Me enamoré de ti

XXVII

-Marco, ¿Qué haces aquí? -pregunto sorprendida.

Me esperé que viniera hasta Oliver, pero ya veo que no es él...

"pues él no está y no vale la pena pensar en él, enfócate."

Suspiro y veo que Marco me mira como esperando una respuesta. Me lleno de vergüenza al darme cuenta que no le estaba prestando atención.

-disculpa, ¿me decías algo?

Su expresión cambia a una más triste, haciéndome sentir peor.

-te decía que si podíamos salir un rato a pasear. Sé que no te intereso como cita pero, por lo menos, déjame ser tu amigo.

Sonrío, también necesito de alguien en estos momentos, aunque él no sea la persona que anhelo tener en estos momentos.

-está bien Marcos.

Él sonríe y yo cierro la puerta de la casa, no sin antes, ponerle el cerrojo.

Caminamos hasta meternos en el ascensor, es entonces cuando me doy cuenta que tengo una cita con Amelie. ¡Qué estúpida como pude olvidarlo!

-Marco -detengo su mano antes de que presione el botón. Él me mira expectante, esperando a que continúe a hablar-. De verdad lo siento mucho por no aceptarte ninguna salida.

-¿Cuál es el pero? -me mira atento.

Llevo mi mano a mi cuello, un poco nerviosa.

-no puedo ir contigo -lo miro con pesar.

-¿por qué?

-tengo una cita con alguien.

Su rostro pasa a uno de decepción y quiero explicarle las cosas pero, él es más rápido y dice:

-bueno, entonces creo que fue un error venir a verte. Buenas noches Katerine -presiona el botón de la planta baja y yo me salgo para que las puertas no me encierren en el ascensor.

Cuando las puertas se cierran, la tristeza me embarga producto de las hormonas. Una lágrima se derrama por mi mejilla y no puedo creer que esté llorando por eso. Me rio un poco de lo patética que puedo parecer en estos momentos.

-¿Katerine? -la voz de Amelie me hace voltear hacia donde está.

Viene caminando desde la dirección de mi pasillo, luce un vestido corto naranja junto a unas sandalias de tacón.

-hola Amelie.

Ella llega junto a mí y me da dos besos en las mejillas.

-gracias por aceptarme la invitación. Sabría que vendrías -dice sonriendo de labios cerrados.

-bueno aquí estoy -me encojo de hombros.

Ella asiente y presiona el botón del ascensor. Nos sumimos en un silencio que empieza a ser incómodo para mí. Mi teléfono vibra y lo prendo, mirando la barra de notificaciones. En la aplicación de chats aparece el nombre de "Oliver" varias veces. No le tomo importancia y apago la pantalla del celular. No quiero que nada arruine mi noche.

El ascensor llega y entramos en él. Espero impaciente, ninguna de las dos habla y yo solo quiero que todo esto acabe lo antes posible. Observo como Amelie retoca su maquillaje en el espejo del ascensor, y cuando nota que la miro, sonríe diciendo:

-¿algo te pasa no? Lo noto en tu expresión desde que llegaste -termina de aplicarse gloss en los labios.

-¿eres psicóloga? -pregunto curiosa y ella se echa a reír.

-no, pero por tu lenguaje y lo tensa que estás, puedo deducir que algo malo te pasó para que estés así.

¿Qué comes que adivinas?

-en realidad solo son cosas de la vida, no hay porqué preocuparse.

Ella asiente y no ahonda más en el tema. Llegamos a la primera planta y se detiene, sacando su celular.

-¿pasa algo?

-no, solo estoy esperando una amiga que va con nosotras.

-ah.

Me alejo un poco, saliendo del edificio. Afuera la brisa nocturna choca contra mí, mandando escalofríos por todo mi cuerpo. Me abrigo más, cruzando los brazos. Al poco rato, aparece Amelie por la puerta del edificio.

-no pudo venir, dice que se le presentó un inconveniente -guarda su teléfono en su bolso.

-está bien, no hay problema.

-entonces vamos a disfrutar nosotras. ¿Qué te gustaría hacerte? -analiza mi cabello.

-pues yo nada, solo vengo a acompañarte a tu cita.

Ella me mira con cara de: "no lo puedo creer", a lo que me es imposible no reír.

-¿tengo algo en la cara o qué?

Niego.

-solo que me dió risa tu cara.

-ah, pensé que era verdad lo que decías me mira desconcertada.

-pues si es verdad.

-ay no que aburrido -sonrie llevando de nuevo su teléfono a la oreja-. Deberías atreverte más.

Sus palabras me dejan pensando y no digo más nada. El Uber llega en 15 minutos. Amelie abre la puerta y entra, dejándola abierta para que pueda ingresar.

El transcurso dura demasiado debido al tráfico, a estas horas está muy pesado. Empiezo a dudar de dónde vamos cuando pasan alrededor de casi dos horas en el carro.

-disculpa pero, ¿falta mucho para llegar? -le pregunto un poco preocupada.

-pues creo que ya perdí mi cita.

Vaya. No digo más nada y saco mi celular para distraerme. Ignoro los chats de Oliver, no quiero saber nada de él. A lo mejor me estoy comportando como una completa inmadura, solo no quiero saber de él en estos momentos. No quiero que estos momentos de paz y desconexión con respecto a mi realidad, se acaben todavía.

-tierra llamando a Katerine -la voz de Amelie, me saca de mis pensamientos.

-¿eh? -la miro sin entender.

-te decía que ya llegamos.

Miro afuera del carro y casi se me cae la boca al piso, al ver lo lujoso del lugar.

-¿estás segura que es aquí?

-claro que sí, anda vamos. Este cabello necesita ser atendido lo antes posible.

Le paga al Uber y nos bajamos del carro. Camino junto a ella hasta la entrada, me siento fuera de lugar. No estoy acostumbrada a frencuentar este tipo de sitios. Un guardia habla en francés con Amelie, a lo cual ella le responde sin ningún problema, en el mismo idioma. Luego de varios intercambios de palabras que obviamente no entiendo, el guardia se coloca a un lado, dejándonos pasar.

Amelie me hace un ademán con la cabeza, indicándome que entremos. Entro detrás de ella y si afuera me pareció todo caro y fino, adentro me parece algo exagerado y extremo.



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En el texto hay: romanace

Editado: 03.08.2024

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