La mañana de Jana era de lo más tranquilo con un sol radiante que se fijaba en el punto más alto del cielo y este daba una buena iluminación para ella mientras se encontraba regando sus flores favoritas del jardín.
Tenía de muchos colores y entre ellos destacaban sus favoritas, las margaritas, ella las ha estado cuidando muy bien y con la debida atención. No le gusta que ninguna de sus flores esté descuidadas o abandonadas. Dice que nunca las dejará en ningún momento morir ya que es su lugar seguro aquí con ellas.
Las ha plantado en la parte trasera de su casa ya que no quiere que ninguna persona se acerque a ellas. En la parte del frente fácilmente las puedes arrancar ya que no hay ningún cerco de jardín que los separe.
Pasa la mano por su frente secando un poco de sudor ya que el clima está caluroso. Agarra la regadera y deja caer el agua en cada una de sus flores.
Las gotas de agua se deslizan mientras ella las observa procurando que todas se rieguen bien y que a ninguna le falte agua.
Una sonrisa se dibuja en su rostro.
Admira las flores porque le gusta el color vivo, los colores llamativos y únicos de estas.
Ahora que ha dejado las flores se dirige al gran roble que tiene también y sostiene la manguera mientras abre el caño de agua para que caiga de igual manera. Las gotas salpican haciendo que Jana se ría ya que no importa cuantas veces diga que no se mojará, pero de una u otra manera termina haciéndolo.
Iba a regar el tronco del árbol en la parte superior, pero se percata que hay una pequeña pupa de mariposa que cuelga de este. Jana lo observa con gran detenimiento preguntándose cuánto tiempo llevará ahí, ya que la última vez que estuvo ahí no había nada.
No la toca porque teme que esta se valla a caer y ya no termine su proceso, así que esperará el día en que salga para poder observar bien sus colores.
—Apuesto a que a James le gustará —se dijo para sí misma.
Termina de regar el árbol y a todos aquellos que les falta. Todo esto hace que su tarde se mantenga entretenida y sin aburrimiento.
Poco después escucha que alguien la llama.
—Jana, ¿ya terminas? —la voz de su hermano la saca de su estado de atención.
Se levanta del lugar y lo mira.
—¡Si, en un momento voy! —le grita mientras se limpia las manos en su pantalón.
Su hermano asiente e ingresa a la casa.
Termina con las últimas flores que tal vez necesitan un poco más de tierra y agua.
—Va todo bien y hermoso —dice mientras admira su jardín.
Luego se lava las manos e ingresa a la casa donde su hermano la espera para almorzar.
—Van mejor como la última vez, ¿sabes? —Jana menciona llevando su plato a la mesa— he incluso pienso que todavía hay espacio para plantar otras más.
Su hermano le dedicó una sonrisa a la vez que iba junto a ella para dejar los platos que faltaban.
—Bien, me dices cuales quieres y las traigo —despeinó su cabello y se quejó.
—¡James!
Su hermano se vuelve a reír.
James es el hermano de Jana, ella lo estima mucho y piensa que es su mejor consejero. Son muy unidos y ambos intentan siempre buscar una solución a cada problema que se les presenten.
Nunca se han dejado solos y a cada que logran algo que ellos consideran que es bueno lo celebran.
Viven en un pueblo a unos cuantos minutos del centro, es por eso que siempre tiene que salir temprano de casa cuando tiene trabajo. Además de eso estudia, siempre intenta que sus horarios de trabajo no interfieran en sus estudios ya que no le gustaría perder cursos por faltar o no rendir exámenes
Ya le faltan unos cuantos ciclos para terminar su carrera.
Cuando era adolescente siempre pensó tener una casa propia, pero nunca imaginó que sería demasiado pronto y con su hermana cuidándola. Aun así, él la protege y la cuida con su vida. Le quiere mucho y no la deja que se exponga a aquellas personas que perjudiquen en su vida.
Ya sentados en su silla respectiva, ambos comen en silencio y a la vez hablan sobre cualquier cosa que se les vengan en mente.
Jana agarra el recipiente que contiene ensalada y se echa una pequeña porción en su plato.
—¿Puede venir hoy Emma? —Jana hace la pregunta.
Su hermano asiente bebiendo un poco de jugo de manzana.
—Claro que sí. ¿Por qué no?
—Gracias, tengo que hablar con ella sobre el importante día que será mañana—dice con orgullo.
—Se que será un gran día el de mañana. Además, también tengo el nuevo trabajo de ayudante en la biblioteca —la mira a los ojos— será de gran ayuda para pagar los gastos de la casa.
Jana se pone pensativa con lo último que ha dicho su hermano y dice que él se desgasta trabajando ya que siempre cambia de trabajo cuando ya no necesitan más trabajadores, agregando a eso que él duerme poco por los trabajos que tiene que presentar.
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emociones y sentimientos, soledad y tristeza, hermano y mejores amigos
Editado: 30.03.2024