La escuela no era diferente de cualquier otro ecosistema. Había una fina cadena alimenticia. Existían peces gordos y peces pequeños. Estaban los típicos marginados. Una población que no lograba adaptarse al esquemas social que se regía en estos edificios. Aquellos que habíamos sido expulsados de nuestras propias manadas. Aquellos en los que nadie confiaba.
También estaban los típicos empollones, nerds, geeks y freaks, que socialmente no tienen relevancia, pero tienden a moverse en grupo para simular fuerza, si bien existían las excepciones a la regla, en la que los nerds podían ser deportistas, como en el evidente caso de Albert Rodríguez. Quien era lo suficientemente listo y atlético como para recibir una de las dos becas.
Existe la elite de alumnos. Un grupo tan secreto y público como los masones, los iluminati. Cuyo mejor escondite es a plena vista. La clase alta y aquellos que controlaban la política de la ciudad enviaban a sus hijos aquí, claro, al menos aquellos que no tenían futuro, porque si lo tuvieran estarían en cualquier otra universidad comprando dieces con la tarjeta de crédito de papá, y no una universidad de segunda, eran aquellos que estaban sufriendo su condena en Rockfall. Aquellas ovejas negras que habían desperdiciado todo su valioso tiempo en fiestas, despilfarrando su herencia en drogas ligeras, fiestas huecas y amores de motel. Pero solo aquellos con una pizca de dinero eran mis objetivos.
Me basto con un par de días para poder identificarles. Tan solo en la clase de biología avanzada había dos. Monique Barton y Alister Turner. La primera la reconocí por su bolso Gucci. Y sus prendas de diseñador. Si Maryann estuviese aquí diría que parecen las chicas que actúan en Gossip Girl. Con sus mallas de liguero, faldas, blusas y blazer se diseñador. Literalmente se vestían como peces gordos. No obstante, no me iba a dejar llevar por una simple vestimenta. En el caso de Alister, quien tenía pinta de James Dean, con su apariencia desalineada, pero elegante. Eso y el hecho de que se bajó de un Cadillac, luego de que su chofer le abriese la puerta. Luego de verlo bajar la primera persona con la que hablo fue con Monique, quien lo estaba esperando para entrar a clase de biología avanzada. Esos dos no daban la pinta de cerebritos y sus calificaciones lo reafirmaban.
Les seguí a la distancia, mezclándome entre las multitudes. Parecían dos pajarillos contando chismes el uno al otro. Mi apariencia no hacía más que deteriorarse poco a poco. Aquella piel brillante, ojeras aclaradas y músculos tonificados se estaban desvaneciendo a cada día que pasaba desde el incidente. Pero no me veía tan mal como la última vez, yo calculaba que aún me quedaba cerca de un mes antes de que estuviese retorciéndome de hambre en el suelo. Claro. Si es que no perdía el control antes.
Ambos entraron a una de las macro aulas, una enorme sala con capacidad para cien personas en la que daban clases de ciencias básicas para aprovechar y llegar al mayor número de alumnos. Por suerte era algo que no tenía que tomar en este momento. Electrónica. En la puerta indicaban que habría un profesor de otra universidad dando una catedra. La profesora Raja. Sea quien fuese sonaba como una engreída.
Al entrar me sorprendí de ver que el aula estaba en su máxima capacidad, pesé que quedaban unos cuantos asientos libres en las últimas filas. Pude divisar a mis objetivos en la penúltima fila, lo que me llevo a sentarme en la última fila, justo detrás de ellos, tan solo necesitaba hacerme a la idea de quién sería el indicado.
A pesar de que la clase de electrónica prometía tratar temas de suma importancia, eso no detuvo a Alister de utilizar su teléfono toda la clase, si no era para tomarse fotos a sí mismo, era para lanzar pajaritos con una resortera de pixeles. Monique intentaba entender la lección, pero esta se frustro de inmediato al ver el alto nivel de complejidad con el que estaban dando la lección. Eso era una buena señal para mí. Esta prosiguió a distraerse con un espejito. A través del cual casi me atrapa observándola.
Tenía la información que necesitaba sobre estos tipos. Estaba recogiendo mis cosas, cuando sentí un ligero pinchazo entre las cejas, más que una sensación era como si parte de mi cerebro se hubiese despertado súbitamente. Mi cuerpo reacciono poniéndome la piel de gallina, los olores ambientales desaparecieron, toda mi atención recaía sobre una sección. Aunque aún no lograba descubrir que era tan importante como para disparar mi sexto sentido.
Entonces, como si una alarma pillase en mi cerebro, di con una chica. Cabello corto, corte Bob, más esponjado que la última vez que lo había visto. Una chaqueta de mezclilla blanca con una rosa pintada a mano en la espalda. Involuntariamente me incline sobre mi asiento para ver que prendas inferiores llevaba. Cuando hubo un silencio en la aula. Entonces sentí que mi capa de invisibilidad se había desvanecido. Cientos de ojos se posaron sobre. Aquella profesora de apariencia extranjera también me veía.
—Si vas a estar pasando notitas como si estuvieses en secundaria te puedes salir de una vez. —Su tono no me agrado para nada.
Di un vistazo rápido hacia la pantalla en la que estaba proyectando un ejercicio. No me bastaron ni tres segundos para darme cuenta de que había un error que desmoronaba todo el procedimiento que estaba exponiendo ante la clase.
—Tal vez si usted supiese resolver ecuaciones diferenciales no estaría perdiendo mi tiempo en otras cosas. —Replique molesto.
Salí de la sala, no sin antes dar un último vistazo, sin embargo, ya había perdido de vista a la misteriosa chica de antes.