Capítulo 13.

Tercera semana, cuarto día, jueves.

Mañana, tarde y noche.

Primero mañana; la casa volvió a ese silencio tan molestoso y la tensión había vuelto, no cambió nada, cuando llegó mi tía del trabajo lo único que hicimos fue saludarnos, comí lo más rápido que pude y salí de esa cueva que guardaba todos mis miedo, posdata: hoy ando poética, inserte risa, okey, okey, contar esto es un poco doloroso, es como volver a revivirlo pero al mismo tiempo liberarlo, es una sensación extraña, en fin, simplemente me fui a la escuela caminando rápido, estábamos en época de invierno y aunque la lluvia no había querido venir a mojar nuestros días, inserte guiño nervioso porque lo mal pensé, el aire estaba espantosamente helado, por eso andaba bien abrigada, lo típico de cada día, un jeans con una calza de polar abajo, doble calcetines, unas zapatillas gruesas, una polera manga larga con un poleron cerrado y un abrigo arriba, mi gorro y guantes, se los describo porque así me vestía todos los dias, solo cambiaban los colores de las cosas y aunque intentaba que combinarán no tengo idea si funcionaba.

Nuestra escuela en particular tenía la gran manía de cerrar las puertas justo a la hora, por eso y por que no me gusta estar en casa, siempre llegaba mega temprano, aún el cielo estaba oscuro y no habían muchos alumnos, ahora tal vez entiendan cuando Clara me raptó por la mañana e igual llegaba temprano a la clase. 

Y he aquí la primera cosa del día que me pone tensa y acelera mi corazón, Alex y Clara se encontraban dentro de mi salón, estaban con una compañera, hablaban muy animadamente, tragué saliva y me dirigí a mi asiento al fondo. Esperé tal vez unos tres minutos antes que llegara Almendra a sentarse a mi lado.

-Hola Vale ¿estudiaste para hoy? - habló agitada.

-Hola y sí - respondí sacándole una linda sonrisa típica de ella. - Por cierto me debes una explicación con lujo de detalle del tal alexander.

Si yo tan solo hubiera sabido, si tan solo hubiera sabido, pero yo no sabía nada en ese momento, era una chica sin autoestima, nunca se me iba a pasar por la cabeza que le podría gustar a alguien, es más ni a los animales les gustaba, se arrancaban cuando me acercaba. 

Pero bueno, su cara cambió sin borrar la sonrisa, ahora estaba sonriendo sin ánimos, uno se da cuenta de eso.

-Bueno - bajó su cabeza sacando cosas de su mochila - Él es un amigo, lo conocí hace un tiempo y ahora te conoce, es buena persona - volvió su vista a mí - Toma - en su mano había un papel que no ví en qué momento sacó.

-¿Qué es esto? - lo tomé y lo abrí.

Hola, soy Alexander, te tengo una sorpresa para pedirte perdón.

-¿Esto es de verdad? - doble el papel y se lo devolví.

-Dejatelo, te lo envió él - soltó una risita nerviosa, no era tan tonta para no darme cuenta que le gustaba, y que por una simple disculpa Almendra estaba rara, quizá ¿celosa? En ese entonces no sabía con exactitud los sentimientos de los demás.

-No lo quiero, no quiero otra disculpa ni sorpresas, soy yo, no valgo nada.

Almendra borró su sonrisa, abrió sus ojos, balbuceó algo.

-Vale…

-¡Hola! - una voz desconocida se hizo presente interrumpiendo la frase de Almendra.

Miramos al mismo tiempo a Alex… ander, me hubiera gustado otro Alex aqui, pero bueno… 

-Hola Alexander. - ¡Ay Dios! Almendra se había puesto roja y escondido una sonrisa de enamorada al verlo.

-Hola - dije seca, me levanté - Debo ir al baño.

-¿Qué? - un insólito Alexander me siguió con la mirada, y de repente hizo algo que nunca, nunca, nunca pensé que haría, me tomó la muñeca dando vuelta mi cuerpecito, me dio vuelta, inserte suspiro de cansancio, no pude creerlo, a la mente se me vino "como en las películas", quedé estática viendo su mano en mi muñeca, era incomodo, pero de nuevo sentí ese calor corporal de una persona hacia mí, entremedio de todo el extraño suceso que estaba ocurriendo, mi mente y mi cuerpo necesitado del cariño de cualquier persona, me sentí bien, se sintió cariñoso.

-Lo siento - dijo soltando mi muñeca, no como si le quemara si no que suave y lentamente, lo miré a los ojos.

Esta es la parte en las películas en la que él me dice:

-Te amo.

-Yo también te amo.

-¿Ah? - su cara de confusión me hizo saber dos cosas, lo dije en voz alta y por primera vez en mi vida estaba sucediendo eso que le pasa a todos los adolescentes, llamar la atención.

Pero después iba a pensar qué estaba ocurriendo con el chico, primero debía pensar en la idiotez que acababa de decir, y me fui a la segura.

-Era broma - hablé riendo, nerviosa obviamente y muy avergonzada, total desastre.

-¡Ah! - dijo él en todo de compresión - ¿Como en las películas?

¡Gracias virgen de la aceptación!

-¡Sí! - exclamé, ambos reímos nerviosos, total desastre ×2.

El incómodo silencio, de ¿qué hacemos ahora?

-Voy al baño - murmuré lo más normal que pude.

Si tuviera un diario lo anotaría; Querido diario: Hoy un chico futbolista me tocó la muñeca, ¡un chico me tocó la muñeca! ¡Amazing!

Y ya, tampoco es como si hubiera encontrado a Clara con cara de querer matarme en el baño y Alex cuando haya pasado por mi lado me haya ignorado, o sea lo normal, inserte toz falsa, era sarcasmo.

-Amo la comida de aquí, es la primera preparatoria con comida rica.

-Sí, y no es lo único rico aquí.

-Claro, tengo a una ricura a mi lado.

-¡Ya! Estamos en público.

-Ven aquí, bésame.

¡Muac! ¡Muac! 

-Me encantan tus labios.

-Sigamos comiendonos.

Estallamos en risa, no puedo seguir hablando.

Con Almendra como unas acosadoras estábamos viendo una pareja a lo lejos besarse y hablar al mismo tiempo, nosotras comiendo y ellos comiéndose la boca, que canibales.

-¿Te gusta Alex? - suelto de repente, Almendra traga antes denegar con la cabeza, con una sonrisa.

-A ti te gusta Alex - sube y baja las cejas, niego divertida - Y no hablo de Alexander.