Capítulo 11

Capítulo 11

 El encuentro con el mago

 
Sirsha se quedó mirando fijamente a ese anciano que se encontraba parado frente a ella. No supo qué decir. Estaba cansada de preguntar y obtener respuestas a medias. Aodhan lo leyó en su mente y le dijo:
 
Aodhan: Comprendo que no entiendas nada, pero ha llegado la hora de que sepas quién eres en realidad y te responsabilices por tu destino.
 
Sirsha: (tratando de analizar la situación) y... ¿Cuál es ese destino?
 
Aodhan: Recuperar tu poder real y quebrar los planes de Aoife y Jarlath de dominar la Tierra.
 
Sirsha: (soltando una risa nerviosa) ¿Yo sola voy a hacer todo eso? ¿De qué poder real me habla? La tradición de Riordan proclama que, muerto el rey, la corona es automáticamente de su primogénito o en su defecto de su primogénita. Yo sólo soy la sobrina bastarda...
 
Aodhan: Eso es lo que durante años te hicieron creer querida.
 
Sirsha: (Anhelante) ¡Explíquese!
 
Aodhan: Es verdad que tu madre se quitó la vida, pero no era la hermana de tu tío y tu padre no fue un plebeyo que la preñó y la dejó embarazada a su suerte.
 
A Sirsha se le desmoronó el mundo entero en un instante. Al menos toda su vida y su personalidad fueron construidas en base a esa historia. Se sintió “nada”.
 
Declan se la quedó mirando. Nunca la había visto con ese dejo de tristeza en su rostro. Ambos hombres esperaron como sería natural una explosión de la princesa y un reclamo se saber más sobre su identidad, pero se quedó completamente callada. Debido a esto, Aodhan intervino:
 
Aodhan: Es necesario que cabalguemos más leguas. Debemos alejarnos todo lo posible. La autoridad máxima de los Soldados de la Perdición ha sido enviada a liquidarte y seguirá el rastro de tu olor. Pero no te alarmes: Declan sabe qué hacer y yo con mi magia te protegeré. Y no te ofendas porque nadie responde lo que deseas saber. Este también es un viaje para que te conozcas a ti misma y si sabes de más, no llegarás a nada. Necesitas ciertos conocimientos que vendrán con el camino. Si sabes todo ahora irás corriendo como loca al castillo y en vano será.
 
Sirsha siguió callada y se subió al caballo sin observar a nadie para continuar camino.