17 | "¿Ustedes son novios?"

Capítulo 17.

"¿Ustedes son novios?":






 

Evan resultó ser un chico muy divertido, y me cayó mejor de lo que esperaba. Confieso que al principio intenté hablarle sólo lo necesito para no parecer grosera. Pero luego el maestro hizo una pequeña dinámica para conocernos más, y así poder tener una buena relación con nuestros compañeros, y todo fluyó con facilidad. Es dulce, y tiene un don para hacer chistes tan malos, que pasé toda la clase riéndome gracias a ello. Además, tenemos mucho en común. 

Lo que más me gustó es la pasión con la que se expresa sobre las cosas que le gustan. Estoy completamente segura de que nos llevaremos genial. 

— Oye... ¿te gustaría ir por algo a la cafetería, o ya te vas a casa? — pregunta el antes mencionado, mientras guardamos nuestras libretas. 

— Vine con alguien.  — digo por lo bajo. 

No quiero ser odiosa con él, ni mucho menos. Pero quedé con verme para el almuerzo con Diego, y no creo que se sienta cómodo estando los tres ahí. 

Él ríe, y yo lo miro con el ceño fruncido. 

— Guapa, no te estoy invitando a una cita ni mucho menos. Sólo no quiero almorzar solo. 

De pronto mis mejillas se tiñen de rojo, gracias a la vergüenza que estoy sintiendo justo ahora. Es obvio que no lo dice con intención de ligar. 

— Eeehmm, está bien. Podemos ir por algo de comer. — titubeo. 

— Vamos entonces. — dice colgando en su hombro la mochila. Yo hago lo mismo, y lo sigo para salir del aula. 

No despedimos del maestro con un gesto de manos, y bajamos a la cafetería. 

Al llegar a la cafetería, observo que ya algunos estudiantes están almorzando o simplemente pasando el rato ahí. Ya que, al ser el primer día, la mayoría terminó clases temprano.

— ¿Te gusta el club house? — Pregunta Evan mientras nos sentamos en una de las mesas cercanas a la entrada.

— Me encanta. — digo con una sonrisa. 

Después de la lasaña y el chocolate. El club house, sin dudas, es de mis comidas favoritas. 

— Pues, estás por probar el club house más delicioso del mundo.—  afirma con una sonrisa, y yo río. 

— ¿Y cómo estás tan seguro? — pregunto arqueando una ceja, divertida. 

— Mi madre es la encargada. — Dice, y mis ojos se abren en sorpresa. — Así que confía en mí. 

Esbozo una sonrisa, y asiento. — Vale.

— ¡Club house, saliendo! — exclama, y yo suelto una risotada. — Ya regreso. 

Se levanta, y va hacia el mostrador para pedir nuestra comida. Yo saco mi celular y le envío un mensaje a Diego preguntándole si le falta mucho para que su clase termine. No obtengo respuesta, así que supongo que aún le falta para salir, y vuelvo a guardarlo. 

Unos pocos minutos después, Evan llega con la comida, y mi estómago ruge cuándo coloca el plato frente a mí. 

— No sabía si te gustaba la gaseosa, así que te pedí jugo de naranja. — dice extendiéndome el vaso y una pajilla. 

—  Está perfecto. — Le sonrío. — Gracias, Evan. 

Él me da una sonrisa ladina cómo respuesta, y sin más, nos disponemos a comer. Mientras lo hacemos, charlamos sobre cosas triviales, y de pronto la mirada del chico se dirige a una de las mesas detrás de nosotros y yo la sigo. Una chica castaña, y de ojos claros que va en nuestro grupo se encuentra completamente sola, mirando su celular. 

— ¿Esa chica va en nuestro grupo, cierto? — pregunta. 

— Sí. Creo que se llama Olivia, o algo así. 

Evan le hace una seña, pero la chica ni se inmuta. — ¡Hey, tú!. 

La chica levanta la vista de su teléfono, y mira en nuestra dirección. Su ceño se frunce, y observo que sus mejillas se ruborizan un poco. Se señala a sí misma, y Evan asiente. 

— ¿Quieres unirte a nosotros? — pregunta el chico. — No mordemos, eh. 

La chica esboza una pequeña sonrisa, y se levanta para venir hasta nuestra mesa. 

— Hola. — dice por lo bajo. 

— ¿Olivia, no? — pregunto con suavidad y ella asiente. 

— Un gusto, Olivia. — dice Evan ensanchando una sonrisa.

— Un gusto, chicos. 

Oliva toma asiento en la silla a mi lado,y comenzamos a conversar animadamente. Cuándo surge el tema de dónde vivimos, los chicos se asombran al notar que podrán ser vecinos, ya que ambos viven a un par de calles del instituto, yo les comento que vivo a dos horas de la ciudad, y Evan me pregunta a cerca del pueblo, y bromea con que debería invitarlos algún día. 

Hacer amigos a la primera suele ser difícil para mí, y me contenta muchísimo lo fácil que se dió todo con Olivia y Evan. 

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¤DIEGO¤

Luego de dejar a Angie en su área, tuve que correr — literalmente — a la mía, ya que mi clase había empezado unos pocos minutos antes. Cuándo llegué al aula, sentí alivio al darme cuenta de que no era el único llegando tarde. Habían dos chicos dudando en tocar la puerta. Una chica rubia, de cara y nariz perfiladas, un poco más baja que yo, y de ojos verdes, y un chico moreno, y de mi estatura. Me acerqué a ellos, y luego de presentarse cómo Ian y Charlotte, tomé el valor de tocar la puerta, ya que ellos seguían renuentes a hacerlo. Por fortuna, la profesora nos permitió pasar, ya que era el primer día. Los tres tomamos asiento en el mismo lugar, ya que era lo suficientemente espacioso. Siempre he sido bueno relacionándome con las personas, así que se me hizo fácil entablar conversación con ellos. La clase pasó rápidamente, ya que al ser el primer día lo único que hicimos fue una dinámica para presentarnos con nuestros compañeros, y escribir el plan de estudio.

— ¿Vamos por algo de comer a la cafetería? — pregunta Charlotte mientras recogemos nuestras cosas y las guardamos en las mochilas. 

Asiento levemente. — Vale. — Dirijo mi mirada a Ian. — ¿Te quieres unir?. 

Ian asiente, y sonríe a medias. — Está bien. 

Tomamos nuestras mochilas, y luego de despedirnos de la profesora, salimos del aula. Mientras caminamos hacia la cafetería, aprovecho para mirar mi celular, ya que no lo he visto desde que llegué al instituto. Maldigo por lo bajo cuándo veo que Angie me ha dejado unos mensajes hace casi media hora. Aunque ya ha pasado rato, decido responderle, avisándole que ya voy a la cafetería.