A pesar de la distancia que seguía manteniendo, no descarte ninguna de las posibilidades de mi regreso. Obviamente el tiempo que estuve varada, mi mente sentía la necesidad de gritar, para hacer sentir que aun estaba cerca, pero mis gritos no fueron suficientes ya que nadie me pudo escuchar. Pues entonces empecé a imaginar la forma en la que aun estando distante pudiera estar cerca de aquello que para mí era importante, y que sabía que me esperaban con ansias. La lucha interna se apodero de mí, y me hice presa de mis emociones, las cuales me impedían salir a luz, tuve que tomar valor antes de tomar aquella decisión de decirle a mi cuerpo “muévete”, que ya es hora de accionar de la manera correcta, no quiso levantarse pues aun mi mente se encontraba vagando en los mares de la distancia y mis recuerdos aun no llegaban a ella; entonces grite fuerte, para que el accionar de mis emociones fueran el motivo repentino que hiciera poner devuelta nuevamente cada uno de mis recuerdos de donde nunca debieron de salir. Mi llegada se visualizaba cada día más cerca, y mi cuerpo que ya se hacía inerte empezaba a cobrar vida.
La lucha interna se apoderaba de mí y me impedía encontrar el camino correcto. Ya no sabía en qué punto me encontraba, afuera me aguardaba un mundo, y aun no tenía la certeza de cómo y cuándo regresaría.
Sin saberlo y sin esperarlo escuche a lo lejos una voz cálida que me decía “Esperamos por tu regreso”, esas palabras fueron el motor de arranque, y de repente mis emociones empezaron a brincar de felicidad, cada uno de mis pensamiento se fueron introduciendo en mi mente, y la distancia en la que me encontraba se hacía cada instante menos visible. Trataba de contenerme en mi mente, pero eran más fuertes mis pensamientos y la voluntad que en ellos se impregnaba, que lo que yo inerte podía hacer.
La vida volvía a mí como un soplo de esperanza, después de todo lo que había pensado y de cómo había imaginado mi regreso, nunca imagine que lo que me retenía se convertirá en el motor de arranque de mi gran llegada. La espera ya era menos, solo me hacía falta tomar el valor necesario que requería mi trayectoria hacia el regreso. Al principio lo veía como un largo camino, pensaba que mis piernas no me permitirían caminar, que perdería mi sentido de orientación y quedaría varada en medio de la nada. Mientras más pensaba sentía que la distancia se quería volver a apoderar de mí, que mis pensamientos se harían cómplices de mi fracaso, que mi voluntad se dejaría gobernar por mis emociones y que mi cuerpo seguiría poseído por la inercia.
No podía permitir que nuevamente esos pensares negativos de mi mente se hicieran participes en mi destino, tenía que buscar la manera de volver al momento en el que recordaba con claridad aquella idea que sería la esperanza de mi futuro regreso.
Sin darme cuenta sentía que volvía atrás y estaba olvidando aquellas cosas que me habían alentado a seguir mi camino. Ya empezaba a pensar cosas sin sentido nuevamente, sabía que pronto seria libre de está opresión que me mantenía distante, así que nada de lo que llegará a mi mente podía estar obstaculizando mi camino.
Editado: 11.05.2018