SARAH
Después de explicarle todo a Alex y de que gracias al universo pudimos llegar a un acuerdo acerca de lo que haríamos-aunque un poco forzadas, pero eso no es lo importante-, regresé a casa tal y como lo había indicado Alexander, pero no me esperaba lo que al llegar me encontré.
Al principio solo me dedico una mirada y una pequeña sonrisa, como si le divirtiera verme ahí, confundida y desorientada, como un pequeño animalito. Y eso no me gusto para nada. Ella se veía tan imponente, bella y delicada al mismo tiempo que me desconcertó todo, se le veía tan familiarizada con la casa, como si ella perteneciera a este lugar y yo no, eso me hizo sentir insegura de lo que estaba pasando.
Tardo varios minutos en los cuales solo se dedicaba a mirarme, como si le divirtiera esta situación. Hasta que finalmente me contesto y tampoco me agrado nada de lo que salió de su estúpida boca.
Y por alguna extraña razón recordé a la primera zorra, perdón a la tal lucia que vino esa tarde, dijo exactamente las mismas palabras, obviamente quitando el hecho de que ella no dijo insultos hacia mi persona, aunque a decir verdad no los necesitaba, se le notaba con su actitud, como si yo fuera una idiota. Mas sin embargo a lucia no la podías comparar con rebeca, eran totalmente opuestas, una destilaba belleza y arrogancia, pero todo eso se hacía nada cuando empezaba a hablar, pero la otra gritaba poder, dinero, belleza y absoluto control de la situación. Ellas eran totalmente opuestas, ella era alguien muy diferente a mí.
Pero esta vez es diferente, por alguna extraña razón esta vez era muy diferente a la última zorra que vi entrar a esta casa.
No pude contestarle algo ya que justo en ese momento llego alessandro, al principio creí que me defendería y que no se, correría a la perra esa o yo que sé, alguna reacción muy diferente a como lo hiso. Al principio se le veía feliz de verme, pero cuando reparo en la presencia de ella, su cara fue todo un maldito poema y lo que más me dolió fue que deje de existir para él, se centró completamente en ella y nada más en ella, como si yo no existiera, como si yo hubiera desaparecido de esta maldita habitación.
Mas sin embargo no me miro, no me hablo, no nada.
Como si yo no hubiera estado ahí presente, como si yo no hubiera presenciado nada de eso, sin nada que perder los seguí hasta el despacho de alessandro, me importaba un carajo lo que me dijeran yo quería saber que era lo que estaba malditas pasando. Pero fue una idea completamente estúpida de mi parte, por lo que al llegar me encontré, los dos imbéciles estaban a casi nada de empezar a tener sexo y fue cuando lo entendí.
Solo soy un maldito entretenimiento para este imbécil y justo en ese momento mi memoria decide hacer acto de presencia, mostrándome más escenarios iguales en el pasado y como cada vez que empiezo a recordar algo de mi pasado, me empezó a doler horrible mi cabeza.
Corro lo más rápido a la habitación que comparto con alessandro para empezar a empacar mis cosas, no sé a dónde carajos voy a ir, pero lo único que sé es que me quiero largar de este maldito lugar y alejarme lo más que pueda de ese imbécil, escucho a lo lejos como alessandro grita mi nombre varias veces. Sé que está tratando de alcanzarme y no sé, tal vez tratar de explicar lo que claramente vi con mis ojos, por suerte llego rápidamente a la habitación y no espero nada, saco una maleta y empiezo a arrojar ropa adentro ni si quiera sé qué carajo es lo que estoy arrojando, pero las lágrimas junto con la rabia, la decepción y el dolor de cabeza horrible que estoy sintiendo, no ayudan para nada.
#6793 en Joven Adulto
#30108 en Novela romántica
traiciones y secretos familiares, misterio amor, romace y drama
Editado: 09.07.2022