Era una tarde lluviosa con mucho ruido pero ella solo podía escuchar la música de su interior, nadie sabía cómo exactamente pero esta chica había sido destinada para seguir su corazón, era sorda si pero podía oír lo más importante, su interior, hace tiempo se había acostumbrado a ello había avanzado mucho y aprendido lenguaje de señas, el amor era un tema complicado para ella dada su condición de nacimiento,era extraño su ser nunca dejaba de hablarle sobre esto pero ella no le prestaba atención aquello era algo demasiado difícil aunque en lo más profundo albergaba la idea de enamorarse pero ¿quién se fijaría en alguien así? no lo sabía, por eso trataba de no hacerse ilusiones, quizás si no hubiese estado tan ocupada consigo misma habría descubierto un chico que también podía escucharla dicen que un hilo rojo une a dos personas eternamente sin importar las circunstancias, en esta ocasión ellos estaban unidos el uno con el otro esa era la razón por la cual aún sin conocerse él sentía amar a alguien que nunca había visto, en sus sueños ambos solían encontrarse pero no podían ver sus caras, él nunca había estado con alguien pues esperaba a la chica misteriosa de sus fantasías, lo único que todos dos sabían era que el sentimiento en ellos crecía cada día sin importar nada, ese hilo lo tiraba de ellos y el destino sería el encargado de juntarlos...