Mentiras Peligrosas

#43 Hotel Yorba Parte II

Como era de costumbre, terminé en la cama incapaz de dormir, Stella eventualmente respondió mis mensajes mandándome una foto dándome el dedo. Me acusó de no tener nada mejor que hacer, se sorprendió cuando le comenté sobre el embrollo en que me había metido. Me preguntó si estaba bien, si sufría las represalias de la droga. Tuve que calmarla diciéndole que todo estaba arreglado, que la cura resulta ser volver a alimentarse. Dudé por un segundo el contarle sobre lo ocurrido hace unos meses, sobre mi teoría de los monstruos, pero aún no estaba seguro y para nada quería involucrarla en ello.

Llamó mi atención que alguien tocó a mi puerta a las tres de la mañana, casi pude preguntarme quien podría ser, de no ser porque anuncio que era Millie, bueno, eso es algo simplificado, ella anuncio que era ella, por su tono de voz yo asumí que era ella. Caminé hacia la puerta indeciso sobre dejarla entrar, pero no podía dejarla borracha causando estragos en el BNB, podría perderse, peor aún, encontrar más alcohol, así que opte por abrir la puerta.

El aroma de Millie era muy fuerte, y no era uno placentero. Me señaló a la cara. —Eres todo un caballero. —Hablaba como si tuviese la boca suelta y poco aire en el cerebro, claramente ebria. —Me apartó del umbral y se invitó a si misma a entrar.

—Pasa no hay problema. —Dije con sarcasmo, uno que ella no notó.

—Gracias, ¿te parece si me tiro en la cama contigo? —Procedió a ingresar a las cobijas con todo menos zapatos. —No encuentro mi habitación, la he estado buscando desde hace horas.

—Millie, tu habitación está al lado de la mía. —Dije molesto.

—No o. —Esa es la habitación de Ben, y la gitana, y ellos no me quieren ahí, para nada. ¿Ben usa calzoncillos de rombitos, lo sabías? —Por más sorprendente que fuera ya lo sabía, era gracioso que ella lo dijera, pero tampoco era nada nuevo para mí. Cerré la puerta tras de mí, caminé a la cama y me senté al borde de ella. —¿Estabas dormido?

—Para nada, estaba contando ovejas y me faltaron algunas.

—¿Y no vas a dormir? —Levantó la cobija. —Puedes dormir aquí, no muerdo.

—Estoy bien, igual tengo muchas cosas que pensar.

—Yo he estado pensando mucho. —No solo pensando.

—¿Ah sí? 

—No sé si quiero casarme, no creo que ese tipo de cosas sean lo mío. Logan, Logan es un buen tipo, muy bueno en la cama, que nadie te diga lo contrario. —Nadie me había dicho nada al respecto. Tampoco es que fuera preguntándolo por la calle. —Pero, a veces no comprendo si estamos juntos porque nos queremos, o porque no tenemos de otra.

—¿A qué te refieres?

—Shh —Se llevó el índice a los labios. —Es un secreto.

—Está bien, no me lo cuentes. —A estas alturas lo que quería era que se callara, cosa que no logré.

—Está bien, te lo diré, pero no me sigas insistiendo. He hecho cosas malas, bastante malas, de ese tipo de cosas que no podrías perdonarle a alguien. —Notaba que sus momentos de lucidez iban y venían. —En mi último semestre tuve una amiga, ella salía con un chico atento, agradable, era todo un caballero, al principio parecía que éramos buenos amigos. Después mi amiga comenzó a salir con este chico, pensé que yo podría lidiar con eso.

—¿Por qué te molestó que tu amiga saliera con él?

—¡Porque yo lo quería! Él me quería, él no la veía de la misma forma en la que me veía a mí, yo era especial y sabía que él era especial. Sabía que moriría si se enterara que nos estábamos viendo a escondidas. Nunca pensé que realmente acabaría de esa forma. —Entonces su historia comenzaba a tener sentido, me estaba contando lo que sucedió el semestre pasado. Con Marisol. —¿Crees que soy una mala persona?

—No, para nada. No creo que nadie fuera capaz de predecir lo que le iba a pasar.

—A veces creo que pude haber hecho algo, que pude darme cuenta de que algo no estaba bien. —Se detuvo un segundo, arrugó su cara como si estuviera concentrándose, parpadeó varias veces seguidas. —Vaya que estoy borracha. —Había llegado al punto en el que ella misma identificaba su propio problema. —No quiero terminar como ella. —Era un pensamiento horrible, desearía que nadie tuviese que temer por no llegar a su destino, no tener que preocuparse por despedirse de sus padres como si fuese la última vez que los verá, las cosas no estaban bien en Glassdrop. —Se dio la vuelta y encaró la ventana. —No quiero terminar en un agujero en la tierra, en una zanja a medio cavar —Puso su mano en su hombro y la agitó en mi dirección, quería que le sujetara, así que le tendí una mano. —No me gusta mentir, aun así, lo hice, lo hicimos, no sabía que todo iba a terminar de esa manera, no sabía que ella no iba a volver, para cuando todo se volvió una catástrofe. Tenía mucho miedo, tengo mucho miedo, no sé si haya algo que impida que acabe como ella. —Me había dejado sin palabras, sabía que la situación era muy seria, pero no podía aterrizar mis pensamientos. —Ray, prométeme que no dejaras que acabe en una fosa.

—Lo prometo.

—Daniela sí que es afortunada de tenerte.

•••

Junto con el sol, salimos nosotros, cada uno derrotado de una forma distinta, sentí la tensión cuando Ali no se detuvo a despedirse de sus padres, Ben iba a su misma velocidad, realmente se apoyaban el uno al otro y no dejarían de luchar por ello. Millie, era una mujer fuerte con un pasado tormentoso, y eso no dejaba que la definiera, salió con las gafas de sol más oscuras que encontró. Yo era un chico con problemas, que cargaba con una maldición, aun así, salí sabiendo que tenía amigos de verdad, amigos en los que podía confiar.



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En el texto hay: vampiros, horror

Editado: 30.11.2023

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