Tercera semana, quinto día, viernes.
-Hoy debo salir, pueden hacer lo que quieran. - mi mamá fue lo primero y único que dijo esa mañana antes de salir.
Mi mirada quedó pegada en la puerta y el plato vacío frente a mí.
-Vete a la escuela mejor - mi hermano furioso se levantó y fue a buscar sus cosas supongo para su trabajo.
Me levanté, tomé mi mochila y salí de la casa, con una rápida caminata llegué a la escuela con pocas personas, mi salón estaba medio vacío, me senté en mi puesto, cuando levanté mi cabeza me sorprendí al ver a Alex y a Clara llegando frente a mí.
¡Ay Dios!, pensé.
Me puse nerviosa al instante, miré a las dos personas frente a mí sintiendo una gota de sudor recorrer mi espalda, me había dado calor y no toda la culpa era de las personas frente a mí, la caminata veloz que decidí tener más el frío aire más mi cuerpo abrigado da como resultado calor.
-Hola Vale - saludaron
-Hola - les devolví el saludo sacandome el abrigo, el gorro y los guantes.
-¿Qué tal tu vida? - hablo como si nada Alex.
-¿Bien? - casi pregunté, Alex y Clara se veían de una manera muy extraña, como cuando hablas tonterias para luego dispara la bala, ¿entienden?
-Ya lo cre… - Clara no alcanzó a terminar porque Alexander llegó haciendo ruido y poniéndose a mi lado, tenía una gran sonrisa plasmada en su rostro.
-Hola Valy - que desagradable ese momento cuando te llaman de una forma que no te gusta pero uno de respetuosa solo sonríe.
-Hola Alexander.
-Alex - me corrigió al instante - ¿Vamos a hablar? - paseó su vista a esa persona y Clara para luego mirarme.
-Claro - me levanté haciendo sonar la silla en el incómodo ambiente que se había formado. - Hablamos luego - me despedí de las dos personas que no quitaban su cara seria y de querer asesinarme.
Alexander me guió a un pasillo angosto de la escuela que quedaba muy oscuro y alejado de todos. Me apoyé en la muralla con los brazos pegados a mi cuerpo, me tense entera cuando Alexander pegó su cuerpo al mío, lo primero que se me vino a la mente fue mi cara, pero extrañamente el acné estaba disminuyendo y pequeños granitos salian pero se podían esconder con el pelo, eso hice en ese momento.
-Me gustas Valeria, y mucho - no me dejó contestar nada, tomó mis caderas con fuerza y me besó.
Era diferente… muy diferente… ¡demasiado diferente!
Primera vez que un chico me besaba, y yo no tenía idea de qué hacer.
Mis manos las puse en sus hombros, lo empujé un poco, su tacto y su forma de ser era muy brusca, me apretaba las caderas con sus manos y su labios apretaban los míos con fuerza, mi cabeza estaba literalmente pegada a la pared, trate de mover mi cuerpo, pero no podía, sus labios bajaron a mi cuello, su brazo me cruzó el cuerpo por la espalda, y la otra mano se dirigió a apretar mi trasero, era incomodo y me inundaron unas ganas de llorar.
-Para - susurré, pero tenía miedo, mucho miedo, estaba agitada y parecía excitada, pero estaba todo lo contrario.
Sus labios seguían sobre mi cuello, hasta que de nuevo se devolvieron a mis labios, me mordió el labio tan fuerte que me dolió, no fue como Clara cuando mordió mi labio, eso había sido muy caliente, pero eso fue doloroso, comencé a mover mi cuerpo, y desastrosamente sentí algo ahí abajo, el pervertido estaba caliente, eso me dio mucho asco y quería que me soltara, pero era tan cobarde, y estaba tan asustada.
Inserte suspiro triste y cansado, él siguió restregandose en mí, me tocó todo el cuerpo y yo ya lloraba, las lágrimas caían sin cesar, ese día ocurrió lo que nadie quiere, no se lo deseo a nadie ¿debería detallar? Creo que ya lo saben, abusó de mí, y aquí es cuando piensan, su vida es desastrosa, lo era y lo fue más después de eso, debo aclarar que me penetró con los dedos, dos dedos fueron y los sentí hasta el fondo, estaba destruida, mi ropa abierta y mi cuerpo marcado por él, terminé en el suelo de ese pasillo en mi escuela.
Mi pantalón ya no estaba y con la poca fuerza que me quedaba tapaba mi parte superior del cuerpo, lloraba, Alexander estaba entre mis piernas que abrió a la fuerza, sus manos se fueron directo a su pantalón, lo estaba abriendo y justo cuando iba a sacarlo llegó…
Esa persona llegó…
Lo siento mucho… me cuesta tanto decir esto, son cosas que te marcan de por vida, y ahora realmente estoy pensando en cambiar el nombre de mi novela. Al menos ya saben que no mentía cuando dije que era un desastre.
Recuerdo todo como pequeñas fotos, pequeños lapsos.
Lo único que recuerdo con mucha claridad es estar acostada en mi cama, la mano se mi hermano acariciando mi pelo.
-Lo siento - me repetía a cada momento, tapando sus ojos con la mano que le quedaba libre.
No tenía fuerzas ni para decirle que él no tenía la culpa, todo ya había pasado, que no se preocupara, todo estaría bien, yo estaría bien.
Mi mamá no llegó hasta el otro día, quedé acostada todo el fin de semana, todo lo que quedaba del mes, dos semanas en posición de feto, llorando y sin poder borrar las imágenes de Alexander tocandome.
Y ya.