Capítulo XI
Con sus manos en su nuca sin dejar de observar la camilla en donde se encontraba el cuerpo de Sam, que ahora solo estaba completamente vacía.
– ¿Cómo pudieron dejar que se llevarán el cuerpo de Sam?-preguntó con un tono tranquilo. No quería alterarse, su estado emocional estaba empeorando y quería que todo acabara pronto.
– Me dijiste que cuidara a Eric cuando te persiguieron que cuando recordé que ella estaba a unas habitaciones de nosotros, corría verla y no estaba-se excusó rápidamente sin dejar de rascar su nuca, sumamente nervioso-por cierto…. ¿quién es ella? Señaló con su índice a la rubia que estaba a escasos centímetros de la puerta sin querer ser vista.
– Es quien le disparó a la persona que intentó lastimar a Wally-espetó medio molesto al recordar aquella escena.
Sin poder seguir ahí dentro, se escapó a pasos ligeros evitando que alguien lo siga. Se había ido a la azotea del hospital. Su mente no dejaba de proyectar esa escena en donde ese sujeto había puesto sus asquerosas manos en el pequeño cuerpo de Wally. No lo soportaba y tenía una impotencia demasiado grande al ver que no fue él el que asesino a ese hombre enmascarado.
¿Quién lo habrá enviado?
No podía dejar de pensar en esa pregunta una y otra vez. La muerte de Isabel era tal vez una pista. Desde que murió, hace unas horas, solo pasaban miserias.
– Veo que estás demasiado pensativo, amigo-la voz de la rubia invadió sus tímpanos poniéndolo en alerta ante su inesperada llegada-tranquilo, solo me envió tu amigo. No vengo a pretender que seamos amigos y que me cuentes todo, no quiero saberlo-comentó lo último a susurros, sabiendo que por dentro la comía la curiosidad, pero ¿Quería saber sobre la vida de un extraño? Cuando su primer encuentro fue luego de haber asesinado a una persona. Sin dudar pensaba que era una persona extraña-¿quieres uno?-soltó casi de la nada extendiendo su mano donde sostenía una caja con cigarros sabor menta, él posó su mirada en la rubia por unos segundos y accedió. Ella pudo sentir como esos orbes verdes le consumían el alma durante esos pocos segundos. Le extendió un pequeño mechero y este solo lo colocó en su boca y se acercó para que ella misma lo encendiera. Con las manos temblorosas y ver que no quitaba su mirada de ella, lo encendió sin más.
– ¿A qué viene todo esto? Carl no te envió-agrega dejando salir algo de humo de su boca observando el paisaje, que a Karen le pareció atractivo de alguna forma.
Dejando sus pensamientos de lado, notó que la descubrió. Carl nunca la envió. Él sabe que cuando Alex está molesto es mejor dejarlo hasta que sus humos bajen y nunca enviaría a alguien a ver como está.
– Eres inteligente, pero no lo suficiente para ser policía-comentó-Carl también es policía-esas palabras provocaron que la rubia cerrara fuertemente sus ojos intentando pensar que excusa poner ahora.
– No fue mi intensión meterme en tu vida…-mueve sus brazos excusándose de cualquier cosa que diga-vine por tres cosas. Uno ¿Por qué se llevarían el cuerpo?, Dos ¿Tienes algo que ver con las personas que encontramos en el baño de los hombre en el ala norte? Y tres ¿Por qué todo se volvió tan raro desde que apareciste?-esas preguntas ni él las podía responder. Solo se quedó callado y siguió fumando-Tal vez no me viste parada en la puerta de entrada del hospital cuando llegaste con los enfermeros, llenos de sangre junto a dos camillas que es donde estaban tus amigos-esos recuerdos solo lo hacen terminar rápidamente el objeto tóxico que se encontraba entre sus dedos anteriormente.
– No fuiste la única que nos vio. Había demasiadas personas para saber que estabas ahí, pero no puedo responderte esas preguntas.
– Eso quiere decir que estás relacionado con la persona muerta en el baño, ¿Verdad?-no iba a decirle que él asesinó a esas personas.
– No y no creo que sea correcto que me hagas un interrogatorio aquí-la observo unos segundos para girar sobre sus pies y caminar hacia la puerta.
Ella no dijo nada y lo dejó irse. Entendía que no se encontraba bien emocionalmente, ni ella lo estaría en su lugar. Pero era muy raro que desde su llegada todo en el hospital haya cambiado tan rápido.
(…)
A pasos ligeros se dirigía a la habitación de Eric a ver como se encontraba, pero en su camino choco su hombro accidentalmente contra un hombre mayor con su cabello blanco y para nada alto.
– Lo lamento joven-se disculpó. No dijo nada, no se disculpó y siguió su camino hasta llegar a la puerta de la habitación de Eric.
Dudo en entrar y sus dudas lo llevaron al estacionamiento del hospital. No podía estar ahí. Se encaminó hacia el auto de Carl cuando en el momento en el que estaba por abrir la puerta, su estabilidad comenzó a fallar cayendo al suelo sentado mientras su mano se sujetaba a la manija de la puerta. Su visión lo traicionaba viendo absolutamente todo borroso y escupiendo sangre. No podía ponerse de pie aunque lo intentara y ya sentía como sus ojos se cerraban de a poco. Resistiendo un poco más, volvió a intentar ponerse de pie cuando sintió unas manos frías tocar su abdomen para ayudar a levantarlo. Levantó su mirada y con todas las fuerzas que le quedaban la abrazó.
– Pensé que habías muerto-habló acariciando su cabello con sus manos llenas de sangre-te vi en esa camilla y nunca tuve tanto miedo de perderte-ella abrió la puerta con la llave que se encontraba en la mano del chico y lo sentó en los asientos de la parte trasera.
La soltó y sin darse cuenta este la atrajo hacia él besándola como si nunca lo hubiera hecho, aunque en ese caso, nunca lo había hecho, hasta ese momento. Ella no sabía si corresponder era correcto, pero lo hiso por lo suave que se sentían sus labios juntos a los suyos. Sin darse cuenta tocó su costado y notó como él se quejó.
Alex al darse cuenta de que había besado a la chica que conoció hace unas horas se alejó pero su cuerpo no le permitió alejarse demasiado, pero sí quedando a una distancia prudente de la joven.
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rencor y venganza, amor pasajero, asesinos psicópatas y sufrimiento
Editado: 21.06.2022