Capítulo 14
Momentos verdaderos
Sirsha y Declan estuvieron un largo rato discutiendo a ver quién se metía al arroyo primero. Era indiscutible que ambos no lo harían a la vez.
Declan: Ve tú primero. Yo vigilaré.
Sirsha: Ve tú primero. Si estás listo antes podrás cuidarme de lo que pueda pasar.
Declan: (incomodándose) Qué garantía tengo que cuando esté desnudo y distraído no te vas a escapar y a dejarme como un idiota aquí.
Sirsha: (riendo) Idiota ya eres. Y no me voy a escapar. Estoy ofendida y disgustada por todo esto, pero quiero llegar hasta el final y saber quién soy. No entiendo porque Aodhan no puede decírmelo.
Declan: (impaciente) ¡Dije que te metieras primero!
Sirsha: (indiferente) Tú primero. Si viene el “Eoghan” ese, dudo que lo quieras combatir sin ropajes.
Declan: Está bien. Pero de ahora en más no cuestiones mis órdenes.
Sirsha: (mofándose) ¡Sí, capitán!
Declan se sacó la ropa y se metió en el agua. Sirsha volteó incómoda. Era una dama y nunca había estado en esa situación. Las hierbas olían terriblemente. Declan también estaba incómodo. No pensó que llegarían a situaciones como ésta.
Sirsha: (con asco) Esos yuyos huelen muy mal.
Declan: (sumergiéndose en el agua) Es una mezcla especial de hierbas salvajes y estiércol. Los demonios pierden el olfato si hay presente en el aire desechos de animales.
Al estar tan cerca de Declan, Sirsha no pudo evitar mirar de reojo las heridas en el cuerpo del capitán. Muchos cortes dibujaban su contorno. Sintió lástima por él. Lástima por un hombre que había vivido una vida que no deseaba, por un deber que le había sido impuesto.
¿Pero por quién?
Al fin, Declan salió del arroyo y fue el turno de ella.
Sirsha: (con pudor) No me mires.
Declan: Por favor. Ya estoy cansado de ver cosas desagradables. Prometo resistir la tentación.
Sirsha: ¡Eres un idiota!
Declan: Idiota será el pobre ingenuo que se despose contigo si salimos vivos de esto.
Sirsha: (terminando de desvestirse) Si salimos vivos de esto y es verdad que seré reina impondré nuevas tradiciones y no me casaré. (Riendo) Sí. Y mi primer orden será que te decapiten.
Declan: (sonriendo) Si así no te escucharé más, adelante.
En la pelea, la brisa atravesó el espacio entre ambos y Declan no pudo evitar sentir el olor a rosas y agua fresca que se desprendía del cuerpo de Sirsha.
El aroma hizo que se calmara y se sintiera inseguro. Tenía sensaciones que no entendía. Odiaba no poder controlar lo que ignoraba. Cuando ambos terminaron la tarea, salieron al encuentro de Aodhan.
Editado: 16.09.2020