo he aprovechado al máximo. Conseguí que me dieran el trabajo de mesera en el mismo café con Dani, y me está yendo muy bien, lo bueno, es que me permiten ajustarme con los horarios de la universidad.

Hablando de la universidad, ya en pocas semanas termino semestre, y estoy más que entusiasmada, porque por fin podré estudiar lo que realmente me apasiona; La gastronomía.

Desde pequeña siempre me gustó cocinar, me escabullía en la cocina para intentar hacer algún platillo. Mamá se la vivía con miedo a que me quemase, o me cortara con algún cuchillo, yo sólo tenía 8 años, y me creía toda una chef. Veía todos los programas de cocina habidos y por haber, ver la pasión que los chef le ponían a su trabajo era algo realmente asombroso, la combinación de ingredientes, y luego ver la presentación del plato, Dios... me encantaba.

Saber que mi sueño está cada vez más cerca, me emociona de sobremanera.

—Angie, vamos. — la voz de mamá me saca de mis pensamientos.

Asiento. —Ve saliendo má, ya bajo.

—Date prisa. — dice antes de cerrar la puerta.

Tomo mi chaqueta de mezclilla, mi celular, y salgo rápidamente de mi habitación.

Iremos de compras.

Mañana es víspera de año nuevo, y mamá organizó una cena en casa. Las fiestas navideñas siempre me han encantado, mi familia es muy unida, y éstas fechas son las que más disfrutamos. Normalmente pasamos navidad y año nuevo en casa de la abuela, pero éste año mamá propuso que hiciéramos algo diferente, y pues, a todos les gustó la idea.

Subo al auto, y mamá enciende el motor.

Iremos a un pequeño mercado que queda en el centro del pueblo. Compraremos unas cosas para la comida, y también algo de ropa para mí. Siempre soy la última en comprar lo que me pondré, nunca me he estresado por ese tipo de cosas. Muchas veces Dani me ha reprochado por ser así, pero es que soy una chica simple, si veo algo que me gusta, lo compro, punto.

Estamos escogiendo unos ingredientes en silencio, y mamá decide romperlo.

—Angie. — me llama sin dejar lo que hace.

—Mande. — hablo mientras escojo algunos pimientos.

—¿Por qué Diego dejó de ir a la casa? — pregunta con curiosidad.

Esto es lo que más odio de la situación. Extrañamente le tomó cariño a Diego. Todo el tiempo me pregunta por él. Si no fuese mi mamá, hasta creería que está enamorada del imbécil.

Porque ya jugó con tu hija hasta aburrirse.

—Lo dejamos, ma. — digo encogiendo mis hombros.

Siento su mirada puesta en mí, pero evito devolvérsela —Que mal, hija. Tan bien que me caía. — suelta con lástima.

Ruedo los ojos —Lo sé.

No vuelve a hablar del tema, y lo agradezco. Mamá suele ponerse intensa con éste tipo de cosas, pero también sabe hasta que punto suelo tolerar que lo sea. Siempre hemos tenido buena comunicación, pero hay ciertos temas que prefiero no hablarlos, y ella lo entiende.

Luego de terminar las compras, volvemos a casa.

Le envío un mensaje a Dani, para que vaya a casa. Necesito mostrarle el vestido que compré. Es muy sexy para mi gusto, por lo cual no estoy acostumbrada, pero es tan hermoso que decidí arriesgarme. A mamá le gustó mucho, y a mi también. Al llegar, mi mejor ya me esperaba en mi habitación.

La ventaja de que tengamos tantos años de amistad, es que puede entrar a mi casa cómo si fuese suya.

Hasta duplicado de llaves tiene.

—A ver. — me arrebata la bolsa entusiasmada.

Sus ojos se iluminan al verlo, y eso me causa gracia.

—¿Te gusta?

—¡Está precioso, An! — Exclama. Lo lanza, y con dificultad logro alcanzarlo —Anda, pruébatelo, quiero ver cómo te queda.

Me quito la ropa que llevo puesta, y me lo pruebo.

Es un vestido color vino, que se ajusta perfectamente a mi cuerpo, llega hasta la mitad me mi muslo. Y tiene un escote en el pecho, que hace que mis senos resalten.

—¿Y bien? — la miro dudosa.

—¡Es perfecto! — chilla emocionada, y hace que gire.

Me acerco al espejo de cuerpo completo que tengo en mi habitación, no muy convencida. —Me encanta. Pero es que yo no estoy acostumbrada a usar éste tipo de vestidos, Dani. — hago una mueca.

—¡Te queda precioso, niña necia!— rueda los ojos, irritada - Además, resalta tus curvas, y tu hermoso trasero —deja una palmada en él.

Suelto una risotada. —Entonces, ya está decidido.

Sonríe ampliamente. —Dejarás a medio pueblo muerto, créeme. Además, amo cómo te queda ese color .

—Tss, exageras.

Se encoje de hombros. —Sólo digo la verdad.

Pasamos el resto de la tarde escuchando música en mi habitación, y mamá nos llamó para cenar. Le dije a Dani que podía quedarse a dormir, pero prefirió volver a casa. Después de despedirnos, me encerré a leer un rato, hasta que caí en un sueño profundo.

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Suelo ponerme sensible el último día del año. La víspera de año nuevo me hace reflexionar, y también agradecer por todas las cosas buenas y malas, por las lecciones aprendidas, y las que aún me faltan. También porque es el cierre de un ciclo, y el comienzo de otro. Éste año fue una montaña rusa de emociones para mí. Sólo espero que el nuevo año sea mejor, tengo mis esperanzas puestas en él.

—¿Lista? — papá asoma su cabeza por la puerta. — ya llegaron todos.

Asiento, y le sonrío. —Lista, pa.

Me veo por última vez en el espejo y salgo de la habitación.

Saludo a todos, y me siento en el sofá con Sara, que está revisando su teléfono.




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