Medio día

En el bar

Había salido a beber con unos colegas y realmente me sentía incómodo en aquel lugar, pues la mayoría de los que por ahí rondaban eran personas medianamente interesantes.

Me aparte del grupo con el que iba y me dediqué a buscar alguna prostituta, pero no encontré ninguna, despues de todo era un pueblo conservador, no lo odiaba, por el contrario, me gustaba mucho, habían muchas librerías y sobre todo, este bar. No era un bar como cualquiera, me gustaba por que cada noche había jazz suave, la cerveza siempre fría y el pecho lleno de humo, era un bar perfecto. 

Yo no estaba muy de buenas en ese momento, una parte de mi vida estaba muriendo y la otra salía por la entrada del bar, no soy de amar mujeres, nunca lo he sido, ni de poder entenderlas y no me sentía mal con ello.

Quizás me amaba mas a mi mismo, no lo sé, pero no ponga mucha atención, voy ebrio y a nadie le gustan los ebrios y si a usted si, le diré que está enfermo, pero es interesante que a algunas personas les agrade un ebrio.

En mi defensa puedo decir que no soy del tipo de ebrio que ve todos los días, o quizás si, puede que solo esté tratando de que mi ebriedad pase desapercibida. No soy de grandes diálogos, suelen cansarme y a las personas les parece absurdo de lo que hablo y poco o nada ponen atención, usted se ha mantenido al margen y eso habla bien de usted, me iré ya, es posible que mi charla no lleve a nada apartir de ahora, cuide su mente caballero. Si hasta la próxima, me tendrá por aquí pronto.



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En el texto hay: filosofía meditaciones

Editado: 18.04.2019

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