Me elijo a mí

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Capítulo 18.


 

 

Al llegar a casa luego de distraer a André para que se sintiera mejor, noto que papá y mamá no están en casa. Agradezco al cielo que sea así, porque no quiero que mi hermano vuelva a ponerse mal si seguían discutiendo. 

Acompaño a André hasta su habitación, y luego de cerciorarme de que todo estará bien con él, lo dejo jugando en su consola. Voy hasta mi habitación, y me lanzo bruscamente a la cama soltando un suspiro pesado. Escucho la puerta principal abrirse, pero lo ignoro, cierro los ojos, y me pierdo en mis pensamientos. 

— ¿Cómo te fue en el instituto? — Pregunta Dani al entrar en mi habitación. 

Suspiro bajito, y me giro para poder mirarla. — Estuvo bien. — Digo encogiéndome de hombros y fuerzo una sonrisa. 

— Que bueno. — Ella sonríe, y se acerca para recostarse conmigo en la cama. 

— ¿Qué tal el trabajo? — pregunto para romper el silencio que se formó de pronto, que aunque no es incómodo, prefiero sacarle conversación a mi mejor amiga antes de que mis pensamientos con respecto a lo que pasó entre mis padres me consuman.

Dani me cuenta cómo fue su día en el trabajo, me comenta sobre el molesto exámen que tiene en unos días, y también sobre alguna charla intensa que tuvo con Santiago. Ella me la relata con detalle, pero la realidad es que no le presto atención a lo que me está diciendo, ya que fracaso en mi intento de no pensar en mis padres, que son los que invaden mi cabeza ahora mismo.

— Angie, ¿me estás escuchando? — La voz irritada de Daniela me hace dar un ligero respingo. Sacudo mi cabeza en un intento de alejar mis pensamientos, y la miro. 

— Lo siento —, digo en un suspiro. — ¿Qué me decías?

— Nada. — Ella suspira con pesadez. — ¿A tí te pasa algo verdad?. 

Muerdo mi labio inferior con nerviosismo, y hago un pequeño debate mental sobre si contarle o no lo que pasó. Ella enarca una ceja y me hace una seña para que hable. 

— Dani… tú… ¿tú antes de salir de casa no notaste algo extraño con mis papás, no sabes si discutieron o algo? — pregunto con algo de timidez. Mi voz suena rota, así que aclaro un poco mi garganta. 

Ella me mira extrañada, y niega levemente con la cabeza.

— No, An. — Hace una pausa, cómo si estuviera pensando. — Aunque… Guillermo no estaba en casa aún cuándo yo me fui. ¿Por qué lo preguntas? .

Ahora lo entiendo todo. 

Suspiro con pesadez. — Es que… cuándo llegué del instituto, encontré a André llorando, hecho bolita en un rincón del sofá. — Siento cómo mi corazón se comprime al recordar a mi hermano tan triste. — Y de pronto escuché unos gritos de ellos, pero no pude entender bien lo que se decían, André me contó que llevaban mucho rato así, — mi voz  se rompe — y no sé que les pasa, Dani. Ellos nunca habían discutido tan feo. 

Dani me da una mirada comprensiva — Es normal que las parejas discutan, An. Pero si te está agobiando la situación, y sientes que algo pasa, deberías hablar con alguno de ellos dos.

— ¿Tú crees? — pregunto un tanto insegura. 

Ella asiente levemente. — Si no hablas con ellos, jamás sabrás porqué están así de mal. — Se encoge de hombros. — No lo sé, quizá sólo sea una pelea normal de pareja, o puede que haya algo más. 

— Tienes razón, — digo por lo bajo y respiro con pesadez. — Hablaré con papá mañana, luego del instituto. 

Sé que si intento hablar con mamá, no me dirá nada. Con respecto a papá y su relación ella suele ser muy reservada, así que dudo que me diga algo. Sin embargo, papá sí podría hablarme sobre lo que está pasando entre ellos. Lo que más me gusta de nuestra relación padre e hija, es que él suele contarme lo que sea, con toda la confianza del mundo. 

Dani cambia por completo de tema para distraerme, cosa que agradezco… Si sigo rompiendo mi cabeza con el tema de las peleas entre  mamá y papá siento que me volveré loca. Hablamos sobre mi día en el instituto, le cuento sobre mis nuevos amigos, y sobre la nueva amiga de Diego — que por cierto , creo que no me soporta, aún sin conocerme — Dani me dice que no le preste atención, que sólo son cosas mías. Ella me vuelve a contar sobre la conversación que tuvo con Santiago, me comenta que ya está cansada de la situación, y que por eso ha decidido que lo mejor es que ya no estén juntos. Cosa que en el fondo me alivia. Aunque sé perfectamente que Daniela ama a su novio, también soy consciente de que en esa relación ella ya no es feliz, y la decisión que ha tomado es la mejor. 

Un rato después, mamá llega a casa, con cosas para la cena. Dani y yo ayudamos a prepararla, e intentamos sacarle conversación contándole sobre nuestro día, pero ella está tan sumida en sus pensamientos, que no nos presta atención. Luego de cenar, cada quién se va a su habitación. 

Me doy una ducha caliente, y luego de ponerme mi pijama me meto a la cama. Intento dormir, pero lo logro. Pienso en todo lo que ha pasado hoy; los gritos de mis papás, André llorando cómo nunca antes. Siento mis ojos arder gracias a las lágrimas que amenazan con salir. Un suspiro entrecortado se escapa de mis labios, y me giro para mirar hacia el techo de mi habitación. 

Mañana sin falta hablaré con papá. 

     


 

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Al terminar mis clases, lo primero que hago es salir corriendo del aula, — literalmente — y me dirijo a la salida con la intención de tomar un taxi hasta la oficina de papá. La verdad es que podría fácilmente ir caminando, pero mi ansiedad no me lo permite. Necesito hablar de una vez por todas con él. 

Ésta mañana antes de salir de casa, escuché a mamá llorar en el baño, estuve a punto de entrar y preguntarle directamente a ella, pero preferí darle su espacio. 

Diego aún le quedan un par de clases más, así que no puede acompañarme. Por lo qué, tengo que tomar un taxi. 

Cuándo estoy por salir del edificio, escucho la voz de Evan tras de mí — ¡Angie, espera! 




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