Mentiras peligrosas

Noche de glamour 1

- Bueno, vamos a grabar lo último de esta primera temporada aprovechando el clima ‒señala el cielo gris‒, si le va tan bien como espero, tendremos una segunda temporada, si no, sería una lástima que se quede a la mitad ‒lo veo suspirar algo preocupado, también tenía fe en que fuera un éxito y no por evitar una mancha en mi historial, era por lo mucho que me gustaba la historia y sobre todo, el personaje.

- Nos irá perfecto, ya verán ‒asiento a lo que Omar dice, respiro profundo, me sentía nerviosa y obsesionada, había estado practicando la mirada.

Habían hecho que el personaje de Omar hiciera una breve aparición, como un adelanto de lo que podría suceder, algo que me pareció magnifico.

***

«- ¿Qué has dicho? ¿Cómo qué se han fugado? ‒lo mira negando, alza la falda de su vestido y comienza a correr hacia la salida, eso era mentira, su amado no podía haberse ido así, se amaban.

Corre sin importarle nada, en la entrada de su mansión observa el carruaje con el emblema de la familia del marqués, como si fuese una broma cruel la vio asomarse por la ventana, Marie, su pobre y nada estúpida prima.

- Mi señorita, por favor ‒escucha que le hablan mientras corre, cae al suelo y como si eso no fuera suficiente, comienza a llover.

Golpea y golpea el suelo gritando llena de dolor, rabia, un deseo en su corazón comenzó a formarse: la venganza.

- Me las vas a pagar Marie Charlotte Churchill, me vengaré de ti aunque sea lo último que haga ‒había alzado el rostro al cielo mientras gritaba llena de dolor, las lágrimas se perdían con la lluvia, baja la cabeza y entonces, su mirada pasa de ser la de una niña mimada y engreída, a una llena de odio y venganza, y porque no, con un grado de locura».

***

- Corte, perfecto ‒escucho al director decir aquello y suspiro, con ayuda me pongo de pie y pronto Rose me envuelve con una manta para evitar que me enferme‒. Ve a cambiarte Oddy, haremos otras tomas con Charles y Beth ‒asiento, comienzo a caminar y me quejo bajo por lo pesado de la ropa.

En el camerino me quito con rapidez la ropa y agradezco que en esta villa haya baños, el agua caliente me vino de maravilla.

Gracias al cielo sólo era esa escena bajo la lluvia, la ropa se ponía pesadísima con el agua, era bastante incómodo.

- Salud por nuestro querido director ‒alzo mi copa tras decir aquello, en realidad era refresco de manzana.

- ¡Salud! ‒dice el resto a coro, con esto celebrábamos que todo había terminado, al fin podría volver a casa.

Tras guardar nuestras cosas y despedirnos, volvimos a casa, el fin de semana comenzaría la promoción, daríamos entrevistas y asistiríamos a algún evento con fans, sería bastante divertido.

- Adiós Rose, descansa ‒me despido de mi asistente antes de subir a mi taxi, echo la cabeza hacia atrás, tendría unos cuatro días de descanso, me moría de ganas por abrazar y besar a mi pequeño.

Tras unos veinte minutos se detiene frente a la casa de mi abuela, estaba en un barrio tranquilo y sencillo, me bajo tras pagarle, el conductor se baja para ayudarme con las maletas, le agradezco y comienzo a caminar hacia el interior tirando de ellas, saco las llaves de mi bolsa de mano y nada más abrir escucho sus pasos por la escalera.

- ¡Mamá! ‒dejo caer mis cosas y abro los brazos para recibirlo, salta y por poco evito que caigamos, lo abrazo con fuerza y lo lleno de besos, lo meso sintiéndome feliz.

- Mi pequeño amor, ¿me extrañaste? ‒sonrío mientras me llena la cara de besos, lo imito y beso su rostro.

- Mucho, no es lo mismo hablar contigo por videollamada ‒asiento, entro cuidando no tropezarme con mis cosas.

- Hola cariño ‒escucho la suave voz de mi abuela‒, que desastre ‒dice acercándose a la puerta, la veo levantar mis cosas.

- Lo siento nana, es que este precioso y hermoso mono bebé araña me atacó ‒ella ríe, acomoda todo en la entrada y cierra la puerta tras quitar las llaves.

- ¿Puedo dormir contigo? ‒me mira con sus grandes y preciosos ojos negros, asiento.

- Claro que sí mi amor, todas las noches ‒me abraza con fuerza, al fin me sentía como yo de nuevo.

Ancel:

Había conseguido pases para los diferentes eventos, recién había vuelto de Gómel tras terminar algunos negocios, si debía ser sincero, la única razón por la que deseaba asistir a ese evento era para verla a ella, esa preciosa čaraŭnica, hermosa, enigmática y por sobre todo, sensual. Había estado con ella una sola noche y no había podido olvidarla, sin importar con cuantas mujeres hubiese estado, no había sentido de la misma manera, quería saber si fue porque nada más llegar la mañana se fue sin decir nada o por lo buena que era en la cama, quizás había herido mi orgullo y eso se había vuelto obsesión, no lo sabía y no quería saberlo, era mejor no cuestionar nada y sólo creer que la quería de nuevo en mi cama por lo buena que era.

Cuando la noche llega me quedo alejado de la alfombra roja, no me interesaba que me entrevistaran, pero quería verla llegar y deleitarme con la vista, lo que ocurrió unos quince minutos después.

Lucía radiante con un vestido que se pegaba a su cuerpo como un guante resaltando cada curva, verla sólo me hacía recordar aquella noche y sentía como mi cuerpo reaccionaba a ella, maldita sea, se veía mucho mejor que antes, no podía esperar para hablar con ella, o quizás algo más.




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