Esta historia comienza una semana atrás, cuando el profesor Johnson, nos dio a conocer que el examen de la siguiente unidad seria exactamente siete días después, no más ni menos. Sabía que terminaría dando tutorías a Isabelle y uno que otro rezagado de la clase que nos viese en la biblioteca. Para esta unidad estábamos obteniendo funciones de transferencia para su resolución por medio de arreglos matriciales y determinantes. ¿Entendieron?, bueno, eso fue lo mismo que capté yo.
Decidimos quedar a estudiar en mi cuarto como de costumbre. Todas nuestras sesiones eran a puerta cerrada, no porque quisiéramos ocultar que éramos unos nerds, sino porque siempre aparecía alguien que quería distraernos del estudio.
Estábamos sentados sobre la alfombra, con una pila de hojas regadas por todos lados, era mi sistema para ordenar que probaba ser poco eficiente en esta ocasión.
—No entiendo a quien se le ocurrió incluir ecuaciones diferenciales, matrices y determinantes. —Se quejaba Isabelle, una prospecto a ingeniera. Uno pensaría que sería buena en las matemáticas y las materias de física. Supongo que todos tenemos nuestras flaquezas y debilidades.
—No es la gran cosa, digo, ya aprendiste la parte de física, solamente nos falta implementar la parte de cálculo. —El problema yacía en este segundo tema, pues yo tampoco era muy bueno en cálculo diferencial, mucho menos realizando ecuaciones diferenciales. —Tenemos un ligero problema, Isabelle. —Esta mostró una cara larga típica de preocupación, es la misma cara que hacía cuando se sentía abrumada por el estudio.
—No mames, Ray, dime que no vamos a aventarnos una semana completa de estudio.
—Lo siento. —Incluso yo me sentí decaído. —Vamos, la última vez no estuvo tan mal. —Era una mentira, odie con toda mi alma la última unidad, realmente no creí que fuese posible que alguien pudiese olvidar los temas que había estado estudiando. No me vuelvo a permitir un día libre, Isabelle cuenta conmigo para que le ayude a pasar la materia y yo cuento con ella para no volverme loco con mis compañeros de casa.
—Ray, realmente no sé si pueda hacer esto, nunca le he dado tutorías a alguien. —Respondió Isabelle. Volteé a verle confundido.
—¿Me estás diciendo que tú me vas a enseñar?
—Si, yo te voy a enseñar cálculo, sé que no se te hace fácil. —Realmente lo dijo. —He visto tu cara cuando necesitas realizar una multiplicación grande, no había querido decir nada. Ray, el punto aquí es que yo te enseñaré una parte y tú me enseñarás la otra.
Suspiré, me acomodé en el asiento, saqué mi libreta y una pluma. —Tarde o temprano iba a suceder, el padawan se iba a convertir en Jedí.
—Bueno, comenzaremos con encontrar la ecuación diferencial, si mal no recuerdo primero tenemos que analizar los componentes que aparecen en el circuito. —Comenzó a escribir el ejemplo que el profesor había enviado por correo.
•••
Tuve que ponerme en los zapatos de Isabelle. Nunca había batallado tanto para que un tema de matemáticas se quedase grabado en mi cabeza. Fueron tres días de estudio moderado seguidos de cuatro días de estudio intenso. De no ser por mis asombrosas habilidades de regeneración, probablemente estaría experimentando un dolor intenso en mi estomago por la gran cantidad de cafeína que había ingerido en la semana.
Hubo un punto en el que tuve que pegarme el párpado con cinta adhesiva a la cara, porque no dejaba de parpadear por el exceso de cafeína, fue mi error tomar tres latas de expreso una tras otra.
Comenzó un rumor en la casa, lo recuerdo porque hubo un día en el que no volví a dormir y Logan lo notó. Le pareció divertido comentar durante nuestra sesión matutina que había pasado la noche en casa de Isabelle. —Pensé que tu e Isabelle eran solo amigos.
—Solo somos amigos. —Le fulminé con la mirada.
Logan nunca me dejo olvidarlo, tampoco ayudó cuando aquello se repitió por una segunda noche seguida. En la casa de Isabelle me conocían como Raymond, cosa que no me hizo muy fan de los padres de Isabelle, supongo que el sentimiento fue mutuo cuando me descubrieron agotado en el suelo con lápiz en la mano, Isabelle desparramada en su cama aun con su ropa del día anterior. Fue una conversación muy interesante durante el desayuno.
El tercer día de estudio fue de los más difíciles de afrontar, tuve que ir al trabajo todo desvelado, probablemente haya confundido los sabores de capuchino las veces suficientes como para que Madison decidiera tomar mi lugar y ponerme a limpiar.
Al salir del trabajo fuimos directo a la biblioteca, pedimos una sala de estudio, durante ese tiempo estábamos tratando de cubrir la parte que yo le tenía que enseñar a Isabelle. Fue una montaña rusa de emociones. Tuvo que venir uno de los chicos que estaban trabajando en la biblioteca a despertarnos pues habíamos pasado la noche en el cubículo, tuvimos una seria plática con el jefe de biblioteca, creyó que nos habíamos acostado en el cubículo. Tuvimos que convencerle de que revisase las cámaras. No pudimos evitar que el rumor se corriera. Ahora yo tenía una imagen totalmente distinta en casa, todos creían que aprovechaba cualquier oportunidad para enredarme con Isabelle. Hubo un punto en esa tarde en la que volví del trabajo, Millie y Daniela venían entrando de hacer ejercicio, tanto Millie como Daniela me vieron con disgusto y me rodearon con los ojos solo para retirarse al patio, segundos después volvió Millie a chocarme los cinco y reírse. Para guardar apariencias ese día tuvimos una sesión a distancia a través de Skype. Fue la noche fallida, pues la luz se fue por eso de la 1:30 de la tarde y no pudimos continuar con el estudio.