El día era soleado, las aves cantaban canciones que dormían a los niños, jóvenes parejas caminaban por campos llenos de flores dando un ambiente romántico. A la lejanía podía visualizarse una estructura de color blanco que lograba imponer respeto a cualquiera que se atreviese a mirarla.
Ese majestuosa construcción era conocido como el castillo Fortia, hogar de una de las familias mas respetadas y temidas a lo largo de los reinos, capaces de ir a la guerra por el bien del pueblo pero lo suficientemente sádicos como para asesinar o torturar de formas inimaginables a los que se oponen ante su palabra; pero en toda familia existe un individuo que rompe con las expectativas que le fueron impuestas.
No puedo sacarme de la mente ese paisaje...- Dijo un joven que miraba al suelo mientras sus manos estaban en la pared haciendo de soporte.
Augusto Evermonth es el mas joven de la familia; desde corta edad fue elogiado por condes y barones por su increíble inteligencia, cuando su familia estuvo al borde de la inminente bancarrota fue el con ayuda de sus inventos los que lograron sacarla adelante y posicionar aun mas alto en la escala social.
Necesito despejar mi mente- despego sus manos de la pared para ver al rededor de su habitación. El tamaño era considerable, no obstante ese se encontraba lleno de muebles, planos, trozos de metal-madera; en un lugar apartado se encontraban los inventos que alguna vez fueron su inspiración.
Se acerco a uno de ellos y coloco su mano en uno en particular, era una choza de piedra tallada cuidadosamente a mano, en la superficie estaba recubierta con madera en forma circular. Lo que mas llamaba la atención era una un sobresaliente en forma de hélice constituido por maderas y tela, los cuales estaban sujetados firmemente con hilo.
Juro que algún día podre llevar a cabo tu construcción a gran escala- aparto su mano para dirigirse a la puerta de su habitación para posteriormente salir de la misma.
Deambulo por los corredores de su hogar solo para que su mente recordara una vez mas el acontecimiento de ayer. Se imagino como los cuerpos caían en los caminos de tierra, como estos pasaban días sin ser notados; la apariencia de los gusanos devorando la carne putrefacta de esos cuerpos expuestos a los demás únicamente ocasionaban que su estomago se revolviera.
¿Su majestad?- Se escucho una voz que logro apaciguar aquel malestar que lo acongojaba. Frente de el se encontraba una mujer de cabello castaño claro, piel blanca y ojos como la miel. Vestía una un traje de criada el cual a primera vista le quedaba un poco grande.
Lo siento Beatrice, estuve distraído- se disculpo Augusto
No debe disculparse su majestad, Clein me contó lo sucedido- dijo mientras sostenía su pecho con una expresión de tristeza.
Es increíble que un lugar así exista... ¿Acaso las demás familias no saben lo que sucede ahí?
Beatrice simplemente dejo escapar un suspiro- Muchos nobles únicamente buscan su propio beneficio, si esa tierra fuera capaz de producir oro o fuerza militar estoy seguro que las familias los mantendrían a raya para futuras guerras- miro un dije que llevaba en su cuello- no creo que nadie ayude a ese lugar.
¿Por que estas tan seguro?- pregunto intrigado
Su majestad, yo vengo de ese lugar- tras decir esas palabras el príncipe se sorprendió- ese pueblo lleva muchos siglos así, Ni siquiera con el mandato de la familia Kugran los nobles decidieron prestarles ayuda... Yo fui una de las afortunadas que logro escapar gracias a un comerciante que pasaba por casualidad ese día.
Pero... ¿por que nunca dijiste nada?
Su majestad... durante años trabaje para diferentes familias nobles, a todas y cada una suplique por su ayuda pero ninguna me escucho. Cuando llegue aquí, mis esperanzas ya estaban rotas por lo que me di por vencida de ese sueño- Beatrice parecía aun cargar con esos ojos muertos que Augusto vio en la cuidad.
Con esa simple conversación me di cuenta que nuestro mundo se mueve por las clases sociales y que solo se necesita un poco de oro para que las personas se vuelvan vanidosas; fue por eso que esa misma tarde decidí que si nadie hacia nada para ayudar, yo me convertiría en el estandarte que demostraría que todos son necesarios para que un reino crezca.