La cuenta regresiva había comenzado a correr y no faltaba mucho para que alguien descubriera lo que había pasado con el cadáver. Fue una noche en vela la que pasé tratando de llenar los espacios en blanco de mi memoria. Tiempo perdido en jaquecas. Me encontraba presa de mi propia paranoia, esperando que alguien tocara directamente a la puerta de la casa listo para arrestarme. Sería una situación muy complicada de explicar. Dentro de mi yacía un pequeño grano de esperanza, el cual no encontraba razón para que se me acusara de dicho crimen, no obstante, el resto de mi se encontraba abrumado con malos pensamientos, pesimismo y una pizca de culpa.
En mi desvelo no pude hacer nada más que estar sentado frente al televisor sintonizando el canal de noticias, a la espera de que alguien reportara el asesinato. Comencé a verlo desde la media noche. Batallaba para mantener los ojos abiertos, los párpados me pesaban y mi visión se volvía borrosa, tenía que recostarme.
Hice varias tazas de café para contrarrestar el cansancio, sin embargo, la energía artificial con la que estaba alimentando a mi cuerpo no iba a ser suficiente, iba a necesitar algo más fuerte en el café. Algo escarlata. Muchos habrán escuchado del café con whisky, pero nunca del café con sangre. Debo decir que funcionó como era de esperarse, sin embargo, sentí ese frenesí en mi sistema. Una voz en mi cabeza gritando que le diese más.
La sobre atención trajo consigo consecuencias físicas, la visión que tenía cansada por estar tanto tiempo “despierto” hizo un sobre esfuerzo por aclarar la vista, sentí punzadas en los globos oculares que estaba seguro de que terminarían en un sangrado, sin embargo, cuando me revisé la visión en el espejo del baño solamente pude ver mis ojos inyectados en sangre.
Esto no me estaba llevando a ningún sitio. Habían pasado horas y no había aparecido nada en las noticias. En el mejor de los casos encontrarían el cuerpo hasta dentro de dos días, no obstante, el cuerpo estaba a simple vista de cualquiera y alguien tendría que llamar. Tal vez podría dormir unas horas, volver a la rutina, tal vez desayunar algo para calmar los nervios, si algo iba a pasar iba a suceder de igual manera.
Nuevamente, el karma es una perra. Justo cuando me había decidido a volver a dormir se emitió un boletín especial. Eran los presentadores de siempre, Alan Brady y Karen Zimmerman, los conductores del canal de noticias 5. Eran conocidos por hacer una rutina en la que pretendían estar enamorados el uno del otro, sin embargo, todo mundo sabía que fuera de pantalla ambos tenían a sus propias parejas y familias. No importaba, porque aun así el canal 5 era de los más sintonizados en la televisión abierta.
—Noticias de último momento. —Reporto Alan cediendo la palabra a su compañera.
—Hace aproximadamente media hora el cuerpo de emergencias recibió una llamada de alerta reportando un cadáver encontrado en la arboleda ubicada entre Perrigan y Longwine. —Pareció que la presentadora quiso reportar que el cadáver fue encontrado cerca de la universidad, pero algo la persuadió para omitir el dato. —Cedió la palabra a su compañero, el cual regularmente explicaba los detalles del crimen.
—Advertencia, las siguientes imágenes podrían ser explícitas y no aptas para todo público. —Se mostraron imágenes censuradas del cuerpo de la chica. No había duda, era el cuerpo que había encontrado en el bosque la tarde anterior. —La policía aún no ha revelado detalles sobre el crimen, sin embargo, como se puede apreciar la chica fue privada de su vestimenta y abandonada sobre el césped, no se encuentran señales de intentos de entierro cercanos.
Parte de mi se sentía aliviada de que no había pistas sobre el culpable, lo cual me daba una ventana de tiempo para pensar en algo. Aunque siendo sincero, llevaba toda la noche pensando en ideas y ninguna había sido buena. No es como si pudiese entrar a escondidas a la jefatura de policía y deshacerme del cadáver.
La puerta de la casa se abrió de repente iluminando la sala con luz natural, me provocó un sobre salto, mi instinto me decía que corriera, pero estaba paralizado por la situación. Por el umbral atravesó una persona alta con gafas de sol, era Ben. Pude respirar, la situación aún no se iba a la fregada.
Ben me mantuvo la mirada fija, probablemente había notado lo rojizo de mis ojos. —¿Estabas llorando o fumando Grass? —Preguntó con una mueca sonriente.
Tenía que mentir. No es como que le pudiese decir que me acababa de servir una taza de café especial. —Creo que ambos.
Se golpeó el pecho y me señaló. —Sé lo que se siente. Dejó su mochila aun lado de la entrada e ingresó a la cocina. Comenzó a juguetear con la cafetera, se sirvió una taza y me acompaño en el sillón, donde los presentadores aun continuaban hablando de la escena del crimen. —Entonces de eso se trataba todo el alboroto. —Señaló la pantalla. —Traté de cruzar a través de la arboleda, pero había cinta policial cubriendo la entrada habitual, así que tuve que rodear por los dormitorios. Esta hecho un desastre, esos chicos aún se encuentran muertos por el “charro”, muy extraño para ser sábado.
Me froté los ojos para sacudirme la sensación de ardor. —¿Sabes si encontraron algo?
—No, solamente los vi venir hacia acá. —El choque eléctrico de tensión me mantuvo quieto, levanté la mirada lentamente. —Si, les pedí que vinieran a la casa para recoger tu cuerpo, te ves como el carajo, ¿si dormiste? —Este es el tipo de cosas por las que encuentro molesto a Ben, justo como Elizabeth, aparenta que sabe más cosas de las que no debería estar enterado.