Capítulo 64
La leyenda de los guerreros nómadas
El poder se restableció y Gael retornó al poder. A su lado, Mebh lo acompañaba. A pesar de no ser su hija, era un ser bondadoso y al fin y al cabo fruto de la mujer que había amado. Eso demostraba el gran corazón y bondad del soberano.
Un castillo nuevo se erigió.
Gael retomó relaciones con los reyes de los países lindantes e hicieron pactos de paz y de vigilancia a quien quisiera quebrar la armonía conquistada luego de décadas de infamia.
Mebh siguió siendo princesa y la mujer de Donovan fue rescatada y llevada al palacio con los máximos honores para que allí criara a su hijo Fergus.
En el castillo se erigieron estatuas de Sirsha y Declan como los salvadores de la causa. El pueblo llevó su luto por días.
Ambos héroes eran tan amados que el pueblo no se resignaba a que estuvieran muertos.
Es más. Cuenta por ello una nueva leyenda que circula de boca en boca, que la reina de las hadas le había dicho a Sirsha como generar en el cristal un escudo protector para que la energía del cristal guareciera a la persona que lo activara.
Dicen por allí, que la pareja se salvó y vaga por el mundo salvando vidas y viviendo de lo que la tierra les ofrece a su paso.
Muchas historias de gente salvada de injusticias por un dúo de hombre y mujer que luego desaparecen y no se quedan mucho tiempo en el mismo lugar circulan. Tal vez, porque aún se quiera creer que nuestros héroes viven. Comentan también por allí, que los protege un viejito de barba blanca con una vara de olivo que los sigue.
Enigmas sin resolver.
Sin embargo, Algunas noches se los ve a Gael y Mebh observando al poniente como si esperaran algo.
Como si supieran algo que los mantiene unidos. ¡Y que la paz de Rowan sea con ustedes!
Editado: 16.09.2020