XXXVI

"Respira Kate, no te expongas ante Marco" -me repetía me mente una y otra vez.

Y es que los ojos de Oliver me atravesaban con furia y de forma penetrante. Yo no podía apartar los ojos de él, algo le pasaba, tal vez esa furia era por mí.

¿Acaso no me quería aquí en la empresa? ¿Entonces por qué me pidió volver?

No entiendo nada.

Trato de averiguar lo que me quieren transmitir sus ojos pero no encuentro nada, así que caigo en cuenta de algo y es que Marcos está presente y justo estamos montando una escena.

-vámonos Marcos.

Prácticamente lo arrastro hasta el final de la calle, sintiendo el resonar fuerte de los latidos de mi corazón. Cierro los ojos fuertemente y ruego porque él no se de cuenta de mi estado.

-bueno espero que la película esté buena -dice Marcos a mi lado con una sonrisa.

-si, el público no decepciona.

Él asiente y pedimos nuestras boletas con la comida. Cuando entramos en la sala, nos ubicamos en nuestras sillas correspondientes. Luego de un rato la película empieza y comenzamos a comer.

Veo la película pero mi mente desde hace rato se fue a otro lado, a él, a Oliver. Ni en mis pensamientos me dejas en paz, no solo tengo que soportarte en la empresa sino también en mi conciencia.

Marcos dice algo pero en realidad no le presto atención. Mi memoria evoca el momento en que sus ojos conectaron con los míos, sus profundos ojos azules conectándose con los míos, queriendo decirme muchas cosas que no logré descifrar. Se veía sumamente atractivo e irresistible en ese traje que le quedaba a la perfección.

Como quisiera alejarlo de mi mente, dejar de pensar en él por un momento.

Y en mi momento de desesperación, noto como la mano de Marcos me acaricia la muñeca y el dorso de mi mano, lo miro con una interrogante en mi cara, él solo me sonríe de forma encantadora y no se que carajos hago pero mi única forma de olvidar mis pensamientos es inclinándome en la silla y besarlo.

Noto como se sorprende por mi acción pero no dejo que eso me detenga, continuo besándolo, centrando todo mis sentidos en él y en lo bien que se siente besarlo y no en el estúpido de Oliver, que ni con la sensación de los labios de Marcos en los míos, abandona mis pensamientos.

Marcos me corresponde complacido y su mano va a mi cintura, no dejamos de besarnos, su boca se mueve al compás de la mía y cuando nos separamos por falta de aire, ambos sonreímos cómplices del momento.

Él me abraza y yo me dejo estar en sus brazos, mi cuerpo necesitaba esto, el calor de un cuerpo, el hecho de sentirme querida y estar en compañía con otra persona. Y se lo permito.

Continuamos viendo la película y comiendo.

Para cuándo esta termina, salimos de la sala y siento mis piernas entumecidas producto de estar sentada por mucho tiempo.

-¿Te llevo a casa? -pregunta.

Asiento. Caminamos hasta el estacionamiento y nos subimos a su carro.

El trayecto pasa en un silencio cómodo con el sonido de la radio a bajo volumen. Llegamos a mi casa y él se detiene frente a la entrada.

-fue sensacional pasarla contigo -su mano va a parar a mi mejilla y la acaricia, sonrío cómoda con su gesto.

-yo también la pasé muy bien contigo -digo de verdad.

-entonces deberíamos de repetirlo.

-talvez.

Nos quedamos en silencio por un momento, después él lo rompe.

-Kate, no quiero ser chismoso ni nada por el estilo pero, ¿por qué Oliver se te quedó mirando a la salida?

Aparto la mirada sintiéndome atrapada, odio mentir.

-no lo sé, él es tan raro, como un enigma para todos -trato de parecer segura.

-si, no puedo creer que exista una persona con tanta seriedad en el rostro -bromea.

-y si -concuerdo.

-Hasta mañana, florecilla.

-¿florecilla? -pregunto divertida.

-si, es tu nuevo apodo.

Me echo a reír.

-¿que? ¿no te gusta?

-si, solo que se me hace raro que me coloquen apodos -digo con gracia.

-entonces seré el primero, eso es genial.

Sonrío.

-Nos vemos Marcos.

Él me mira como si estuviera esperando algo y un poco incómoda me acerco y le planto un beso en la mejilla.

Me alejo y veo como me mira un poco decepcionado pero luego sonríe. Me bajo de su carro y camino hasta el edificio sin mirar atrás. Entro en el ascensor y me miro en el espejo, mis mejillas están rojas, no puedo creer lo lejos que he llegado hoy, eso de besar a una persona para tratar de olvidar a otra no está para nada bien.

Entro en mi apartamento y agradezco que mi mamá está durmiendo, ahora no quiero cuestionamientos.

Entro en la habitación y me doy una corta ducha, me enfundo en la pijama y me acuesto. Me acomodo en varias posiciones pero no consigo dormir, no se porque estoy inquieta.

Cuando por fin me quedo dormida, me sumerjo en un profundo sueño.

Unas manos estrujan mis senos con vehemencia, los aprieta y acaricia mis pezones con ansias. Junto a mis piernas excitada hasta el tope, noto como unos besos húmedos se esparcen por mi clavícula y parte de mi cuello, dejando un chupón que me saca un gemido en instantes.

El calor del ambiente se siente en toda la habitación, sus manos vuelan ágiles y rápidas por mi cuerpo, logrando terminar de quitarme el vestido. Solo puedo ver su torso desnudo y experimentar lo que causa en mi cuerpo con su toque, el cual se siente tan familiar.

Su boca me busca con deseo y rudeza, me muerde y me toma con hambre, como si no se cansara de probar mi boca, como si solo quisiera hacer eso por todo el tiempo. Chupa y se adueña de mis labios una vez más hasta que toca mi cintura, baja lentamente hasta tocar mis muslos y parte de mis glúteos. Mi respiración se atora cuando logra llegar un poco más cerca de mis muslos y entonces...

Me despierto con mi respiración hecha un caos, estoy sudada y siento un calor insoportable en mi bajo vientre. Llevo mi cabello hacia atrás de mi espalda y trato de controlar la jadeante respiración.