La cita sería el sábado a las tres de la tarde. Ya habíamos tenido salidas de amigos antes. Pero esta vez la sentía diferente. Tenía un buen presentimiento. A la mañana siguiente llamé a Sara y Amelia y ellas aparecieron en un parpadeo. Así que les conté sobre aquella "salida de amigos"
-Tal vez te va a decir que está enamorado de Rayven - comentó Amelia desde mi cama.
-Cállate aguafiestas - le lancé un cojín en la cara. Y Rayven soltó una carcajada seguido de un "Que asco"
-Lo bueno es que ya te lo pidió - dijo Rayven antes de mirar su reloj - bueno yo me tengo que ir porque se está haciendo muy tarde.
-Te veo mañana - me despedí desde mi cama antes de que se fuera. Rayven se giró antes de llegar al pasillo y me lanzó un lápiz que había en la estantería junto a la puerta para después irse.
-Ten cuidado en la cita - soltó Sara después de esperar a que Rayven se marchara - estaríamos ahí pero la reina solicitó una reunión con nosotras.
-¿Que? - contesté apoyándome en mis codos sobre la cama.
-Si te dirá que le gustas, que te quiere o algo así, ella lo sabrá y vendrá por ti - contestó Amelia.
-No pienso lo mismo - respondí muy despreocupada.
-Adriana esto no es juego - dijo Sara mientras me levantaba bruscamente de la cama.
-Okey, tendré cuidado - no quería dejar a Sara con los nervios en la nariz.
-Estas muy indefensa con los poderes que dominas - admitió Amelia - amenos que ya te haya salido cola, en ese caso ya los tendrías todos en un nivel medio completo.
-¿Enserio? - pregunté - lástima que todavía no la tengo. Es algo tímida.
Solo mantente tranquila - dijo Sofi mientras me tomaba por los hombros.
-Lo sé, pero no creo cambiar el clima a una... - la botella donde concentraba la energía exploto - tormenta.
Se quedo callada mirando la botella - ¿como hiciste eso? - Salió de sorpresa por sus labios.
-Pues creo que así - volví a hacer lo mismo que había hecho en la botella en el interior de un vaso. Y este explotó
-Con eso matarías a cualquiera! - dijo un poco exaltada - solo no lo utilices mucho.
-La verdad no creo que un error al usar un poder sea útil. Pero está bien - bajé bruscamente la mano.
-¿Y que paso con la cita con Dylan? - Sofi se secaba las manos con una toalla rosa que había en la mesa de centro.
-Saldremos mañana - lentamente me senté en el pequeño sillón que se encontraba en la sala.
-¿Crees que salga bien? - pregunto sin mirarme.
-¿Porque no saldría bien? - Sofi suspiró y dejó la toalla de donde la había tomado
-Pues si él es el correcto, Ashley lo sabrá - solté un gemido de desesperación.
-Creí que era un vampiro. No una adivina - tomé uno de los cojines floreados del sillón y me cubrí la cara.
-Solo te estoy advirtiendo, no es para que te pongas así - Caminó justo al frente mío para sentarse en el sillón que me daba la cara.
-Lo siento - me disculpe levantándome - solo que Amelia y Sara me lo llevan diciendo desde el domingo y ya me tienen harta.
-No te preocupes, solo te doy un consejo.
-¿Cual? - dije mirándola a los ojos.
-Los vampiro y hombres lobo - susurró - le tienen miedo al agua.
-¿Enserio? - pregunte sorprendida.
-Si, los vampiro porque no saben nadar y los hombres lobo son muy vanidosos, ¡No les gusta que se les moje el pelo! - termino su frase burlándose.
* * *
-Esto es malo. Esto es muy malo - miré debajo de la cama. Pero nada - sino lo encuentro todas me mataran.
-¿A que te refieres con todas? - pregunto Rayven desde mi cama.
-Mi madre, Amelia, Sara y...- hice una pausa para pensar si le decía sobre Sofi - mi hermano.
-Pero tu hermano es hombre - dijo algo extrañada.
-¡Hasta donde tu sabes! - le conteste con una voz burlona y algo chillante - Existe la teoría de que antes se llamaba Cecilia.
Rayven soltó una carcajada gigantesca que hizo que mi madre nos callara con un chistido - bueno ya no importa ¿En cuanto tiempo viene Dylan? - preguntó para cambiar el tema con un volumen de voz mas bajo.
-A las 3 - observe el reloj del teléfono "2:55" - ¡Demonios! Ayúdame a buscarlo - le dije a Rayven mientras le lanzaba una almohada.
Ray, dio un quejido cayendo con la almohada a la cama.
-Aquí esta - se escuchó que tocaban la puerta de mi casa - justo a tiempo.
Salí de debajo de la cama donde había encontrado el collar, no sin antes darme un golpe en la cabeza. Bajé las escaleras y le abrí la puerta, su boca se quedó abierta al ver el vestido blanco que traía y los zapatos de piso con flores que llevaba.
Editado: 16.02.2018