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Me había vuelto loca al no dejar de sonreír por pensar en ella.
Tomé un lápiz, un block y me puse a dibujar sus ojos... claro que no podía hacer algo tan perfecto como los que le pertenecían a ella.

(Esto no puede seguir pasando, es sólo una mujer... se supone que empezaría una nueva vida aquí, que sería el orgullo de mi mamá)

La hora del almuerzo había llegado por fin al escuchar la campana de cobre algo vieja, de un momento a otro las habitaciones parecían una escena de Silent Hill dónde todos los diablillos salen como zombies para dirigirse a algún lugar en este caso el comedor, estás chicas parecían soldados listos para la guerra.
Pero lo cierto es que cada una tenía una guerra distinta es por eso que se encontraban allí.
Para mí existían tres guerras, la primera es la de sobrevivir allí dentro tres largos años y más encerrada. La segunda la guerra que ocurría dentro de mí y la tercera que por tantos años ha sido una de las peores Mi Familia.

Me puse de pie para ir al comedor había una fila bastante larga, chicas de todos los tamaños, con todos los colores y chismes entre ellas esperando su turno para recibir su plato de comida que les correspondía.
El menú del día era especial Macarrones con queso, ensalada de lechuga con tomate y jugo de manzana, toda una maravilla.
Ciento veinte chicas en un sólo lugar, haciendo ruido, hablando hasta que ella entró...

- Señoritas los modales, en la mesa no se cuentan chismes, no se utilizan los Celulares Edith y Natasha. Y tampoco de hace ruido.

Las chicas se levantaron en silencio y esperaron que Adelaine Rossi pasara a la mesa de los Docentes a sentarse, ella estaba parada al comienzo de las mesas mirándonos a todas, la Directora Isabel entró acompañada por Magda y más profesores fue solamente ahí que Adelaine avanzó con pasos lentos hasta su mesa con los compañeros de la Institución.
Las ventanas del lugar estaban abiertas, los ventiladores de techo estaban funcionando pero aún así el lugar se sentía muy acalorado.

En medio de todo eso la ansiedad se hizo presente una vez más
- Alexandra: Chicas.. me siento algo mal. 
- Silvia: Qué ocurre Alexandra?

Segundos después caí al suelo y vi todo negro...escuchaba el ruido pero era todo muy confuso.

Las chicas alborotadas se agacharon para agarrarme la cabeza desde la mesa de los profesores Adelaine, Magda, la Directora Isabel y Sebastián se acercaron a la mesa dónde yo me había desmayado pidiendo espacio para pasar.