“El amor es un juego que se juega con el corazón” - Oscar Wilde
David Bennett
—Una boda
—Aja
—¿No es la tuya cierto?
—Ya te eh dicho mil veces que no
—¿Entonces?
—Se casan los amigos de mía
—Mia... La chica de la galería ¿Te enamoraste de ella?
David detuvo su agarre de la corbata, se giró hacia Alex quien comía fruta descaradamente.
—Ella es distinta
—¿Distinta? ¿a quién?
—A Luisa
—¿En tres meses y medio te volviste a enamorar? Joder esto está fuerte
—No Alex, no me entiendes
—Estoy tratando de entender David.
David termino de hacer el añudo de la corbata, se miró al espejo y después se tomó esos minutos libres para su hermano.
—Mia es distinta y no quiero que me mal entiendas, amo a Luis con mi vida, ella es el amor de mi vida, pero mía es diferente
—¿Quieres decir otra cosa que no sea “Mia es distinta”?
—De acuerdo, Mia es alegre, risueña, llena de vida, tiene tanto en común conmigo que nunca me aburro a su lado, oculta secretos, pero no son necesarios saberlos, con mirarla a los ojos todo deja de importar, es animada y disfruto pasar mis horas con ella, el tiempo se va con prisas.
—Te enamoraste hermano
—Estoy firme en mis sentimientos con Luisa, cuando ella regrese le pediré que sea mi esposa, nos casaremos y si su deseo es ir a vivir a España me iré con ella, abriré otra empresa la cual yo lideré.
—¿Dónde dejaras a mía?
David hizo silencio y Alex se puso de pie golpeando su mejilla suavemente.
—Estas enamorado de esa niña, David, si no arreglas tus sentimientos la lastimaras.
—Eso lo sé y no quiero hacerle daño.
***
Mía salió de su casa corriendo con un hermoso vestido azul largo, se veía radiante y feliz, deja el ver su pierna por el escote de su abertura, su cabello como casi en todas las ocasiones lo lleva sujetado en un moño caído, con flores entre su cabello que se van cayendo al suelo con cada paso que ella da.
—¡Mía, no corras!
Demasiado tarde, David abrió sus brazos recibiéndola en el aire, la cargo con una vuelta y ella comenzó a reír con alegría, como si fuese una adolescente enamorada.
—Viniste —Mia dijo observándolo
—No faltaría
David la bajo, pero cuando quiso soltarla su cuerpo se debilitó y por suerte aún la tenía abrazada.
—¿Estás bien?
—Corrí toda la mañana, de un lado a otro, dame un minuto
Una vez más su respiración era frenética, al cabo de un instante mía se tranquilizó, las preguntas invadían la mente de David pero prefirió guardar silencio.
Ese no era su problema
—Estas muy hermosa, el azul realza tu mirada
—Gracias David, ¿Me ayudas a recolectar flores?
—¿Flores?
Aunque confundió accedió, tomando la canasta que mía le dio, caminaron por el jardín enorme de la casa de mía y con cuidado ella cortaba flores de muchas tonalidades.
Pero mía volvió a cansarse está vez al punto de caer al suelo de rodillas, David soltó la canasta y fue hacia ella, pero sin verlo estiró su mano para que él no se acercara.
—¿Estás bien?
—Soy una estúpida
—No digas eso mía, déjame ayudarte
David la levanto del suelo, la cargo hasta dejarla sentada sobre una de las bancas del jardín y se sentó a su lado acariciándole la mano.
—Dime que te pasa ¿Por qué lloras?
—No quiero que cambies conmigo, no quiero que te alejes
—¿Por qué dices eso? No me alejaré
Llevo su dedo pulgar hacia la mejilla de ella limpiando su lágrima, estaba tan lindo su maquillaje como para dañarlo de esa manera
—Se que quizá solo hemos hablado unos cuantos días, sé que no me tienes la confianza pero no dudes en contarme si algo te tiene mal, no me alejaré mía, sería lo último que haga.
—Gracias yo...
—No me digas, no quiero que te sientas presionada, me abrirás tu corazón cuando sea el momento ¿Vale?
—Si
David se puso de pie tomando la canasta de nuevo, fue señalando las flores del jardín para que mía le dijera cuáles cortar, lleno la canasta de flores y juntos quitaron los pétalos para la boda, sin intercambiar palabras David le ofreció su brazo y mía lo tomo con gusto, salieron de la casa y caminaron hacia el otro extremo del jardín, en dónde la boda se llevaría a cabo.
Juntos tomaron los pétalos entre sus manos y los lanzaron al cielo creando una lluvia de color, Pero su felicidad se vería arruinada en un instante.
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Editado: 01.08.2024