(Noviembre de 1925)
Cuando en mi eterno divagar profundo
Evoco los recuerdos del ayer,
Se me antoja que he estado en otro mundo
Y que en este mundo he vuelto a renacer.
El llanto de mis ojos ya olvidado,
Empeña nuevamente mis pupilas,
Y en mi alma que la amargura hila
Su ensueño de tristeza y de dolor.
Se clavan, como en tiempos ya pasados
Las ardientes pupilas del amor.