Desde el fondo de su casa, en este día ella se encuentra nuevamente arreglando un completo desastre que se había hecho tras realizar una limpieza de todo lo que tenía guardado en su armario. Aunque en realidad no quería en lo más mínimo terminar recordando varias cosas que había sucedido, no se había acercado a ese lugar por ya varios meses por lo que terminó con bastante polvo en todo el lugar.
Conforme iba moviendo las cajas, las cuales no abrió en ni un momento, pasaba un trapo para poder sacudir, además de la escoba con la cual barría todo aquel polvo que había. Entre arreglar ese desorden, terminó botando una caja que no había visto lo que contenía en su interior en ni un momento.
Ella, con un poco de curiosidad sobre lo que habría en su interior, se acercó y, levantándola lentamente, la llevó hasta la cocina donde lo colocó sobre la mesa. Al ver que esta se encontraba sellada, empezó a ver si podía quitar la cinta que tenía puesta para evitar que se abriera, pero por más que trataba de rascar en ella con la intención de poder levantar una esquina de la cinta, terminó cansándose y perdiendo la paciencia. Ya dejando de lado todo eso, decidió ir por un cuchillo para poder cortar la cinta y así poder abrirla.
En el momento en que cortó la cinta y pudo al fin abrir la caja, colocó el cuchillo a un lado mientras que su mirada parecía estar completamente centrada en lo que habría en el interior de la caja. Esta caja en realidad ya estaba un poco desgastada debido a los años que debía de tener en este momento. Pero su contenido parecía haber sido guardado con bastante esmero, eso debido a que contenía unas almohadas bien empacadas, un nylon transparente que cubría todas las paredes de la caja para evitar que la humedad pudiera penetrar tan fácilmente y en medio de las almohadas estaba hundido un pequeño cofre con su lave amarrada en el candado con un fino hilo de lana. G
Ella, sin siquiera dudarlo por un momento, terminó abriéndolo en ese mismo instante para luego notar que en su interior había varias cartas que estaban sin abrir. Las cartas eran muy coloridas, algunas eran blancas, otras, amarillas, celestes, entre unos diseños variados que estaban a su alrededor que eran entre puntos, unas flores, corazones, entre otras hasta llegar a unas cartas con un diseño más simples.
Al tomar unas de estas cartas, ella notó que todos estaban como remitente “Para: mi amor” “Para: La mejor trabajadora de la empresa” “Para: Mi querida novata” “Para: Mi querida ayudante” y otros que no tenían en sí escrito un remitente, sino que este lo tenían en blanco.
Tomando una silla, se sentó mientras miraba estas cartas que parecían estar muy bien guardadas y que, al parecer, nunca había llegado a su destino, sino era más bien como un recuerdo de lo que nunca se pudo hacer en su momento por diferentes razones. Ella, dejando salir una pequeña risilla, dijo – no puedo creer que se le haya ocurrido algo tan estúpido como no colocar el nombre de la persona, pero… creo que así eres – miro las cartas pero no las abría, esto era debido a que en su interior tenía miedo de que al leer estas cartas, pudiera encontrar nada más que alguna clase de decepción.
Mientras tomaba una de las cartas y la miraba una y otra vez como intentando tener alguna clase de poder de “rayos X” con el cual pudiera ver lo que hay en el interior sin tener que abrirlas o si estas pudieran hablar y contarle lo que hay en su contenido. De esta manera se mantuvo como jugando entre sus manos aquella carta por un buen rato. Durante este tiempo, ella tomaba la carta, luego lo colocaba en la mesa mientras la miraba fijamente como queriendo abrirla, pero no le era posible ya que podría ser que no fuera para ella, luego se levantaba para poder ir a prepararse un poco de café para regresar nuevamente y ver otra vez la carta en la mesa.
Mientras tomaba su café, volvía a mirar aquella carta fijamente para tomarlo con su y levantarla en dirección del foco, el cual se encontraba en el centro de la mesa para seis personas. Ella, que no dejaba de ver la carta, dejó a un lado el café al haberse tomado ya medio vaso. Poniendo una pose como de adolescente que miraba con curiosidad una carta que le había llegado de la persona que quiere pero que duda entre si abrirlo o no, no dejaba de pensar que debería de ver un poco. De esta manera sus pensamientos empezaron a transcurrir y estos eran – Mmmmh… tal vez da una pequeña miradita no haga ni un daño, pero… no… no puedo abrir algo como esto sin tener primero el permiso de quien lo redacto, pero… si lo dejó nuevamente en su lugar como si no hubiera sucedido nada, estoy segura que podría ser mucho problema, y no terminaría haciendo nada malo ¿Verdad?... peor sería que estas se quedaran ahí sin ser abiertas. Pero… si no han sido abiertas y se encuentran bien guardadas, quizás sean muy importantes, por lo que no creo que sea bueno que lo lea, además ¿Para quién podría ser en realidad estas cartas? En ni una logré ver que esté escrito el destinatario en lo más mínimo, por lo que no creo que al final lleguen a su destino, sin embargo, si se da cuenta que lo abrí sin su permiso, de seguro que se va a enojar mucho, no puedo dejar que se enoje conmigo, sin embargo, no creo que sea nada malo al final, ya que él… – por un momento sintió un poco de tristeza, pero en esta ocasión no dejó que este se apoderara de ella, así que dijo – Aaaahhhh… ya que más da, no importa lo que haga, al final sólo será una pequeña miradita y nada más, no es como si llegara abrir todas las cartas, además, sólo están acumulando polvo, no estaría de más que por lo menos pudiera ver una antes de que se terminen de arruinar – y con esto abrió la carta antes de que terminara dudando nuevamente.