(Plato, 1928)
Buzo de soledad en noches sin sentido
Un mar de sombras ahoga tu alma soledosa;
El paisaje te escupe su dolor de las cosas
Que este mundo nos da, viejo bardo vencido.
Dolor de verte inhábil para obras decorosas
Arrastrado tus vicios y escupiendo dicterios;
Alma de escarabajo que opináis sin criterio
Sobre el bien y el Mal y … sobre todas las cosas.
Arrastra tus flaquezas de doliente pingajo:
Navega solitario, que nadie te nombra
Por ese mar muerto, servil escarabajo.
Hasta que un día la Parca silenciosa,
Atendida del vaho que proyecta tu sombra,
Te recoja en su seno con piedad milagrosa.