A pasado más de un mes… aún la extraño.
Cuarenta y siete días pasaron, desde, la última sonrisa que me regaló. Camino por los rincones de la calles de la ciudad y siento un abrazo y una cálida mano estrecharle a la mía. Es ella llegando a mi memoria y como fotografía en movimiento, verla al lado mío caminando. Llegó a mi destino, una vieja iglesia rodeada de pizza y un cine central. Me preguntó si me piensa, si me recuerda, si me extraña…