Los minutos después de que escuchara a varias personas llamando a la ambulancia fueron los más largos de mi vida. Los murmullos se escuchaban alejados, la mano de Dylan que se encontraba junto a mí también llorando por el accidente de nuestra mejor amiga. La ambulancia llegó 6 minutos exactos, después de las llamadas, dos paramédicos nos quitaron a Dylan y a mí del lugar mientras checaban los signos vitales de mi amiga.
- Esta inconsciente y no le llega mucho oxígeno al cerebro, súbanla a la ambulancia - uno de los paramédicos habló e hizo que mi corazón se detuviera casi por completo.
- ¿Se pondrá bien verdad? - le pregunté a uno de los paramédicos dejando a Dylan a mis espaldas.
- Veremos cuando lleguemos al hospital - dijo con compasión.
Subí a la ambulancia después de decirles a los chicos que la siguieran. Por desgracia la ambulancia se dirigió al hospital del centro de la ciudad, donde prometí nunca regresar a menos que tuviera un recuerdo lindo para llevarme. Sacaron a Rayven de la ambulancia y la llevaron por los pasillos muy acelerados. Esto es una emergencia. Esta no era buena señal.
- Lo siento no puedes pasar - la enfermera me detuvo en la sala de emergencias, donde, detrás de ella atendían a Rayven cerrando las cortinas aislándola de todo lo demás.
Caminé lentamente hacia la sala de espera, los chicos llegaron no mucho tiempo después de que me senté.
- ¿Qué te dijeron? - Todos entraron a la sala caminando en manada en mi dirección.
- Aun nada - contesté desanimada.
Estuvimos bastante tiempo esperando noticias de Rayven, pero a lo lejos, reconocí la cabellera negra similar a la de la chica que había acompañado en la ambulancia. Annie Tyler. La madre de Rayven.
- Adriana ¿Qué fue lo que pasó? - preguntó apenas entró a la sala de espera y me vio.
- No lo sé cuándo yo llegue ella estaba de esa manera - mi voz sonaba entre cortada, no podía decir palabra alguna sin que alguna lagrima saliera de mis ojos.
- Familiares de Rayven Tyler - El doctor entró a la sala de espera atrayendo todas las miradas de nosotros.
- Soy su madre - respondió Annie de inmediato - ¿Cómo está mi hija doctor?
- Después de que el auto la golpeara tuvo una contusión en la parte trasera de la cabeza haciendo que quedara inconsciente y en estado de coma, lo lamento - el doctor dijo todo muy rápido sin deberla ni temerla.
- ¿Cuánto tiempo estará en coma? - preguntó de nuevo la señora Tyler.
- Nunca se sabe con certeza pero debido al golpe que tuvo de cuatro a cinco meses, tal vez un año - contestó amablemente el doctor - disculpen mi apresurada salida pero me tengo que ir. Me necesitan en el quirófano.
El doctor salió de la sala de espera dejándonos a los siete solos. Nos quedamos en silencio sin que nadie dijera nada. El celular de Annie comenzó a sonar, sino es del trabajo es Andy, el padre de Rayven.
- Tengo que contestar - se levantó de su silla y camino lo más lejos para que no la pudiésemos escuchar.
- Todo esto es mi culpa - dije de repente - si no le hubiese dicho todo esto de golpe todo sería diferente.
- No es tu culpa - dijo Sara - todo esto lo hiciste por una amenaza de Steven.
- Oye esto aquí no es mi culpa - dijo una voz a mis espaldas haciendo que me estremeciera.
Gire mi cabeza lentamente y me di cuenta de la persona que se encontraba a mis espaldas. Steven.
- Tienes razón Sara, esto no es mi culpa - contesté - es culpa de este estúpido.
- Con mi inteligencia no te metas - dijo en forma de broma e hizo que me enojara aún más y me comenzara a abalanzar sobre el para golpearlo pero lástima que Dylan me detuvo.
- Sino me hubieses presionado condecirle, esto no hubiera pasado, todo esto es tu culpa, todo por amenazarme con los deseos de Rayven - mi voz era molesta, y alavés entrecortado.
- Oye sirenita, yo no te dije que se lo dijeras de tal manera que quisiera suicidarse - se excusó. La sangre me hervía en mis venas.
- Jóvenes les pediré que guarden silencio sino retírense, por favor - la enfermera que paso ahí por casualidad nos llamó la atención.
- Ya nos retiramos señorita - contesto Amelia levantándose de su asiento.
- Váyanse ustedes yo me quedare aquí - hablé sin levantarme de la silla tan incómoda que ya estaba molestando en mi trasero.
- Tú te vas con nosotros - Dylan me levantó de mala gana jalándome la mano para hacer que me parara, haciendo que me resbalara de la silla y quedara en una extraña posición - Adriana levántate.
- No, yo me quiero quedar aquí con mi amiga y cuidarla, ella me necesita - Dylan se quedó callado unos segundos haciéndome pensar en irme o quedarme.
- Por favor, ven con nosotros, para buscar el libro de magia de Sara, para ver si hay algo que podamos hacer para salvarla - Luna tenía razón, podíamos buscar alguna manera para salvarla.
- Bien - finalmente decidí ir con ellos.
Salimos todos del hospital después de decirle a Annie que teníamos que ir a clases. Las cosas entre todos se ponían muy tensas, yo no podía ver a Steven sin mirarlo con odio o quererlo matar. Las cosas se habían puesto así por su culpa, desde el principio Sofi nunca debió de querer recoger aquella botella de Harnerstay, nunca debí dejar que Rayven frotara aquella botella, nunca debí dejar que Steven me manipulara a su antojo, nunca debí de dejar descubierta aquella ventana, nunca debí de haber visto la luna, nunca debí de haber roto aquel campo y nunca debí de haber ido la casa de Rayven. Solamente nunca debí de haberle ocultado esto, nunca debí de dejarla sola y tampoco debí de apartarla. Esto es mi culpa, no de nadie más, solo mía. Lo demás solo fueron complementos para que esto se realizara. Pero como dice mi madre, todo pasa por una razón, pero que muera o quede en coma para siempre no es una buena razón, ya perdí a mi padre y no pienso perder a mi mejor amiga por nada del mundo.
Editado: 16.02.2018