Capítulo 1: el encuentro
Anastasia
Salir de la jaula del terror o como otros dicen, la mansión Barh fue algo literalmente imposible, parecía como estar en las películas de Tom Cruise. Ahora estoy aquí caminando por la plaza Mar Azul con la única intensión de relajarme y respirar aire fresco antes de entrar en ese lugar que en algún momento lo llamé hogar. Paso por un lugar donde hay varios carteles donde buscan trabajo y uno en específico me llama la atención, un cartel negro y con letras blancas donde buscan una cantante para un club. Sigo leyendo por pura curiosidad hasta encontrarme que el club queda cerca y que las audiciones es justamente hoy.
Si tengo un trabajo entonces pasaré poco tiempo en la mansión, no tendré que ver las caras arrogantes de mis padres ni la cara de menosprecio de mi hermano mayor.
Me encamino hasta el lugar donde decía el afiche y me encuentro con un club totalmente negro y con letras cursivas rojas en todo lo alto, que dicen: Red. Llego a donde hay una puerta de cristal que no deja ver lo que hay adentro, la empujo un poco y cede, todo está en penumbra y apenas puedo ver por donde camino, dejándome llevar por las voces que se escuchan al fondo del pasillo por donde estoy caminando. Al llegar al fondo veo un salón bastante grande con muebles negros y mesas plateadas, el piso tiene un alfombra roja y hay un bar que se encuentra en una esquina del salón en donde hay dos chicos con traje limpiando algunas copas de vino. Los muebles todos dan hasta un pequeño escenario donde hay un piano y un micrófono.
-Hey!- volteo a mi derecha donde me encuentro con la mirada de uno de los chicos que estaban en el bar- si vienes por la audición siéntate allá- señala un mueble donde hay cinco chicas sentadas, le regalo una sonrisa y me encamino hasta donde están ellas.
Me siento al lado de la última y lo único que hay es tensión y un silencio incómodo, a los minutos llega un chico con traje negro y unos bellos ojos azules.
-Buenos días chicas, me presento, soy Blaz Koslov, y seré yo el que evaluará sus audiciones y decidiré quien se quedará con el trabajo- su voz grave se escucha por todo el salón y no puedo apartar la mirada de él, no solo porque sea atractivo sino que emana una determinación que nunca había visto antes.
Las chicas van pasando una por una por orden de llegada, por lo cual, seré la última. Mis manos están sudorosas y no puedo parar de mover los pies por el nerviosismo. En verdad quiero este trabajo, necesito pasar poco tiempo en ese lugar y me encanta cantar, desde pequeña cantaba cualquier cosa. Para mí, cantar es sinónimo de libertad, olvidarse de todo y solo seguir la melodía.
Cuando sale la que estaba por delante mí, me levanto del sofá y camino hasta un salón que hay detrás del escenario, al llegar me encuentro al chico llamado Blaz sentado detrás de un pequeño escritorio con la mirada fija en el cuaderno que hay al frente de él, apenas escucha el repiqueteo de mis tacones, se levanta y fija su mirada en mi, nos damos las manos y me siento en la silla que está al frente del escritorio.
-Como ya sabrás, soy Blaz Koslov, estoy encargado de algunas cosas de este club, entre ellas, la música- agarra su cuaderno y un lápiz, levanta la mirada con una pequeña sonrisa- dime cuál es tu nombre linda.
Si le digo mi verdadero nombre, inmediatamente sabrá quien es mi familia.
-Soy... Soy Taylor, Taylor Davis.
-Bueno Taylor, sabes algo de canto supongo.
-Desde pequeña siempre he cantando y también tomé clases de piano- relájate, no sudes, no seas tartamuda y luce como si esto fuera normal.
-Quisiera que cantaras alguna canción, una que te guste y con la que te sientas relajada, porque para ser sincero, ahorita pareces una especie de pescado apunto de matar- río bajo junto con él.
No digo nada al principio pensando en qué canción cantar, hasta que se me ocurre una la cual me parece hermosa. Cierro los ojos y me dejo llevar por la hermosa canción.
No existe un momento del día, en que pueda apartarme de ti, el mundo parece distinto, cuando no estás junto a mí. No hay bella melodía en que no surjas tú, ni yo quiero escucharla si no la escuchas tú. Es que te has convertido en parte de mi alma, ya nada me consuela si no estás tu también. Más allá de tus labios, del sol y las estrellas, contigo a la distancia, amado mío estoy.
Termino de cantar, abro los ojos y me encuentro a un Blaz con cara de: MADRE MIA lo cual me hace reír a carcajadas, él todavía no responde y agito mi mano al frente él hasta que responde.
-Te diría que más tarde te llamo para notificarte que tienes el trabajo pero no vale la pena, tu voz es absolutamente hermosa, no como las demás que tenían voz de gallina siendo torturada y a la vez matada- nos reímos los dos, hasta que derepente sus ojos parecen espantados, por lo cual me hace fruncir el ceño- quieres venir a mi funeral? Estoy seguro que me va a enterrar vivo y estando desnudo.
-De qué hablas?
-Ehhhh cómo te explico... Digamos que Alexei me dejó a cargo del club por una semana mientras él esta afuera, y una de mis tareas era buscar una cantante para cuando él volviera, y me estoy acordando que él vuelve hoy, en exactamente tres horas-se pone las manos en a cabeza y no sé porqué pero todo esto me causa gracia.
-Pero ya tienes una cantante, que por si se te había olvidado soy yo.
-Oye que si me acuerdo, no soy Dory, el problema aquí es que eso lo tenía que hacer hace una semana para así darle tiempo a la cantante aprenderse las canciones y ajustar el vestuario- se levanta y empieza a caminar de un lado a otro. Por qué le tiene tanto miedo a ese tal Alexei?
-Hagamos esto, dame la lista de las canciones y me aprenderé algunas para hoy, con respecto al vestuario pues hoy solo usaré una cosa no? Entonces usaré ese algo hoy y lo ajustan ahorita.