Medio Corazón

Capítulo 12

Rebeca despertó de su ensueño cada vez que contemplaba el perfil marcado de Andrew, junto con sus ojos de hielo que le reconfortaban el alma con anhelo de más.

—¿Es todo lo que querías ver, Sabrina? —mencionó con fastidio, deseando volver al departamento y continuar con su maravillosa mañana.

—En realidad no. Este fin de semana organizaré un desayuno familiar para celebrar mi compromiso. Obviamente, deberías venir. No quiero que la familia de Aaron piense que estamos en malos términos.

Su prima, como siempre, dejando ver su vanidad y pretensión.

—¿Recuerdas lo que hiciste? Te metiste con mi novio. Por supuesto que estamos en malos términos.

—Oh, por favor. Es obvio que ya superaste eso con este tipo. Olvida el drama.

La sangre de Rebeca hervía. Era cierto, su ex era cosa del pasado. Pero el descaro de su prima seguía molestándola. Andrew, al verla tan afectada, decidió intervenir.

—Mucho gusto, soy Andrew Miller, el novio de Rebeca —dijo, extendiendo la mano frente al rostro irritado de Sabrina.

—Soy Sabrina, prima de Rebeca. Espero que nos acompañen. Toda la familia está ansiosa por conocerte —respondió ella, con la envidia brillando en sus ojos.

—Claro, haremos todo lo posible por asistir —dijo Andrew, tomando la invitación y ofreciendo una sonrisa tensa como despedida, mientras aún sostenía la cintura de Rebeca. Ella solo miraba seria a su prima.

—Ni loca iré a esa reunión —murmuró, entrando al ascensor.

Andrew se colocó a su lado, pero no dijo nada. ¿Todavía tenía Rebeca sentimientos por su ex novio? Debería ser indiferente, pero le perturbaba la idea de verla sufrir por alguien así. Porque ella era su amiga, y sus sentimientos no se debían a celos.

Intentó tomar la mano de Rebeca de nuevo, pero ella se apartó furiosa y lo miró con dolor en los ojos.

—¿Qué sucede, Rebeca? ¿Tu ex te afecta tanto?

Ella negó con la cabeza, apretando los labios. El ascensor llegó a su piso y salió sin mirarlo.

—Habla conmigo. ¿Qué pasa?

Una vez dentro del departamento, los ojos de Rebeca se llenaron de lágrimas.

—¿Por qué aceptaste la invitación? No iré, no puedo.

—¿Ese hombre todavía es importante para ti? —la acusó Andrew con frialdad.

—No, ya no siento nada por él. Pero... yo iba a casarme con él, o eso pensaba. Ver a su familia y a la mía unirse, pero no por mi... duele. Pero no, él es cosa del pasado. Solo me duele ver mis sueños realizados por otra persona, más aún cuando esa persona es mi familia. ¿Cómo se atrevió Sabrina a traicionarme así? Aaron pudo engañarme con cualquiera.

Andrew comprendió su sensación de traición. Era similar a lo que sentía hacia su padre, quien había ignorado su existencia toda su vida.

—Entonces vamos a ese desayuno. Así les demostrarás que su traición no te afecta. Estaré contigo. Seguro soy más guapo que ese idiota.

Rebeca controló su llanto y estalló en risas.

—Por supuesto, eres mil veces mejor que él, Andrew.

Se abrazó a él y lo besó. Su pasado no arruinaría su presente. Su presente era Andrew, por más breve y falsa que fuera su relación. Estaba ahí junto a ella, sosteniéndola. Reconstruyendo su alma rota.

El día transcurrió entre besos, risas y una cita para la cena. Rebeca se dio cuenta de lo que Andrew estaba haciendo, la estaba mimando para que olvidara su mala mañana. Y había funcionado.

Se había puesto un hermoso vestido de satén en color magenta, resaltando el tono tostado de su piel. Andrew llevaba su clásico smoking negro, pero su corbata combinaba con el vestido de Rebeca. Se veía exquisito.

—Gracias por tu ayuda, Andrew.

—No hay nada que agradecer, soy tu novio, solo hago mi parte —dijo, encogiendo los hombros y restando importancia a sus atenciones.

—Bueno, creo que he estado saliendo con los tipos equivocados —la frase salió automáticamente de su boca. Andrew tosió sorprendido por su afirmación, pero no respondió a su cumplido; en su lugar, bebió de su copa de merlot.

Rebeca aceptó su silencio y lamentó que las palabras hubieran escapado de su boca. Así que ocultó su dolor con una risa.

—Solo es una broma, tranquilo Andrew.

—Lo imaginé, ninguna chica se referiría a mí como "el indicado".

La certeza con la que expresó esas palabras encogió el corazón de Rebeca. Andrew era perfecto, con ella lo era, pero no tenía ni idea. Ahora ella se quedó sin palabras, pero estaba decidida a demostrarle lo especial que era y cuánto merecía ser querido. Aun si los pedazos de su propio corazón terminaban hechos añicos.

Porque al diablo con su prima, su ex y la familia que apoyó su aventura. Iba a presentarse en ese desayuno y demostraría que se encontraba mejor que nunca. Sin miedo a buscar su propia felicidad.

La semana pasó rápida, entre su trabajo y las citas diarias con Andrew, todo parecía perfecto. Sin embargo, persistía un problema: su acosadora continuaba dejando cartas de amenaza en su buzón y había comenzado a hostigarla en sus redes sociales. Aunque no había aparecido frente a ella en ningún momento, lo cual la tranquilizaba un poco.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.