Sorpresa
El sonido de una bocina de un barco pesquero despertó a Scarleth, la marea cada vez estaba más alta, intento moverse para levantarse, pero el dolor intenso del brazo izquierdo no se lo permitió, todo su cuerpo estaba entumecido por la mala posición de dormir, Margaret aún seguía dormida con la cara sobre la arena y su pierna aún estaba sobre el estómago de Scarleth y la cabeza recostada de Karen sobre la cadera Steffy.
- Despierten puerconas, Margaret te vas a ahogar en esa posición. - Margaret se giró y pegó su otro lado de la mejilla contra la arena y siguió durmiendo.
Steffy se despertó de un brinco. – hace calor ¿Dónde estamos? –
- ¿nos dormimos en la playa?
- Auch Auch, duele mi cabeza – se queja Karen -
- Sí. Nos pasamos de ebrias. – responde Scarleth riéndose- al recordar que mientras bebían todas se pusieron sentimentales y contaron un montón de cosas vergonzosas y entre risas y llanto, salieron confesiones inesperadas.
- ¡¡AAaaaa!! Mierda, hoy hacían las entregas de alimentos a la fortaleza y yo soy la responsable esta semana, debo alistarme
– grita Margaret- rayos y mi cabello está todo esponjado y lleno de arena.
Henrry va a la zona 9 y ve a Scarleth sentada en una silla cabeceando, se ríe silenciosamente al ver que traía toda la cara roja, consecuencia de la quemadura por dormir expuesta al sol. Se acerca por detrás sigilosamente para asustarla.
- ¡Otra vez durmiendo tarde! -Grita Henrry haciéndola dar un brinco del susto.
- Mier-da Henrry, ¿porque gritas? Me despertaste a mi y a mis ancestros. Además, no dormía, estaba llevando la cuenta de las balas y los cartuchos de cada arma
Scarleth miraba la computadora y volvía a revisar las hojas donde anotaba el número de balas.
- H: ¿Qué sucede? por tu cara diría que otra vez no cuadra el número de balas.
- S: Si, esto no me gusta, otra vez falta dos cajas de cincuenta balas. – Esta suma es significativa. ¿Será que alguien está tomando las balas para venderlas?
- H: Es muy posible- responde Henrry- será mejor que revisemos las cámaras antes de culpar a alguien. Puede que las hayan usado para entrenamiento, yo les di permiso para que practicaran con balas reales para mejorar en su tiro.
- S: Que dices, para eso están las balas de colores para no gastar pólvora, las balas son escasas y son para defenderse de los troncotrons.
- H: las balas de colores se agotan rápido, por eso les di permio de que usaran las reales en caso de que se terminaran las otras, pero ya hablare con ellos y les preguntare si usaron esa cantidad de balas.
- S: Bueno. Me dejas más tranquila, saber que se las usa por entrenamiento.
- H: No Scar, no te, las perdidas las tenemos hace dos semanas y el permiso que les di de usar las balas reales fue apenas ayer. Por eso insisto que debemos revisar este asunto.
- S: Si. Entonces acabare con el conteo e iré enseguida a preguntar al personal sobre el asunto.
- H: Scar, es hora del almuerzo, vamos a comer juntos.
- S: Ve tú, aun debo acabar con esto.
- H: No me gusta comer solo y lo sabes.
- S: Entonces ayúdame e iré contigo. Dictamen todo de la hoja y luego levemos las cajas al almacenamiento.
- H: Hecho, pero a cambio me invitas dos cervezas.
- S: Hecho.
Al terminar todo, Scarleth y Henrry se dirigían al comedor y en cuanto llegaron vieron que las luces del salón del comedor estaban apagadas, Scarleth sujeta jala la camisa de Henrry para que no avanzara al comedor, Henrry la jala de la mano con la que ella lo sujetaba, en cuanto entraron, los compañeros destaparon botellas de champán y lanzaron papeles de colores al aire.
- ¡¡Feliz cumpleaños, Scarleth!! -gritaron todos-
Las luces se apagaron, Henrry apareció por detrás con un pastel y una vela. Todos al mismo tiempo cantaban "feliz cumpleaños" Henrry, quien sostenía el pastel se colocó frente a ella, mirándola a los ojos mientras le cantaba, Scarleth pudo sentir que esa mirada transmitía más que amistad o cariño, y el ambiente empezó a sentirse diferente.
Incomoda ante la situación sopló las velas sin detenerse a pensar en un deseo, y todo se oscureció.
Cuando prendieron las luces Scarleth agradeció a todos por el detalle, todos se sentaron a comer y se dieron el resto del día libre.
Margaret puso música movida, todos bailaban, comían y bebían contentos, después de barias piezas, sonó una canción en especifica que fue solicitado por Henrry, “carita de inocente de Prince Royce”
Scarleth sentada, comiendo pastel muy a gusto, escucho la música que Henrry solicito y le trajo recuerdos de su infancia, ella lo miro y él a ella, Henrry se acercó hacia la mesa donde estaba sentada Scarleth, extiende su mano y la invita a bailar, todos aplaudieron y gritaban sus nombres.
Scarleth acepto salir a bailar, la canción que sonaba era la canción que solían bailar ambos cuando eran niños, sus pies se movían solos, como expertos en baile se robaron las miradas de todos y los aplausos sonaron por todo el lugar en cuanto termino de bailar. Scarleth sonrió al traer viejos recuerdos.
- H: Por fin te veo sonreír. Dice Henrry.
- S: Si, es que hace mucho tiempo no bailábamos.
- H: Si, no hemos bailado desde que me convertí en un cazador. Recuerdo como solíamos bailar cuando todos dormían, siempre pisabas mis pies con tus pies descalzos porque no querías ensuciarte la planta de los pies.
- S: Si, recordar eso me hace querer volver en el tiempo, veo que has empeorado al no practicar, parecía que bailaba con un fierro oxidado.
- H: En cambio, tu estuviste magnifica. Henrry le lanzo una mirada iluminada y el ambiente se tornó romántico. – hace calor, necesito tomar aire. - dice Scarleth, nerviosa.