Memorias de la Creación

Capitulo 1.

....

 

No sé dónde estoy, no conozco a estas personas, pero déjenme comenzar desde el inicio...

Era un tres de Agosto por la mañana, la brisa era concentra y fría, el ambiente despilfarraba tranquilidad. Un par de Azulejos picotearon mi ventana sacándome de mi largo descanso, no refunfuñé, como lo haría en otro caso, ya era demasiado tarde para seguir vagando en la cama. Levanté el torso y luego de un estiramiento de brazos junto a un bostezo, aparté la sábana de mis piernas y toqué el suelo de madera con mis pies. Caminé hacia mi closet y descolgué mi uniforme de mesera.

Nunca fui fan de esa profesión pero tenía que ganarme la vida, aunque siempre había un desagüe de estrés cuando llegaban los músicos de la semana. Si, era la mesera de un restaurante lujoso y siempre tocaba una banda o personaje distinto. Al terminar los pedidos, me recuesto al lado de la puerta de la cocina y oigo un rato corto.

Continuando con mi rutina, me duché, vestí y arreglé para tomar un autobús hasta el trabajo; estaba perdida en la inmensidad, tenía el presentimiento de algo bueno. Entré por la puerta trasera, saludé a mis compañeros y luego fui directo al frente, donde se encontraban las mesas. No había nadie, así que sólo me paseé cual fantasma arreglando imperfecciones en los manteles. Una hora más tarde entró un joven que llevaba a cuestas un estuche de guitarra, su apariencia: alto (como de 1.80), cabello abundante color negro, ojos cafés claros y piel blanca; me parecía atlético puesto que el smoking se ajustaba un poco a sus músculos. Me acerqué con un menú en manos, dispuesta a dáselo pero me detuvo.

---- ¡Oh, no! Disculpa la alarma, soy il músico di la semana. Me llamo Oliver, un gusto ---- Se presentó modesto, tendiéndome la mano. Tenía acento italiano.

2

---- Yo soy solo una mesera y creo que has llegado más temprano de lo normal ---- Le contesté estrechando su mano.

---- De hecho regazza, lo hice a propósito. Vine para hacer una prueba de sonido ---- Me explicó carismático.

---- En ese caso, allá está el escenario aunque el dueño no ha llegado ---- Le señalé el lugar y luego me fui de vuelta a la cocina para contarles a mis compañeros sobre la llegada del músico.

Ayudé un rato en la cocina, lavando trastes y pasando especias de la bodega, más sin embargo, al asomarme por las ventanillas de la puerta de la cocina pude percatarme de la cantidad de gente que había, salí de inmediato y anoté cuatro platillos de la mesa principal. Sasha, la otra mesera, llegó tarde (como siempre) pero me ayudó bastante.

Esta vez me tocaba a mí presentar el entretenimiento, así que me acerqué a Oliver:

---- ¿Ya estás listo? ---- Le pregunté, tapando el micrófono.

---- Sí, pero me gustaría un poco de agua tibia ---- Me pidió de forma dulce.

---- Bien ---- Respondí ---- Muy buenas tardes a todos los clientes de "La Rosa De Oro", hoy tenemos a Oliver con nosotros para ser parte de nuestro entretenimiento, espero que lo disfruten ---- Anuncié con ánimos frente al micrófono.

Después de una larga jornada, ya solo quedaban veinte personas en el restaurante, y por alguna extraña razón, una señora de sesenta años más o menos, me hizo una petición:

---- Joven, ¿Puedo sugerir una canción? ---- Indagó la señora.

---- Si, por supuesto ---- Le contesté con amable sonrisa.

---- Quiero oír "Destino o Casualidad" de Melendi, cántala con el muchacho, desde que llegué no para de mirarte, te dejaré propina ---- Pidió la señora, pícara.

3

Asentí, no deseaba hacerlo pero la propina me vendría muy bien, por suerte, cuando era pequeña pertenecí al coro. Pronto, me subí al escenario para hablar con el guitarrista:

---- Sugirieron "Destino o Casualidad" de Melendi, quiere que la cante contigo ---- Le comenté apenada.

Me miró fijamente y se levantó de la silla, me hipnotizó:

---- Es mi favorita. Si te da mucho miedo, solo permanece mirándome ---- Me aconsejó sonriente, comenzando a tocar.

No pude apartarme de su mirada, era como si en ella me sintiera capas de todo:

---- ella iba caminando sola por la calle, pensando "Dios, que complicado esto del amor", se preguntó a si misma cual habría sido el detalle... que seguro cupido mal interpreto. ---- comencé cantando, dejando todo en ese escenario.

Al terminar la canción, voltee hacia donde estaba la anciana, pero se había marchado y por si fuera poco, todos me miraban atónitos incluso los de la cocina:

---- De día mesera, de noche musa, esa es Florencia Garibaldi. ---- Me saco de mi trance el guitarrista.

---- ¿Cómo sabes mi nombre? ---- Pregunte confundida.

---- Lo dice tu uniforme, además, tal vez no te acuerdes pero nos conocemos desde hace mucho ---- me dijo, de forma tan profunda que le creí.

---- Debo volver a trabajar ---- me excusé bajando del escenario.




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