Mentiras Peligrosas

#51 Exit Light, Enter Night

Eran cerca de las cuatro de la mañana cuando fui privado del sueño, Dani estaba recostada en mi dirección. Traté de no moverme mucho, no quería despertarla. Me di la vuelta para quedarme recostado en su dirección. Se le veía tranquila, le tenía tanta envidia al poder ignorar todo lo que estaba sucediendo. No podía creer lo chica que se veía la cama cuando estábamos los dos sobre ella, un movimiento en falso y podrías terminar en el suelo o sobre el otro.

Me di la vuelta dándole la cara a la puerta, la habíamos dejado entreabierta, podía ver como esta filtraba la luz de las escaleras, continué bajando la mirada hasta que llegué a la alfombra donde una rata de ojos blanquecinos como perlas —me observaba. —Debe ser una maldita broma. —Murmuré. Qué diablos quieres. —Ya voy. —La rata salió de la habitación. Intenté levantarme causando la menor conmoción, no quería privar a Daniela del mismo sueño que él me había privado a mí.

Arrastré los pies descalzos a través de la alfombra, bajé las escaleras con un poco de torpeza, aun tenía la fuerza de espagueti. A mitad del camino a la planta baja escuché un ruido que provenía del cuarto del lavado, como si alguien estuviese moviendo las cosas de la bodega, tirando metales, pues estos chirriaban. Avancé con cautela hacia el cuarto de lavado, la luz del foco se filtraba. Una vez tuve en mi campo de visión aquello que estaba causando el ruido, mi cuerpo entró en un estado de alerta.

El intruso estaba agachado, su identidad estaba oculta detrás de aquella sudadera negra. Buscaba entre la chatarra una especie de vara de metal que pudiese usar como arma, es lo único que podría encontrar entre los materiales de trabajo de Daniela.

No estaba preparado, para cuando encontró lo que buscaba y se dio la vuelta, quedando frente a frente conmigo, cabellos castaños claros se escapaban de su capucha, sus lentes relucían con el fulgor del foco.

—¿Qué haces despierto? —Preguntó Ben.

—Podría decirte lo mismo, pensé que estarías afuera tomando tus muestras.

—Tú mismo lo dijiste, debería estar afuera, pero me encontré con un bloqueo, necesito algo con que destrabarlo, y la llave de mi auto se quebró en el proceso.

—¿Volviste a pie?

—No, esa llave no. Sera mejor que me vaya.

—¿En serio vas a seguir con esto? —No era un reclamo, era la única forma que encontré para preocuparme por él. Este solo esbozó media sonrisa.

—Esta es la última.

—¿Sabes que es lo peor de las mentiras? —Ben permaneció callado. —A veces creemos que son la verdad.

—Es la última, lo prometo.

 



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En el texto hay: vampiros, horror

Editado: 30.11.2023

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