Memorias de Xanardul I: La escogidas

21.- Sello de luz

 

Los sellos mágicos que se usan en la actualidad fueron mejorados por las brujas legendarias durante los primeros años de la revolución mágica. Existen diversidad de ellos, algunos esenciales y básicos que aprenden las brujas desde sus primeros años de formación.

El más conocido y usado es el sello de sangre personal. Creación del aquelarre Faistine usando magia de sangre, consiste en imprimir el símbolo deseado, recitar el encantamiento de restricción y verter sobre este tu propia sangre. De este modo, un encantamiento de sangre protege algún espacio reducido, algún tesoro, o algún libro con información secreta. Solo la persona que puso el sello puede romperlo usando su propia sangre para quitar el bloqueo

Otro sello mágico conocido es el practicado por el aquelarre Briathar. Le llaman sello mental, y es aquel que usan para esconder sus hechizos y secretos. A través de un voto de silencio, ninguna bruja Briathar es capaz de traicionar a su aquelarre, ya que queda bloqueada la capacidad de expresar los secretos que ocultan. Asimismo, las Briathar usan el sello mental para proteger sus mentes de invasores que intenten averiguar sus secretos. 

Pero hablemos del sello mágico más poderoso de todos, el sello de luz. Creado por Aziza Asarlaí, la forma original de usarlo era por imposición de manos. Este poderoso sello lograba borrar toda la vida anterior de la persona que recibía el poder de su magia. Bloqueaba recuerdos, y anulaba la capacidad mágica. Al ser magia arcana y ancestral, no existía en Xanardul hechizo que pudiera contrarrestarlo. Aziza usó este sello para derrotar a las nigromantes servidoras de Annevona. De esta forma, quienes fueran dignas y aún tuvieran algo de bondad en el alma tendrían la oportunidad de empezar de nuevo. Les esperaba una vida limpia, pero sin magia. Solo Aziza podía romperlo, ya que se necesitaba de mucha energía mágica que nadie aparte de ella poseía.

De este sello de luz original se generaron otras variedades usadas por brujas Fiurt y Asarlaí. Por ejemplo, el sello curativo de las Fiurt que detiene el avance de enfermedades y maleficios. O el sello de bloqueo. Aquel que cierra el paso de cualquier criatura oscura, y oculta la existencia de ciertas zonas a personas indignas de acceder a estos. Es el sello que usó Aziza para esconder la Isla sagrada de Issenis, la isla de la luz y las hadas. O el sello que usaron las brujas Asarlaí para bloquear el acceso al continente de Anglia como forma de protección.

Al morir Aziza, la única forma de seguir usando sellos de luz se concentró en los templos que servían a Luz eterna. Las Asarlaí sobrevivientes se dedicaban a concentrar magia de luz en los cristales de energía del templo. 

Algunos templos de la Luz se encuentran cerrados en la actualidad, no existen suficientes brujas Asarlaí que puedan ejercer un tribunal que apruebe un sello mágico. Es lamentable que un prodigio del viejo mundo haya quedado solo en nuestros recuerdos. Se sabe que existe un templo de la luz en el centro del bosque, y que aún hay cristales que guardan magia de luz.

Triste es que no puedan ser reactivados. Se necesitaría una nueva fuente de magia de Luz que ayude a despertarlos.

Capítulo 12. Sellos mágicos en la magia contemporánea.

Memorias de Xanardul, Amphelise de Thacir

 

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Abish caminó rápido hacia la habitación de Samantha, tenía que encontrar algún objeto de Leonard para dárselo a Aurea y que ella intente rastrearlo. Habían pasado días buscando al niño, temía que algo terrible le hubiera pasado. Un niño solo en las calles era blanco perfecto para los vampiros, no quería ni pensar en eso. Ese niño tenía que estar bien, era lo único que le importaba.

Cuando llegó a la habitación de Samantha tocó dos veces, y como nadie contestó, simplemente abrió la puerta. Pensó que no había nadie y se equivocó, ahí estaba Sam tomando una siesta. La chica se paró rápido, se restregó los ojos y se obligó a despertarse del todo. La miró con sorpresa, claro que no la esperaba ahí. En los últimos días la chica no la había pasado muy bien. La desaparición del niño la había afectado, ella también lo buscaba por su cuenta sin éxito. Leonard y Sam habían convivido en esa habitación por varios días, y quizá la chica había adoptado una actitud maternal con él.

—Abish, ¿pasó algo?

—Creo que podremos encontrar a Leonard pronto.

—¿Ah si? ¿Te han llegado noticias? —preguntó interesada.

—No exactamente. Escucha, lo que necesito es que me des un objeto del niño. Algo que siempre usara y que pueda servir para rastrearlo.

—¿Rastrearlo?

—Si, Sam. Eso...—le daba vergüenza explicarse. Ella que siempre habló tan mal de la magia y de las brujas, de pronto estaba ahí hablando de buscar un objeto para un hechizo de ubicación. No podía creer el sorprendente giro que había dado su vida. De ser una cazadora que detestaba todo lo relacionado con la magia, a meterse de lleno a ese mundo del que apenas sabía un poco. Era como si un nuevo mundo se mostrara de pronto ante sus ojos. Cosas que jamás imaginó y juzgó como fantasía de pronto eran tan reales que asustaban. Ser escogida de un espíritu ancestral, conocer licántropos puros, conocer a una auténtica bruja Asarlaí. Ni hablar de la sospecha de que tuviera una especie de sello de luz. Aquello, según el libro de esa Amphelise que estaba leyendo, ya no debería existir. Ahora tampoco podía confiarse de ese libro, porque hasta las cosas que Amphelise mencionaba como extintas habían renacido.




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