Merfil

28.

David esperó el atardecer, y con la llegada de este se dirigió a su Hotel.

Mientras caminaba por las calles, divagaba sobre todo lo que tenía en la cabeza.

Él era consciente de algo y es que él había olvidado todo lo sucedido luego del entierro de su hermano. Tiene imágenes muy borrosas o incompletas, pero nada más eso. El rostro de su madre muy triste y sin vida. Recuerdos de sus días en el cuartel militar. Pero ninguno tenía una estructura lo suficientemente consistente para poder ser real en su memoria.

Acaso había sucedido algo malo... o simplemente sufrió algún hecho que le hizo olvidar gran parte de su vida. No lo sabía, pero los hechos fuertes si se mantenían con más fuerza. Eran borrosos, y a pesar de eso los tenía grabado como una quemadura hecha con hierro calentado al fuego.

Transitaba subiendo la calle para dirigirse a la iglesia. Y entre las cabezas de la gente andando por la acera, advirtió, de forma distraída, a varias personas rodeando una callejuela. La policía se hallaba cerca, y habían acordonado el lugar.

David sacó las manos del bolsillo de su chaqueta, y corrió sin aún estar fuera de sus pensamientos.

Al llegar, se abrió paso entre la gente y alargaba el cuello para poder avistar lo que había sucedido.

Y antes de darse cuenta de la escena, una mujer vomitó y gran parte del líquido blanco con rastros de comida cayó en los zapatos de charol de uno de los agentes.

Lo que había provocado tal repugnante reacción, era el cuerpo desmembrado de un chico. Un chico que tenía la cara oculta hacía la oscuridad, y que estaba echado de espalda mostrando su vientre con los órganos removidos fuera de su lugar, y un grupo de moscas se movían alrededor, volando en círculos y zumbando.

Debajo de su cuerpo estaba una bolsa negra de plástico desgarrada, y David supuso que lo encontraron dentro del contenedor de basura que se hallaba a su lado.

El frio recorrió su cuerpo, y sintió como su estómago se revolvía. Se alejó del lugar y caminó algo mareado. La sangre seca, la carne rojiza llena de líquidos y ácidos del estómago, la grasa amarillenta le dio mucho asco. Un asco que le recordó el día que su madre se suicidó, y la imagen de sangre que nunca había sentido luego de su servicio militar. Pero al ver a su madre, tirada en el suelo y con la mirada fría centrada en el techo, la sangre se le volvió algo muy repugnante.

Mientras más apresuraba el paso, las arcadas comenzaron a aparecer, y el sabor vomitivo comenzó a subirle por la garganta, llegando casi a su nariz. Mientras más se acercaba a la iglesia, su estómago se resistía a dejar de provocarle arcadas, así que se metió a una tienda y preguntó desesperado por un baño. El caballero le dijo que sí y le señaló al fondo. David siguió con la vista aquella seña que le hizo el hombre, y miró por sobre su hombro.

Dio las gracias con los ojos dilatados y caminó hacía la puerta. Y antes de entrar tropezó, provocando que la sensación de acidez subiera aún más. Se puso de pie y cerró la puerta, corrió hacia el inodoro y se arrodilló, expulsando el mismo líquido que aquella mujer. Las arcadas venían cada vez que terminaba, y su nariz goteaba mezclándose con el vómito.

Al poco rato, dejó de vomitar y se levantó jalando la palanca y viendo como el agua se llevaba toda esa masa viscosa. Había ensuciado algunas partes, así que tomó un gran trozo de papel del expendedor colgado a un costado, y lo limpió. Luego se apoyó con las dos manos sobre el lavabo y miró al espejo.

Miró su rostro, con arrugas y algunas manchas. Y recordó con tristeza su edad, sus ojos cansados y sin brillo, sus labios delgados que tenían poco color. Golpeó el espejo y este se quebró teniendo una forma de telaraña, y unas gotas de sangre bajaron por sus dedos y mancharon el vidrio.

Abrió el grifo y el agua corrió con fuerza. Puso sus manos y se echó agua a la cara. Se lavó el rostro, y se enjuagó la boca.

David tenía una mancha en su memoria que aquella muerte le hizo recordar poco a poco. Aquella mancha que estuvo oculta por muchos años hasta la llegada de Martín



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En el texto hay: horror, horror cosmico, mostruos

Editado: 10.10.2020

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