Metamorfosis

CAPÍTULO 7

Capítulo 7

La tarde caía suavemente sobre el vecindario, pintando el cielo con tonalidades cálidas y suaves matices de naranja y rosa. La luz dorada del atardecer bañaba la calle residencial, creando una atmósfera tranquila y acogedora.

La casa de Jana se alzaba modesta pero acogedora, con su fachada blanca y enrejados adornados con enredaderas de colores. El jardín delantero estaba adornado con macetas de flores vibrantes que agregaban un toque de color al entorno. 

Emmet llegó pedaleando en su bicicleta, deteniéndose frente a la casa de Jana. La suave brisa agitaba ligeramente las hojas de los árboles cercanos, creando un susurro reconfortante en el aire. Los últimos rayos del sol se filtraban a través de las ramas, iluminando la escena con un resplandor dorado.

Jana, agradecida por la compañía de Emmet, se bajó de su bicicleta con una sonrisa de gratitud. El silencio del vecindario se mezclaba con el sonido lejano de los pájaros que regresaban a sus nidos, creando una sensación de tranquilidad y serenidad en el ambiente.

La tensión se palpaba sutilmente en el aire cuando Emmet se rascó la nuca con un gesto incómodo, indicando su nerviosismo. Sus palabras salían con cierta torpeza, la expresión de su rostro mostraba una mezcla de determinación y timidez, mientras sus ojos avellana reflejaban su ansiedad.

Sin embargo, al notar la expresión nerviosa de Emmet, sus cejas se fruncieron ligeramente.

—¿Estás bien, Emmet? —preguntó Jana, notando la incomodidad en sus ojos.

Emmet asintió, un ligero rubor tenue apareciendo en sus mejillas. 

—Sí, claro, todo bien — respondió, pero su voz sonaba ligeramente tensa.

Al acercarse a la puerta principal, Emmet detuvo sus pasos y se rascó la nuca con gesto incómodo de nuevo.

—Oye, Jana, uh... Quería preguntarte algo —dijo en voz baja, evitando mirar directamente a los ojos de la chica.

El corazón de Jana dio un vuelco ante la repentina timidez de Emmet. 

—Claro, ¿qué pasa? —comentó con curiosidad, preocupada por la evidente incomodidad de su amigo.

—Verás... Estaba pensando si te gustaría salir, quizás ir al cine o a tomar un café... o a donde tú prefieras en algún momento —murmuró Emmet.

Jana sintió cómo su corazón latía más rápido, sorprendida y al mismo tiempo emocionada por la propuesta. Sin embargo, notó la tensión en la voz de Emmet y cómo evitaba su mirada.

—Emmet, claro que me encantaría  —respondió Jana con una sonrisa sincera—. No tienes que sentirte nervioso por preguntarme eso, de verdad. Será genial.

Emmet levantó la mirada, sorprendido por la respuesta positiva de Jana. Una mezcla de alivio y felicidad se reflejó en sus ojos avellana. 

—¡De acuerdo, genial! Estoy esperando entonces —dijo, intentando recuperar la compostura.

Ambos intercambiaron una sonrisa tímida antes de que Emmet se despidiera y comenzara a pedalear hacia su casa. 

Jana permaneció en la entrada, con una mezcla de emociones: emoción por la invitación y un atisbo de preocupación por la incomodidad que había notado en su amigo.

La escena dejó a Jana pensativa, preguntándose sobre las emociones y las preocupaciones que Emmet ocultaba tras su invitación, esperando el momento en que pudiera descubrir más sobre lo que sucedía en la mente de su amigo. 

****

El suave resplandor del sol filtrándose por las cortinas semitransparentes iluminaba la habitación de Jana. La luz matutina pintaba suavemente los muebles de madera clara y los tonos pasteles de la decoración, creando una atmósfera serena y acogedora.

Jana, envuelta en la calidez de las sábanas, yacía plácidamente en su cama, con el rostro sereno y una leve sonrisa en los labios, sumergida en el mundo de los sueños. El suave susurro del viento acariciaba las cortinas, creando un movimiento tranquilo en la habitación.

De repente, una voz suave y familiar rompió el silencio matutino. 

—Jana —murmuró James con ternura, acercándose a la cama.

Ella, entre sombras de sueño, parpadeó lentamente, despertando de su plácido descanso. Con gestos adormilados, se frotó los ojos mientras miraba a su hermano mayor, con una mezcla de confusión y curiosidad. 

—¿James? ¿Qué sucede? — preguntó con voz somnolienta.

Su hermano, con una sonrisa emocionada, se inclinó ligeramente sobre la cama. 

—¡Despierta, pequeña! ¡Tengo una gran noticia! —exclamó con entusiasmo, mostrando una chispa de emoción en sus ojos.

Jana, ahora más despierta y expectante, se sentó en la cama con una mezcla de intriga y emoción. 

—¿Qué pasa, James? ¿Qué es esa gran noticia? —preguntó, con la curiosidad brillando en sus ojos.

James, con un brillo emocionado en la mirada, le dijo:

—¡Nos vamos a dar un paseo! ¡Tengo algo especial que decirte y quería celebrarlo contigo!

La habitación se llenó de una energía contagiosa y positiva. James observó a su hermana, con una sonrisa radiante y llena de complicidad, mientras Jana, emocionada y llena de curiosidad, se levantaba de la cama rápidamente para arreglarse, llena de expectativas por la sorpresa que su hermano mayor le tenía preparada.




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