Capítulo 26
Un voto de confianza
Sirsha despertó con un dolor que no la dejaba ni respirar. Si Declan no la asistía pronto podría desangrarse. Si bien Jarlath necesitaba la sangre de Sirsha para su ritual de apertura de los infiernos y para ello la Luna Nueva debía estar en el firmamento, no era menos cierto que el mago tenía un as en la manga: Mebh.
Mebh era la hermana de Sirsha y su sangre bastaría para llevar a cabo los planes.
Declan: (tomando a Sirsha entre sus brazos) Necesito curarte las heridas. Estás sangrando mucho. ¿Confías en mí?
Sirsha asintió con la cabeza. Declan la sacó de la casa y la llevó a orillas del arroyo.
Declan: (Con ternura) Escuchame bien. Sé que te duele, pero tendrás que soportar el dolor. Te voy a curar como hice con Mebh. Primero debo limpiarte las heridas. Con la suciedad que tienes en la piel te puedes infectar.
Sirsha lo miró preocupada. Limpiarla significaba desnudarla. Declan lo leyó en su mirada:
Declan: No te asustes. Te quitaré sólo el vestido. Las enaguas se lavarán solas con el contacto del agua. Tengo que quitarte el hedor de las heridas antes de cerrarlas.
Ambos se sumergieron arrodillados en el arroyo y Declan le apartó el vestido. Sirsha estaba muy dolorida para oponerse y se aferró a él ya que no lograba mantenerse incorporada.
A pesar de la pestilencia, Declan podía captar un olor a rosas en la piel de la princesa.
Cuando terminó de lavar las heridas, la recostó en el pasto:
Declan: Tal vez te desmayes. ¿Estás lista?
Sirsha volvió a asentir con la cabeza.
Declan: Prometo ser rápido.
Sirsha lloraba y gemía de dolor. Declan padecía con ella. Había estado en varias guerras y asistido a miles de hombres, pero esto era diferente. Sentía miedo. Miedo de lastimarla. Miedo de...
Al final, Sirsha terminó desmayándose de dolor. Al terminar, Declan se lavó en el río porque ya no soportaba el olor a la sangre.
El resto de la jornada transcurrió con Sirsha en sus brazos afiebrada.
En un momento, ella despertó y se le quedó mirando. Él le acarició el rostro.
Declan: (En tono burlón) Me encanta tenerte así. La única manera de que no pelees es estando moribunda.
Sirsha le sonrió y abrazándolo se quedó dormida.
Editado: 16.09.2020