Melodía de Verano

Capítulo 50

<<Creo que nunca antes me había alegrado tanto de no ver a Aiden.>>

El reflejo en el espejo del baño es terrible. 

Las bolsas bajo mis ojos son temibles. Parezco una creación de la mente oscura de Tim Burton. 

He pasado toda la noche llorando. Oscilando entre el llanto incontrolable y lágrimas esporádicas mientras miraba a la nada. 

No tengo idea de qué debo hacer. 

No sé con quién hablar. 

Suena mi móvil y veo el nombre de Angele en la pantalla. 

¡He llegado! 

—Salgo en un momento. —respondo intentando sonar tranquila. 

Salgo de los departamentos y veo el automóvil de mi amiga en una de las calles más abajo. 

—Te escuchabas extraña, acaso estás enfe- ¡¿Pero que te ha pasado?! —pregunta a la vez que me mira. 

—Es una larga historia. ¿Podemos ir por un café primero? 

—Claro, claro. ¿Estás bien? 

—Realmente no lo sé. 

 

♫♫♫

 

Sentadas en un café bastante concurrido, cerca de mi departamento, nos encontramos en completo silencio. Le doy vueltas con la cuchara al café sin beberlo realmente. Me obligo a mí misma a darle un sorbo y el calor en mi garganta hace que me tranquilice un poco. 

—¿Quieres hablarlo? —dice mi amiga mientras me mira preocupada. 

Comienzo a relatarle todo. Desde mi pasado hasta la llamada con mi padre. 

La pelinegra me mira atentamente mientras de tanto en tanto acaricia mi mano comprensivamente a través de la mesa. 

—Y eso es todo. Realmente no sé que hacer. No quiero volver, pero por otra parte no sé si debería regresar ahora para intentar solucionarlo. Y es que estas vacaciones han sido lo más maravilloso que me ha ocurrido, no quiero tener que terminarlo antes...

Angele me mira como si quisiese decir algo, a lo que respondo levantando mis cejas y después suelta un suspiro.

—¿Y Aiden? 

—No lo sabe… No sé cómo decírle. No quiero preocuparlo, y bueno, él no entenderá lo que es vivir con una familia que te utiliza, como la mía. Me ha hablado de su familia, y es maravillosa. No quiero que vea qué tan superficiales pueden ser mis padres… Él es… la razón por la que no me voy a ir. 

—No creo que sea necesario que le digas. Tal vez puedas resolverlo desde aquí. 

—Mi padre es tal vez la persona más obstinada en la faz de la Tierra. Pero algo es seguro, no me va a obligar a casarme. Así tenga que quedarme aquí para siempre. 

—No te ofendas, pero tu padre realmente suena como un grandísimo idiota. 

—A veces me sorprende que sea mi padre… —respondo sinceramente. 

—Ánimo, Elisa. Si después de irte no logras resolverlo, puedes pedir trabajo en la academia, no creo que Aiden tenga problema en compartir contigo la clase. 

Sonrío amistosamente y doy un sorbo a mi café. Sé bien que si decido quedarme no sería con Aiden, pues él regresará a Inglaterra al terminar el verano, ahora que la canción está terminada. Me gustaría contárselo a mi amiga, pero no es mi historia para relatar. 

—¿Te sientes mejor? 

—Sí, creo. Ya podemos ir a Sliema. 

—Es la mejor terapia para cualquier problema. — sonríe animadamente, y sé que mi día no será tan terrible como la noche anterior. 



#40537 en Novela romántica
#6676 en Chick lit

En el texto hay: musica, romance, amor de verano

Editado: 22.03.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.