Melodías que surgen

Capítulo 7

Capítulo 7: di la verdad.

Anastasia

Subo al tercer piso de la mansión, camino por el largo pasillo lleno de cuadros en las paredes, me dirijo a la puerta que se encuentra en el fondo y apenas la abro el olor a polvo me embarga, toso por un momento y paso mi mirada por toda la habitación que está a oscuras. Como puedo me voy al otro extremo del cuarto y ruedo las cortinas para que entre luz a la habitación. 

Se nota que desde hace mucho nadie viene.

Al voltearme veo muchas cajas, mesas y muebles tapados por una sábana blanca encima. Suspiro sonoramente al ver todo esto. Aquí están muchas de las cosas que antes usaba. Por estar encerrada mi papá siempre me compraba muchos juguetes para distraerme para que no me aburriera, por un momento eso sirvió pero llegó a no ser suficiente para una niña.

Sonrío al ver con melancolía la casa de muñecas de tres pisos que se encuentra en el piso, me acerco a ella y paso mi dedo por el techo, recordando las tantas veces en las que duraba una hora arreglando la casa y que al final no jugaba porque me había aburrido. Al dar otro paso me asusto al escuchar un sonido agudo que hacía tiempo que no escuchaba, bajo la mirada y me doy cuenta que lo que había pisado era un patito de hule del cual lo usaba cuando me bañaba. 

El pato Martín, fiel compañero de baño.

Estar en este lugar es como viajar al pasado, aquí están todas las cosas que usaba en mi infancia, las casas, los peluches, las muñecas, las tazas de té, el piano, la mesa donde ponía los trenes y donde dibujaba ... El piano. Vuelvo a ver el piano que está a una esquina de la habitación con una sábana encima. Camino hacia él, quito la sábana lo cual me hace toser por el exceso de polvo que embarga. Ruedo la silla y me siento al frente de él, levanto la tapa y paso mis dedos por las teclas.

Agarro aire ubicando mis manos en las teclas correspondientes.

Voy a apagar la luz
Para pensar en ti
Y así, dejar volar
A mi imaginación Ahí, donde todo lo puedo
Donde no hay imposibles
Que importa vivir de ilusiones
Si así soy feliz Cómo te abrazare Cuánto te besare Mis más ardientes anhelos En ti realizaré Te morderé los labios Me llenaré de ti Y por eso voy a apagar la luz Para pensar en ti Contigo aprendí Que existen nuevas y mejores emociones Contigo aprendí A conocer un mundo nuevo de ilusiones

Voy a apagar la luz para pensar en ti, Kozlov.

Al estar cerca de Alexei me dí cuenta que él tiene un efecto en mi, nos hemos encontrado pocas veces pero no lo sentí así. Al estar con él me sentí nerviosa y torpe, pero a la vez segura. Con él ahí, de alguna forma, me hizo sentir que con él cerca nada malo me sucedería. Nunca había sentido esto, nunca fuI partícipe de algo como esto.

No puedo negar que me aterra lo que siento, para una persona que nunca había sentido algo parecido, llega a ser aterrador. No está bien que yo piense en él de esa forma, su familia no se lleva bien con la mía, que Esmeralda y David se casaran significaba que todo el conflicto entre ambas familia iba a disminuir y sí lo hizo, pero esa paz en cualquier momento se puede romper y le daría paso a una guerra donde estoy segura que no terminaría bien.

Admito que le agradezco a la familia Kozlov por decirme muchas cosas que David me ocultó, pero sobretodo a Esmeralda por ayudarme a aclarar las cosas. Pero soy consciente que hay muchas cosas más que todavía no me han dicho, hay que todavía siguen ahí y eso me preocupa, más que todo si me incluyen, y sé que es así. Y lo que dijo Iván todavía me está rondando la cabeza, tal vez dijo eso porque me quería ver débil y confusa, no sé si lo que dijo es verdadero o no. 

Y si es cierto, entonces ¿quién es mi padre ?. Ni siquiera sé quién es mi madre, no me han dicho el nombre ni nada, solo sé que ... ella me quería asesinar.

—¿Qué haces aquí? —Inmediatamente me volteo al escuchar la voz de Michael. Está posado en el umbral vestido de negro igual que su cabello, el negro contrasta con el color de sus ojos que son azules - te pregunté algo - dice tajante.

—No me digas que también me vas a prohibir venir a este cuarto - digo irónica. Pone los ojos en blanco y tensa su mandíbula, da un paso hacia adelante viendo todo lo que está a su alrededor.

—No - es lo único que dice mientras pasa su mano por los muebles y los juguetes. No me siento cómoda con él adentro, por mucho tiempo él me trató mal igual que su madre, hasta me atrevería a decir que es peor que ella. Esmeralda nunca me levantó la mano solo me hería con sus palabras, pero con Michael es otra historia.

—¿Qué haces tú aquí? —Digo arisca, lo último que quiero es que él esté cerca mío.

—Supe que ayer fuiste a la mansión de los Kozlov.

—Es tu familia.

—También la tuya, no completamente pero lo es. Como ya lo sabrás, soy tu medio hermano, ser hijo de Esmeralda me hace sobrino de Nikolás y primo de Alexei y de Blaz, por lo cual a ti también te hace prima de ellos dos.

¿Y si en realidad no soy hija de David como dijo Iván?

—Me enteré que le echaste ojitos a Alexei — su voz gélida llena la habitación y pone mi vello de punta — apenas sales de la mansión te le lanzas a tu primo, que sorpresa.

—No sé de qué hablas.

—Ay Ana, no sabía que tenías esa faceta de atrevida — se acerca a donde estoy y como puedo levantarme de la silla y retrocedo hasta quedar detrás del piano — ¿me tienes miedo? —Ríe sonoramente y no quito mi mirada de él. Levanta las manos y da unos pasos hacia atrás — adiós.

Vuelvo a respirar normal when ya no lo puedo ver, me siento en la silla del piano y llevo mis manos a mi cara tratando de no llorar, no quiero llorar.



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En el texto hay: novelajuvenil, mafia, amor

Editado: 13.04.2021

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