Mentiras y Traición

Capítulo 46

 
Capítulo 46
 
Un relato doloroso
 
Gael:  La noche que atacaron el castillo, nos tomaron a todos por sorpresa.
Pequé de confiado. Creí que Cronan había cambiado y fue toda una fachada para que las defensas estuvieran bajas. Tu madre y tú dormían en nuestro lecho nupcial
y yo estudiaba rutas de comercio con Donovan. Era una noche como cualquier otra. De pronto se sintieron explosiones y gente gritando por todos lados. Me asomé a la ventana y miles de Soldados de la perdición volaban con sus arcos y flechas matando a los guerreros del reino y a los hombres del pueblo que se animaban a resistir. ¿Qué se podía hacer contra miles de demonios que invadían el cielo tapando la Luna? Los hombres caían como moscas. Vi a los demonios y supe los nombres que estaban atrás de esto. Desesperado corrí a mis habitaciones a
buscarlas. No estaban. Bajé al salón del trono y me encontré a ti en brazos de Cronan llorando y a tu madre atada por Jarlath. Donovan quiso sacar su espada, pero Cronan le dijo que si osaba sacarla te cortaría el cuello con la daga que tenía en la mano. Mientras tanto, los guerreros de Cronan incendiaban el castillo. Todo era caos alrededor. Le dije a Donovan que corriera a alistar a los hombres. Él no quiso. Fiel a su rey pidió quedarse a mi lado. Le ordené que se fuera, rogando que se salvara. Sabía que si se quedaba a mi lado moriría. Las cartas parecían echadas.
Noreen me rogaba que no hiciera nada para que no murieras. Eras tan pequeña. Te habíamos buscad...
Al rey se le entrecortó la voz al recordar.
Gael: Cuando Donovan se marchó, Cronan, le pidió a Jarlath que te llevara junto con Noreen. Siempre sobre amenazas que no hiciera nada para que no resultaran muertas. Saqué mi espada y peleamos a muerte. El incendio avanzaba cada vez más. El humo nos nublaba la vista y nos sofocaba. Quería realmente matar a mi hermano. La culpa fue mía cuando vino a mi casamiento con mentirasn de paz.
Siempre quiso todo lo que me pertenecía. Y luego de nuestra bandera blanca, espero unos meses para atacar. Cuando logré dominarlo en la batalla una de las
maderas del techo cedió y me cayó encima. Me desvanecí y Cronan se fue creyendo que había muerto. Y si no, el incendio lo haría por él.
Pero observando todo,  estaba un pequeño que no dejaba de seguir a su tío donde quisiera que vaya, que arriesgó su vida por su rey y fue valiente a pesar de tener tan solo 8 años.
Sirsha:  ¡Declan!
Gael: Si, el pequeño Declan. Ese muchacho tenía bondad en sus ojos. Y se veía en él una fuerza movida por el valor.
Me ayudó a quitar la viga y a salir del castillo. Sabía cada rincón del mismo y me condujo por los pasadizos hasta los túneles que dan a la salida del río. Estaba mal herido, pero a salvo, porque nadie sospechaba que me habían sacado del salón del trono. Se incendió rápido y todo quedó en cenizas. Lo último que recuerdo es haber despertado aquí, con Aodhan diciéndome que tu madre había muerto y que él también debía esconderse hasta que llegara el momento de la verdad. Quise tomar la espada y reunir a los hombres del pueblo, pero me dijeron que no quedaba nada. Todo sometido. Todo arrasado. Todo devastado. El triunfo de Cronan había sido total y si hacía algo en ese momento sería en vano. Ni siquiera
Aodhan con todo su poder podría sólo. Para vencer a Cronan y Jarlath se necesitaba una fuerza conjunta que en ese momento estaba destruida. (Acariciando el rostro de su hija) Fue terrible saber que estabas en manos de ese mal nacido sin saber qué podría hacerte. Por ello, mande a vigilarte por Aodhan, que se disfrazaba de mendigo para acercarse al castillo. Mi hermano unificó los dos reinos, desterró a todos los seres de luz de la Tierra y mediante el terror amedrentó a los reyes de las comarcas lindantes. Ninguno se resistió, ya que, tenían miedo de que les pasara lo mismo que a mí. No me quedó otra alternativa que esperar a que el tiempo pasara, los hombres se volverían fuertes de nuevo y estarían listos para pelear.
Sirsha no necesitaba saber más. Era en vano profundizar. Tal vez, para evitar más dolor.
Sólo hizo una pregunta:
Sirsha: En tu relato hablaste de mi madre y de mí. ¿Y Mebh?
Gael:  ¿Quién es Mebh hija mía?
De pronto, el corazón de Sirsha comenzó a latir tan fuerte que creyó salírsele del pecho. Su padre no conocía ese nombre. Por unos segundos pensó algo y se disculpó:
Sirsha: (nerviosa) Lo siento padre, me confundí. Ruego me permitas ir a buscar a Declan. Debo decirle algo.
Al comienzo del camino, la princesa Sali pareciendo tranquila para no despertar
sospechas en su padre, pero apenas el umbral del reino de las hadas fue traspasado, corrió a confirmar algo que la desesperaba profundamente.
Declan se encontraba parado con la mirada en sus pensamientos cuando fue increpado.



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En el texto hay: acción escape amor, traicion, intriga

Editado: 16.09.2020

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