Capítulo 54
Retorno al castillo
Donovan se sorprendió cuando vio a Sirsha entrar al establo. El sol recién asomaba.
Donovan: ¡Majestad! ¿Qué hace aquí? ¿Dónde está Declan?
Eoghan trató de incorporarse como una furia cuando la divisó, pero no podía moverse.
Sirsha: Declan está en las afueras del pueblo y me ha mandado a avisarte que debes reunirte con él. Cambiaron los planes.
A Donovan le pareció extraña la orden. Todo estaba perfectamente planeado como para ser cambiado de un momento a otro.
Donovan: ¿Qué ha pasado señora?
Sirsha: Aodhan y Declan te lo explicarán, debes ir ahora en tu caballo. Yo permaneceré aquí.
Donovan: (dudando) Pero es peligroso este demonio deformado.
Sirsha: Mientras esté atado no representa ningún peligro. Vete y vuelve rápido. Yo estaré bien.
Donovan se fue dubitativo y preocupado, pero, sin embargo obedeció. No tenía por qué desconfiar.
Apenas se retiró, Sirsha se acercó a Eoghan. Éste se asombró que no hubiera olor a miedo en su cuerpo.
Sirsha: ¿Jarlath te ordenó me mataras verdad?
Eoghan: Sabes que sí.
Sirsha: Bueno. Te doy la oportunidad de que me entregues.
Eoghan estaba confundido.
Sirsha: Si te desato... ¿eres capaz de llevarme volando? Sé que adelantaremos un día de jornada.
Eoghan: Ahora usted es el demonio. Es muy inteligente. Algo planea. ¿A dónde está su capitanucho valiente?
Sirsha: Eso no te importa.
Eoghan: (olfateando) Huele a él.
Sirsha: ¿Me llevarás o no?
Eoghan: Si me desata la mataré. Esa era mi misión.
Sirsha: Tu tarea era matarme antes de que encontrara el Cristal de Rowan. Ahora sé la verdad y tengo el cristal en mi poder. Puedo acabar con ustedes de un momento a otro si lo deseo. Si Jarlath desea el cristal, llévame con él.
Eoghan: Apenas me suelte la mataré y me llevaré el Cristal.
Sirsha: ¿Y piensas que soy tan estúpida para tener el cristal en mi poder? Llévame con Jarlath y le diré qué pasó con el cristal. Puedes matarme. Jarlath puede tomar el poder. Pero algún día alguien se va a cansar de tanta injusticia y terror y volverán a buscar el cristal. Otro elegido surgirá para detener el mal y lo rastreará.
Eoghan: No le creo el papel de altruista. Algo se trae entre manos.
Sirsha: Puedes llevarme o quedarte aquí a morir.
Eoghan: ¿Es por el capitán ese no? Se sacrifica por amor. No quiere que su capitanucho salga herido y quiere salvar el reino sola.
Sirsha se quedó callada.
Eoghan: (sintiéndose triunfante) Las humanas... son tan débiles. El poder nunca
hubiera sido suyo. Siempre fue una debilucha bastarda.
La princesa hubiera querido matar al demonio allí mismo, pero se contuvo.
Sirsha: ¿Me llevarás?
Eoghan: Con mucho gusto. Será un placer verla morir en manos de mi señor.
Lo que Declan no sabía cuando hirió a Eoghan era que los Soldados de la perdición habían evolucionado y las articulaciones de sus alas sanaban más rápido.
Sirsha lo desató de sus precintos de oro y se dejó llevar muerta de dolor entre sus garras que le habían abierto de nuevo la vieja herida.
Mientras Eoghan cumplía con su tarea nadie sabía que el cristal había quedado en las manos de Declan.
Editado: 16.09.2020