Me enamoré de una chica Rosa

Prometedor

🎵Aarón🎵

Abro los ojos al momento que maldigo todo a mi alrededor.

¡Maldita alarma!.

¿Quién invento esas cosas? ¿Por qué yo tengo una cosa de esas? Y si las tengo ¿Por qué no me he desecho de ellas aún?.

Le pego un golpe al momento en el que me siento en la cama, un olor que se que no es el mío me invade, dirijo la mirada a mi lado.

   Una chica pelirroja esta dormida en mi cama, ¿se supone que ahora es donde debo recordar su nombre antes de que despierte?, no se por que todas las chicas no se llaman igual, sería más fácil identificarlas.

Me levanto de la cama y me quedo mirándola unos segundos, es linda.

¿Será Marie?, ¿María?, ¿Marisol? Yo solo se que empezaba por M. ¿Marla?.

-No ese no era—susurro, la miro fijamente unos instantes más, tiene cara de Marisol. Bien, probaré con ese.

Camino al baño para cepillar mis dientes, ¿Qué paso en realidad ayer?, ¿Como llego esa chica a mi cama? Yo nunca las traigo aquí, tengo mis reglas, soy un mujeriego no un estúpido.

Me doy una ducha rápida y me visto con algo cómodo y sencillo, no entraré en detalles, eso se los dejo a las chicas.

Al salir del baño ella continúa dormida, ¡Bien!, ahora tendré que despertarla, no soporto a las chicas husmeando en mi habitación, no soporto a las chicas sobre mi cama, no soporto que las chicas entren a mi cuarto, por eso es que no entiendo como llegamos aquí.

Abre sus ojos al fin y me observa con una sonrisa boba, ¡Genial!, ahora seré el malo que romperá su corazón, nadie le dijo a ella que se ilusionara. 
Y que yo sepa, aún no llamo nadie, ¿O si?.

-Hola Mmm—¿Como era que se llamaba? ¡Uuuf!, hablaba en serio ¿Por qué no todas se llaman igual y listo?—¿Nena?—Pregunto levantando las cejas, idiota, ¿Que tiene que ver María o cualquier nombre que empiece con M a nena?

Ella sin molestarse por mi falta de memoria sonríe y se pone de pie, mi amigo se pone rígido al ver su cuerpo, ¡Diablos, señorita!, tiene un cuerpo de comer sin duda alguna.

-No tienes que ser amable, no conmigo, después de hoy no nos veremos más, eso ya me lo se—contesta vistiéndose, ¿Tiene que vestirse? Me esta quitando una buena vista, una muy buena vista.

-¿Qué?—pregunto, las palabras que salieron de sus labios no las pude interpretar muy bien, estaba admirando su cuerpo. 
A veces me arrepiento de ser como soy, pero este, no es uno de esos momentos. 
Ella sonríe buscando sus zapatos.

-Ya me se la historia, tú, un chico en una fiesta, yo una chica en una fiesta, ambos nos vemos, tenemos sexo y a la mañana nos vamos a despedir para jamás volver a vernos—Contesta mirándome a los ojos, wau, esta chica me cae bien. Camina hacia mi y sonríe de manera tierna, ¿cómo puede ser tan perra y a la vez tierna?.

Me gusta eso.

-Soy Marie, hasta nunca José—besa mi mejilla y sale de mi habitación, ¿José?, sonrío ante esto, ¿por qué no hay más chicas como ella?.

-Aarón, soy Aarón—digo aunque se que ya no va a escucharme.

****

-¿Qué estas diciendo? ¿Se fue así nada más? ¿No lloriqueos? ¿Nada?—me pregunta atónito mi mejor amigo Eliot, me rio a carcajadas al ver el rostro de todos mis amigos, están sorprendidos, todos estamos acostumbrados a romper dos o tres corazones por semanas, pero no es nuestra culpa, ellas saben como somos y aún así se arriesgan pensando que podrán cambiarnos.

Asiento llevando una papa frita a mi boca, están deliciosas.

-¿Me das su nombre?—Pregunta Adams buscando donde apuntar, ¿Como era que se llamaba? ¿Nena?, No así no era.

-Marie, se llamaba Marie—digo llevando otra papa a mi boca. Si fuera posible yo repetiría con ella, me atraen las chicas de mente abierta.

Las campanas suenan y todos se ponen de pie para ir a su aula correspondiente, me debato entre ir a clases o cogerme a otra estudiante, es una muy fácil decisión.

Voy a cogerme a alguien antes de ir a clases.

La decisión es fácil, el problema esta en elegir a la chica, tiene que ser una chica que me conozca, que sepa lo que busco y que me lo de sin poner peros, no quiero toparme con una romántica, aunque por otro lado, ninguna chica en busca de romance se me acerca, y eso es bueno.

Pienso en cuál seria la indicada mientras observo mi plato ya vacío, malditas chicas en busca de romance, solo viven pensado en rosas y cuentos de hadas. Me hacen la existencia más miserable.

¿Qué tiene de malo solo querer sexo? ¡No!, ellas quieren una gran historia de amor, flores, cenas, una boda, una gran familia, hijos, ver los nietos jugar frente a la casa mientras le tejen una bufanda. Eso es aburrido, ¿Quién quiere eso en pleno siglo veinte?. Es estúpido.

Rebecca entra al comedor mirando su teléfono, paso mi mirada por su cuerpo deleitándome un poco, no voy a repetir con ella, no quiero que se crea importante, tengo mi reglas, hay más chicas que hombres en el mundo, ¿por qué voy a repetir con las misma si puedo buscar una mejor?, es perfecto para mi lema.

Levanta la mirada de su teléfono y clava sus ojos sobre mi, sonríe mientras camina hacia donde estoy, bailando sus caderas como si la existencia de la humanidad depende de ello, no cambio mi manera de mirarla, estoy aburrido y no voy a fingir que no lo estoy.

Rebecca es una chica linda, aparte de que es la mejor versión de mi en chica, tiene unos ojos miel y un cuerpo de infarto, es una maldita perra en la cama y sabe hacer muy bien su trabajo, pero eso no me importa, yo no repito.

-Hola guapo—Me saluda sentándose frente a mi al momento que empieza a hacer rizos un mechón de cabello, ¿Es en serio? ¿Acaso las chicas no encuentran otra forma de seducir a un chico?, eso ya no es no excitante. La miro a los ojos antes de soltar un suspiro cansado.

-¿Qué quieres Rebecca?—Voy directo al grano, no me gustan los titubeos, pone sus codos en la mesa y se apoya dándome una buena vista a sus senos.

-Vamos a divertirnos—Propone volviendo a su lugar, siento su larga pierna subir por las mías hasta llegar a mi entrepierna y hacer un poco de presión.



#31898 en Novela romántica

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Editado: 08.09.2020

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