Melodía Disonante

Capítulo X

De verdad, ¿Qué diablos estoy haciendo?

── ¿Esto era realmente necesario? ──Me quejo mientras acorralo a May con ambas manos a ambos lados de su cuerpo contra la pared.

Ha pasado unos días desde lo que pasó en el supermercado, al día siguiente, May me llamó para citarme a hacer esta locura. Creí que era una broma.

Solo que cuando llegué, me demostró que claramente no lo es.

Respiro hondo para no pensar demasiado en la cercanía, ella es la prima de López, si algo es prohibido aparte de su esposa, es ella. También es terreno prohibido, él me lo dejó muy claro luego de ver mi facilidad de pasar de una chica a otra, dudo mucho que le agrade encontrarnos en esta posición.

── Deja de quejarte, como si nunca has estado así con una mujer. ──Rueda los ojos con cierto fastidio.

── Obviamente no. ──Sigo quejándome── Pero estamos en público, no suelo ser tan desvergonzado.

En realidad, yo no conozco la decencia, pero como dije, prohibida.

── Supéralo. ──Espeta la muy descarada.

Suspiro, no me queda de otra.

Estoy siendo claramente manipulado por haber faltado a la promesa, pero lo que menos pensaba era que me pusiera en pleno parque haciendo esto para llamar la atención de un hombre.

Ahora que lo pienso…

── ¿Solías pedirle esto a López? ¿Qué problema tienen ustedes? Parecen norteños.

Ella enrojece, reprimo una sonrisa ante eso.

Eran contadas las veces que lograba sacarle los colores en el rostro, quería pellizcar sus mejillas cada vez que ocurría.

── No seas idiota, Cristian jamás ha hecho algo como esto.

── Dijiste que ya López no podría ayudarte con esto. ──Le recuerdo.

── Pues claro, está casado. No quiero que alguien lo reconozca y cree malos entendidos. ──Hago una mueca── Lo lamento, pero hablo en serio. Antes solo solía pasear con él por allí, así como él me usó para darle celos a Rebeca.

Alzo las cejas, eso sí que no lo sabía.

── ¿De verdad hizo eso?

── Sí. ──Ella ríe── Al principio estaba algo apenada por la carita llena de tristeza de Rebeca al verme con Cristian, pero luego me disculpé con ella. Luego de superar eso, se lo tomó a broma, ella nos chantajea cuando puede con eso.

Reí sin poder evitarlo.

── No creí que López hiciera algo como eso. ──Digo sin poder creerlo.

── Fue mi idea. ──Admite── El pobre no era capaz ni de decirle a Rebeca un cumplido sin querer morir de la vergüenza, siempre se mostró seguro en otras partes. Pero en la parte de coquetear apesta.

Recuerdo todas las veces que empujé a López a una chica, este parecía siempre entrar en una especie de pánico y vergüenza, por lo que no me cuesta mucho creerle a May.

── Nunca he entendido su miedo a las mujeres. ──Murmuro, pero por la distancia ella me escucha perfectamente.

── Supongo que fue por Lisa.

── ¿Lisa?

Sus ojos se pierden detrás de mí, no sé qué vio, pero se endereza y rodea mi cuello con sus brazos.

Trago saliva, nervioso.

── Shh. ──Roza su nariz con la mía y yo pongo todo de mí para no enrojecer── Actúa como si te gusto.

── Para eso, debes callarte al menos un día entero, me aturdes demasiado.

── No me digas esas cosas ahora. ──Gruñe── Eres pésimo en esto, al menos Cristian ponía de su parte sin necesidad de tocarme.

── Me estás perturbando con tus anécdotas incestuosas.

Ella vuelve a enrojecer, y ahora no puedo evitar sonreír.

── Eso está mejor. ──Susurra.

── Te quejas mucho de López, pero estás haciendo lo mismo. ¿Por qué no le dices a ese chico lo que sientes directamente?

── Quiero estar segura de que le gusto.

── Lo que vas a lograr con esto, es que te vea como algo prohibido. ──Le recrimino── Los hombres no entendemos indirectas, comentarios con significados ocultos o miradas sugestivas. Solo dile de frente y ya.

── Oye, no estás aquí para ponerte modo sabio. Estás aquí para ayudar, ¡pon de tu parte!

── ¿Se puede saber qué es lo que estoy haciendo? ──Pregunto, visiblemente frustrado── ¡Estoy poniendo de mi parte!

── Claro que no. ──Gruñe── No pareces interesado en mí, pareciera que estuviéramos peleando.

Maldita sea.

── Bien, quieres que ponga de mi parte, pues pondré de mi parte. ──Quito las manos de la pared y la tomo de la cintura, ella tiembla ante el toque y la oigo jadear de la sorpresa cuando la presiono con mi cuerpo contra la pared── ¿La señorita ya está satisfecha?

── Te estás pasando.

── ¿Ahora me estoy pasando? ¿Quién te entiende? ──Digo mientras coloco mi cara en su cuello── O mejor dicho ¿Quién entiende a las mujeres? Ya ni me molesto en intentarlo.

Ella comienza a reír, y ese sonido es suficiente para despejar toda molestia en mi cabeza.




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