Capítulo 56
El encuentro
Jarlath: (de manera triunfante a Sirsha que era arrojada al piso por Eoghan en el salón del trono) ¡Hasta que nos reencontramos princesa!
Sirsha, con odio en sus ojos y dolorida sólo se quedó callada mirándolo.
Jarlath: (a Eoghan) ¿Traes el cristal de Rowan contigo?
Eoghan: Me dio a entender que no lo tiene mi señor.
Jarlath: (explotando) ¿Cómo?
Eoghan: Es lo que me dijo.
Jarlath: ¿Y le creíste estúpido?
Eoghan: (asombrado) Señor...
Jarlath: ¡Señor nada! Sabía que ustedes eran estúpidos, pero no a este nivel. ¿Cómo has podido creer sus mentiras? (acercándose a Sirsha y tomándola de los pelos) ¡Dime donde está el Cristal!
Sirsha: (sonriendo) ¿Pensás que sería tan tonta de decirlo?
Jarlath le propinó una cachetada y ordenó que la metieran en el calabozo hasta que prepararan el lugar en el que estaría para el ritual. La verdad era que el mago ya había activado el cristal negro días atrás y que la sangre que estaba lentamente fluyendo de Mebh lo estaba alimentando, pero era la sangre pura de Sirsha la
que abriría el portal del infierno.
Antes de que se llevaran a la princesa, Jarlath notó algo en sus ojos.
Jarlath: (acercándose nuevamente a su rehén) Te ves distinta.
Sirsha volvió a sonreír. Bien sabido era que los días que transcurrieron, el mago no había podido ver lo que pasaba más allá del castillo por la protección de Aodhan.
Jarlath: (agachándose a observar mejor a Sirsha) Tienes fuerza en la mirada. Ya no es una mirada de tristeza y soledad. ¿Qué has hecho?
El mago tocó la cabeza de Sirsha para leer sus pensamientos y allí afloraron todos los recuerdos que ella llevaba.
Jarlath: ¡Te has entregado! (observando los recuerdos de la princesa y enloqueciendo) ¡Le has dejado el cristal a ese mal nacido!
Sirsha: ¿Y qué pensabas? ¿Que me iba a dejar traer aquí por el demonio con el cristal así como si nada? Hiciste mucho mal y lo vas a pagar caro. Y no te atrevas a volver a golpearme jamás.
Jarlath: (volviendo a jalarle de los pelos) No voy a golpearte más. Voy a hacer algo mejor. Voy a matarte lentamente. Lo suficientemente lento para que cuando llegue él, crea que puede salvarte. Te pareces tanto a tu madre. Si hubieras sido distinta te hubiera hecho mi reina. ¡Guardias, llévenla al calabozo con el rey y tráiganla cuando les ordene!
Una vez que se llevaron a Sirsha, les aclaró a los guerreros:
Jarlath: Cuando la batalla comience, porque el pueblo se levantará, quiero que le den espacio a Declan para que crea que no estamos preparados y se adentre al castillo. Cuando eso pase lo atrapan. ¿Me han comprendido?
Los guardias asintieron.
Editado: 16.09.2020