EPISODIO 10 - Nanotecnología
Llegar dos horas tardes a la pequeña oficina tiene un poco descontrolada a mi secretaria, quien, con los lentes un poco chuecos viene hacia mí con la Tablet en mano.
—Muy bonito Usted señor Thomas llegando a estas horas —habla hacia mí pidiendo una explicación que no tardó en darle.
—Hola hermosa Sasha, llegue tarde porque estaba modo superhéroe papa. Pero ¡adivina! —Jadeo emocionado mientras quito mi saco y tomo mi teléfono—. ¡Tengo nuevo hijo perruno! —le extiendo para que mire la foto y ella hace una mueca de asombro.
—Wow, vaya. Bueno… es bastante bo-bonito —inquiere incomoda
—Yo sé que no es el perro más hermoso, pero créeme que a mi parecer es mejor que cualquier mascota costosa de raza —hablo mosqueado por su reacción.
—Si pues, es bastante feo la verdad —dice mientras mi mirada se dirige a ella y abro mi boca con indignación.
—Sí, porque el gato sin pelos que tienes es bello. Con todo respeto pero parece un testículo y fin de la conversación, cuéntame que tenemos para hoy.
—Si no te conociera de años, te mando a freír espárragos —rueda sus ojos para suspirar fuerte y empezar a leer la agenda;
—Tenemos reunión en los Ángeles en dos semanas con los inversionistas para la evaluación del proyecto de nanotecnología. Y usted, señor científico en jefe ¡no puede simplemente desaparecer cuando hay que estudiar y controlar la materia a nano escala!
Yo le miro mientras me coloco mi bata y mis lentes.
—Relájate mujer. Todo saldrá bien –le ánimo.
Más adelante y frente al área de riesgo biológico, procedo a colocarme el traje especial para entrar a mi amada área de trabajo.
Sí, soy científico especializado en el tratado de materia a escala nanométrica. Mi pasión es esto, soy feliz manipulando átomos y moléculas para contribuir a la ciencia.
El iluminado y lujoso laboratorio con tecnología de punta me recibe.
Me detengo a contemplar años de esfuerzo y trabajo duro, joder… me han dicho “es que tienes suerte de haber podido surgir”.
¿Suerte? Suerte no. Es el resultado de años de esfuerzo y noches sin dormir, es el resultado del impulso de un alma rota. Constancia, perseverancia lágrimas y muchos rechazos para llegar a donde estoy pero nunca me rendí.
Nunca me rendí porque lo hago por mi hija. Para su futuro y patrimonio que en unos cuantos años llevara.
Me canse, sí. Pero descanse y seguí, nunca me permití parar.
He estado detrás de miles de inversionistas, empresas a grande escala que simplemente rechazaban mi proyecto porque no les parecía rentable.
¡Por dios! Estamos hablando del futuro, ¡estamos hablando de nanotecnología!
Hasta que por fin una empresa en los Ángeles acepto evaluar mi proyecto y joder… me siento tan satisfecho y sobre todo emocionado.
Sin más, me dirijo a mi área de trabajo y me sumerjo en ello. En el maravilloso arte de crear novedades y sobre todo oportunidades.
Así pasan las horas y me consumo en mi silencioso y frio laboratorio. Suena la alarma que me indica que es hora de salir.
Trabajar con nanotecnología lleva su cuidado, estamos creando moléculas muevas, manipulando materia a nano escala y por supuesto tiene sus riesgos biológicos. Así que para evitar peligros cada científico e ingeniero de mi empresa tiene un tiempo contado dentro del mismo.
Suspiro moviendo mi cuello y dirigiéndome al cuarto de desinfección para quitarme este trabajoso traje. Espero pacientemente mientras aquellos tubos dispensadores expulsan a presión la sustancia desinfectante.
Al llegar a mi oficina, una Sasha raramente alterada (nótese el sarcasmo) se dirige a mí con una taza de café.
—¿Tu trayéndome café? —pregunto divertido. —¿Qué sucede? ¿Paso algo con la preparación del proyecto?
—Oh Walter, estoy preocupada. ¡No hay tiempo! Y si, es como te lo imaginas… el diseñador que estaba preparando el proyecto no contesta los mensajes, ni las llamadas, ¡Nada! ¡Esto es un caos, una desgracia, es todo!
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Editado: 10.10.2021